Transitada ya más de la mitad de la fase de grupos, asistimos a una Eurocopa que ofreció goles para todos los gustos, juego franco casi sin especulación y partidos con mínimas interrupciones.
Transitada ya más de la mitad de la fase de grupos, la Eurocopa ofreció goles para todos los gustos, juego franco casi sin especulación, partidos con mínimas interrupciones y estrellas con opinión política.
Por J.C.Verona
Kylian Mbappé, la estrella ausente en el choque de Leipzig, llamó el domingo último “a todos los jóvenes a votar", contra el avance de la extrema derecha europea.
Transitada ya más de la mitad de la fase de grupos, asistimos a una Eurocopa que ofreció goles para todos los gustos, juego franco casi sin especulación y partidos con mínimas interrupciones.
En lo visto hasta ahora, los 21 encuentros jugados ya que la televisación no tiene codificados como si sucede con la Copa América, los goles no faltaron y se desterró el 0 a 0. Esto hasta el choque estelar en Leipzig, donde Países Bajos marcó a los 68’ (ante Francia) pero el tanto de Xavi fue invalidado por posición adelantada de Dumfries, en la única decisión del VAR que demoró unos segundos más que el promedio del resto del torneo, donde los fallos se corroboran de manera casi instantánea.
Otra prueba más de lo lejos que está el fútbol argentino del regido por la Uefa, cuando en primera división de AFA generalmente los parates son de hasta 5 minutos para definir por videoarbitraje. Claro, como excusa se apela a cuestiones técnicas y a la menor cantidad de cámaras, pero aún así la demora es un despropósito que atenta contra el espíritu del juego.
Además, en esta Euro se coló también la opinión política, cuando la estrella ausente en el choque de Leipzig, Kylian Mbappé, llamó el domingo último “a todos los jóvenes a votar, los extremos están a las puertas del poder y tenemos la oportunidad de elegir el futuro”, en una declaración sincera ante el avance de la extrema derecha europea, algo no muy habitual en el planeta fútbol, sobre todo en algunas figuras albicelestes que parecen abstraerse de las preocupaciones diarias a las que someten los gobiernos a los más desprotegidos.