Los sueños muchas veces logran ser cumplidos y más aún cuando no se deja de soñar. Ni de rendirse ante cualquier obstáculo y mantener la mente fija en llegar a lo pretendido. En el fútbol una de estas situaciones se vivió y sirve de ejemplo de que jamás hay que darse por vencido porque en cualquier momento puede surgir la posibilidad tan ansiada. Eso es lo que le sucedió a Diego Armando Díaz, quien dejó su Chaco natal hace largos años en busca de un futuro de ensueño y después de pelear y nunca bajar los brazos le llegó el momento de tocar el cielo con las manos al debutar el fin de semana con la camiseta de Unión y de la mano del Kily González.
La historia de Díaz es digna de una película. Nació hace 23 años en Los Frentones, una pequeño pueblo de algo menos de 7 mil habitantes y distante a mil kilómetros de Rosario. Desde que dio sus primeros pasos comenzó a correr detrás de una pelota en la vereda de su casa y en la canchita de su barrio.
Su nombre Diego lo lleva por Maradona, su ídolo, y Armando en honor a su tío. El fútbol fue el deporte que abrazó desde chico y por sus condiciones tuvo la chance de jugar en Vía y 9 de Julio de la liga chaqueña con el acompañamiento de una familia humilde y con ocho hermanos. Es por eso que debía trabajar en una carbonería para colaborar con sus padres, algo similar a la adolescencia que transitó Ángel Di María.
Goles y hambre de gloria
El sacrificio era el común denominador en la familia Díaz y de este potente goleador. Así fue como llegó a Unión de Arrufó (Liga Ceresina) y Sportivo Las Parejas (Cañadense), club que primero lo cedió a préstamo a Central Olímpico y luego a Susanense. Precisamente a los Diablos Rojos en 2024 los condujo rumbo al título de la Liga San Martín después de 26 años al anotar a lo largo de toda la temporada 47 goles en 43 partidos (10 anotó en la Copa Federación, 7 en Copa Santa Fe, 12 en el torneo Apertura y 18 en el Clausura).
Embed - ¿El Vardy argentino? Del fútbol regional a primera división | Diego Armando Diez (Refuerzo de Unión)
Los goles, la potencia y el hambre de gloria que mostró Díaz a lo largo de toda la temporada con los Diablos Rojos de María Susana trascendió en la provincia y desde el Tatengue comenzaron a seguirlo de cerca. Hasta que llegó el okey, la dirigencia de Unión acordó un préstamo con cargo y opción de compra con Sportivo Las Parejas y se lo llevó a la capital de la provincia.
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Entrenamiento con botellas
Esta chance no sólo entusiasmo a Díaz (cuyo apodo es DAD) sino que lo motivó a prepararse, entrenando con la 9 de Susanense en el patio de tierra de su casa y utilizando botellas de Fernet como conos. Era la oportunidad de su vida y la que estaba buscando para su familia, sobre todo para su esposa Araceli y su hijo Bastian. Y el sábado, después de jugar algunos partidos en reserva, le tocó hacer su presentación en primera división en el triunfo del Tatengue por 1 a 0 ante Gimnasia y Díaz metió un tiro en el travesaño. "Si hacía ese gol el estadio se venía abajo", dijo tímidamente el chaqueño, que logró cautivar a los amantes del fútbol con su historia de sacrificio y superación.
Sueño hecho realidad
"Estoy cumpliendo un sueño", esbozó con la simpleza el chaqueño que nunca bajó los brazos y luchó por dar el gran salto. El camino fue sinuoso y lento, pero esas ganas lo llevaron a darse cuenta que nunca es tarde y hoy vive su momento de gloria. Ahora todo dependerá de él y tendrá que mostrar ese fútbol -y goles- que lo llevó a la máxima categoría.