Dicen que mientras hay vida hay esperanzas, pero la realidad es cruel en este sentido con Central. Es que el equipo Canalla comenzó a transitar el camino al que nunca hubiese querido subirse, el de jugar por jugar. Si de llamar las cosas por su nombre se trata, lo que logre Central de aquí en más tendrá mayor implicancia para el futuro de Matías Lequi que para el equipo en sí.
Central complicó el ingreso a la Copa Sudamericana
Haberle ganado a Barracas Central hubiese significado que el partido de esta noche en Mendoza tuviera otra relevancia, pero la derrota fue prácticamente categórica desde las posibilidades de clasificación a Copa Sudamericana.
En este nuevo contexto, de desencanto absoluto, Central encara la recta final de un torneo en el que jamás logró hacer pie, ni con Miguel Angel Russo antes ni con Lequi ahora. Apenas el sabor del clásico ganado en el Gigante y no mucho más.
Está demasiado fresco el recuerdo de lo que fue la oscura noche en el Gigante contra Barracas y con esa sensación de frustración el Canalla saltará a la cancha de la Lepra mendocina para ver si logra meterle una pizca de decoro a la campaña.
Las chances a copas internacionales se esfumaron
Y que la chance de copas internacionales ya se haya esfumado hizo que el foco cambiara automáticamente de dirección. Lequi está muchísimo más necesitado que los jugadores, aunque todo tenga que ver con todo.
El entrenador que fuera nombrado de manera oficial como reemplazante de Russo no hace mucho tiempo hoy camina por la cuerda floja producto de los malos resultados. La dirigencia abrió el paraguas por las dudas y comenzó a otear el panorama en caso de darse (en el momento que sea) un cambio de entrenador.
Matías Lequi le pone el pecho a la situación
El propio Lequi le puso las palabras justas a esta situación. “Estuve, estoy y estaré hasta que el club necesite una mano”, tiró minutos después de consumada la derrota frente a Barracas Central. Como buen entendedor de la forma en la que se vive el fútbol en Argentina, sabe que todo puede pasar, desde ganar todo lo que resta y afirmarse en el cargo o bien meter un par de tropiezos más y que la cosa se torne insostenible.
Y esto de lo que se habla está lejos de ser una sensación, o de tratarse de algo que se haya generado por arte de magia. Es parte del coletazo que dejó la última derrota, en la que los hinchas cargaron contra los jugadores y también contra el DT.
Si de los jugadores se trata, ellos también tienen su cuota de responsabilidad y son quienes deberán dar la cara por ellos mismos, por el equipo y, si se quiere, por el propio técnico. Eso sí, enfrente hay una cuesta sumamente empinada, condicionada por un muy mal funcionamiento como equipo, desde hace varias fechas, y además maltrecho desde lo anímico.
El intento será con una rotación otra vez pronunciada en lo que hace a nombres, porque Lequi debió meter mano en el equipo, con algunas ausencias obligadas y otros habituales titulares que ya están en condiciones de volver.
A Central hay un presente que lo oprime y por eso la necesidad de hallar una bocanada de aire puro, algo que le permita respirar mejor, pero la descompresión que necesita también es de cara a un futuro extremadamente inmediato. ¿Cómo es eso? Cinco días después de este partido en Mendoza, Central volverá a presentarse ante su gente, en el Gigante contra San Lorenzo y allí quien marcará presencia es nada menos que Russo. Ya se sabe que será un condimento especial.
Está en la tierra del buen vino, casi sin espíritu de copa. Por el calor que está pasando desde lo futbolístico, ganar será lo más parecido a un vaso de agua en medio del desierto.
Formaciones
Independiente Rivadavia: E. Centurión; M. Cardillo, E. Burgos, S. Studer y T. Ostchega; E. Ham, F. Romero, L. Sequeira y D. Tonetto; S. Villa y V. Ramis. DT: DT: Alfredo Berti. 4-4-2
Rosario Central: J. Broun; E. Ocampo, F. Mallo, C. Quintana y A. Sández; A. Solari, K. Ortiz, S. Beltrán e I. Malcorra; G. Duarte y M. Ruben. DT: Matías Lequi. 4-4-2
Hora y TV: 21 - TNT Sports
Estadio: Bautista Gargantini
Arbitro: Nicolás Ramírez