—En Malasia estuve en el 2023 en el club Johor y luego en 2024 salió la oportunidad del Everton de Chile que es un equipo del Grupo Pachuca, donde tuve un desafío a nivel deportivo que era lo que estaba buscando, ya que uno del otro lado del mundo a nivel competitivo no es tan visible.
—¿Cómo fue tu paso por Chile?
—El desafío fue grande porque el club estaba en una crisis, venían de despedir al entrenador, sabiendo que estábamos en un equipo como Everton que podíamos aspirar a estar entre los primeros ocho. Fue un año de mucho crecimiento, aprendizaje, desgaste, pero al fin y al cabo logramos cumplir con los objetivos, le dimos al juego una identidad ofensiva y terminamos siendo el equipo que más pateó al arco en la liga, promovimos juveniles y logramos lo que parecía imposible que fue entrar a la Copa Sudamericana. La experiencia fue fantástica, muy buena, ya que fue mi primera vez en Sudamérica como entrenador.
Esteban Solari y su paso por Chile
—Chile es una plaza con muchos jugadores y técnicos argentinos.
—Muchísimos, es un mercado que tiene mucho potencial. Hay muchos clubes que son SAD (Sociedades Anónimas Deportivas), que los dueños los ven como una inversión y llevan jugadores y entrenadores argentinos. A nosotros también nos tocó hacer una buena campaña.
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—En Argentina está el debate entre SAD y el modelo de clubes tradicionales sin fines de lucro. ¿Para el DT es lo mismo trabajar en un club u otro?
—Cada club es como una casa. Es distinto a lo que te puede ofrecer. Hay clubes que son sociedades sin fines de lucro, están bien organizados y no tienen necesidad de cambiar. Dan ganancias, tienen una buena estructura y generan juveniles. Y hay otros que tal vez por el formato que tienen les vendría bien otro tipo de organización. Creo que no hay una verdad absoluta en este caso. O tal vez hay clubes que les conviene ser una parte como SAD en lo deportivo y mantener la institucionalidad para los socios en otras áreas.
—En Argentina, Boca y River se refuerzan muchísimo a diferencia de los otros equipos, ¿en Chile pasa los mismo con los poderosos?
—Pienso que allá en Chile es un poco más parejo viendo este último mercado de River y Boca. Lo que pasa con Boca y River es que son dos súper equipos y para ponerse a la altura de lo que compiten necesitan refuerzos de mucha jerarquía. Pero también son clubes que venden a buen dinero. En Chile no es lo mismo la inversión en jugadores, aunque los grandes se refuerzan más que los chicos.
—Cuando asumís en un equipo, ¿qué hacés en los primeros días de trabajo?
—Como además soy profe de educación física, lo que más me gusta es formar a las personas. Pienso que ahí está el éxito. Uno cuando llega a un club como entrenador lo que quiere es armar un grupo, parece tan simple, pero es complejo. Hay treinta voluntades y de ellas jugarán once y algunos cambiarán en algún momento, otros quedarán afuera del banco. Y que todos tiren para el mismo lado, poder inspirarlos, darles una visión, es un trabajo bastante complejo. Y ahí está más de la mitad del éxito del entrenador. Después está la identidad de juego del equipo.
La presión del resultado
—¿Cómo manejas la urgencia del resultado?
—Se prioriza la identidad, porque uno para transmitirle al jugador cuáles son los objetivos, tiene que tener muy claro la identidad que le querés dar al equipo. Siempre me gustó ser un equipo que tiene la pelota y juega bien al fútbol, ganador, competitivo, con mentalidad, con carácter, con inteligencia. Hoy la parte mental del futbolista es lo más importante. Porque el jugador quieras o no que llega a primera división tiene cualidades técnicas. Y la táctica se trabaja. Pero lograr ese jugador con carácter e inteligencia táctica para sostenerla durante noventa minutos y 30 fechas, siempre con una emocionalidad alta para creerse lo que puede lograr, creo que es lo más desafiante del fútbol.
—¿Qué te dejó la experiencia en juveniles de la selección argentina?
—Primero tuve la posibilidad de descubrirme y desarrollarme como entrenador en Rosario Central. Ahí empecé en la sexta división, ayudante también en cuarta y trabajando en la secretaría técnica del primer equipo que terminamos consiguiendo el título de 2018 en la Copa Argentina. Ahí tuve la oportunidad de crecer como entrenador por lo que estoy profundamente agradecido al club. Y luego me presentaron un proyecto con Fernando Batista para trabajar en la selección argentina. Hubo una reestructuración donde eligen a Lionel Scaloni como entrenador de la mayor. Nosotros como DT de la sub-20 y sub-23. Y estaba Pablo Aimar en la sub-17 y Diego Placente en la sub-15. Y con Fernando desarrollamos un proyecto juvenil de más de cuatro años y fue increíble. Plasmamos una idea, un proyecto de trabajo. Además de haber sido subcampeones del Sudamericano, campeones Panamericanos, campeones preolímpicos y dejar una base de jugadores que hoy los ves estar en la mayor y es gratificante.
—¿De aquellos chicos cuáles están hoy en la mayor?
—Trabajamos con Lisandro Martínez (exNewell’s), el Cuti Romero, Nahuel Molina (exCentral), Enzo Fernández, Alexis Mac Allister, Nico González, Julián Alvarez, entre otros. Es el fruto de un trabajo mancomunado en la selección muy bueno con Scaloni, Aimar y todo su equipo, que dio sus réditos.
El fenómeno Scaloni
—¿Te imaginabas que la designación de Scaloni en la selección iba a ser tan acertada y exitosa?
—La verdad que fue un gran acierto de Claudio Tapia (presidente de la AFA) la elección de Scaloni, un DT que le trajo la tranquilidad que necesitaba la selección para trabajar de una manera consecuente con lo que se requería en ese momento. Porque Scaloni trajo mucha humildad, es tranquilo y se había formado en España, había jugado 20 años al fútbol profesional, era lo que se necesitaba. Hizo un trabajo impresionante y siempre rescato la humildad con la que se maneja él y todo su cuerpo técnico.
—¿Cómo lo ves al fútbol rosarino?
—Siempre lo miro. Me pasa con Newell’s y Central que les tengo mucho cariño al fútbol rosarino. Siempre tengo ganas que el fútbol rosarino explote. Además de dirigir en inferiores me tocó citar a muchos jugadores de Newell’s y Central a la selección y uno ve el potencial del jugador rosarino. Qué vamos a decir. Este lugar en el que estamos sentados nosotros es el semillero del mundo. Y que no sean clubes que estén compitiendo todos los años por salir campeones, como entrenador digo que hay que hacerlos explorar más a los clubes de acá. Porque tienen mucho potencial, tienen la materia prima, la pasión de la hinchada, historia y podrían mantener el protagonismo mucho más. Es mi deseo. Uno quiere mucho a los clubes de su ciudad.
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La pasión de los rosarinos
—Esa gran pasión de los hinchas no les juega un poco en contra a los clubes por los apuros y las urgencias. Por ejemplo, en un año hasta llegan a pasar varios DT por cada club.
—Sí, pero no es la gente la que elige a los entrenadores. Habría que plantearlo al revés. La gente tiene derecho a ir a la cancha y manifestarse. Yo digo que la cancha es como el circo romano de antes. La gente va a la cancha a ver a veces fútbol, a veces a sacarse la bronca, a veces a ver morbo y es todo parte del producto que es ir a la cancha. Pero los que toman las decisiones, contratan a los jugadores y los entrenadores y evalúan los proyectos son los directivos. Ahí no podemos mirar para el costado. Hay que asumir las responsabilidades. El fanatismo del hincha, obviamente que esté controlado y no sea con violencia, es bárbaro. La pasión nos representa. Habría que sacarle más el jugo y que no sea un causal que impida crecer.
—¿Tenés ganas de dirigir en tu país?
—Me encantaría dirigir en Argentina, en Sudamérica, y estoy terminando el curso en la Federación Española para poder entrenar en Europa. Hoy me siento capacitado para poder dirigir y tengo un grupo de trabajo de primera calidad.