Alejandro Arce nació en San Juan, no conoce Rosario y fanático de Central. En 2014 tuvo una mala experiencia en la previa de la final de la Copa Argentina.
Por Carlos Durhand
La Capital ya está en San Juan esperando la llegada del plantel de Central que estará arribando a esta ciudad este viernes cerca de las 20. Como es costumbre siempre hay algún canalla dando vueltas para ver a los jugadores y sacarse alguna foto.
Este es el caso de Alejandro Arce quien nació y vive en San Juan. Tiene 60 años, está casado con Cecilia Mercado y tiene siete hijos, todos mayores de edad. Trabaja en la municipalidad del departamento Caucete y tiene una historia muy particular con Central ya que a pesar de los casi 1.000 km de distancia de chiquito abrazó al Canalla y en cada frase muestra su fanatismo.
Además contó un episodio donde le hicieron el cuento del tío, previo a la final que los canallas perdieron en San Juan ante Huracán en la Copa Argentina 2014.
“Nosotros somos tres hermanos varones. Mi papá le regaló a mis dos hermanos mayores la camiseta de Boca y a mi no. Yo tenía 4 ó 5 años y recuerdo ese episodio. Me dijo que no me había traído una camiseta para mí porque era el arquero del equipo. Eso no me gustó y una vez sentí nombrar a Central y desde ese momento me hice hincha. En la década del 70 trataba de escuchar cuando se podía algún partido de Central. Y a mi me gustaba el Flaco Landucci, que heredé su apodo.
“Tengo mucho fanatismo y me tomo muy mal las derrotas. Mis hijos también son canallas y a mis nietas Abbie Emiley y Asier Adeline, ya les estoy enseñando lo que es Central. Estoy muy contento de haber elegido este club tan especial. Ya tengo 60 años y siempre ando con alguna camiseta canalla por todos lados”, expresó Alejandro Arce.
“No es difícil ser hincha de Central a pesar de la distancia. Me siento muy feliz, todos me conocen por ser canalla. Además, casi que no hay hinchas canallas en Caucete. Yo lo llevo en el corazón al igual que mis hijos y llevamos con orgullo los colores”.
“Los partidos de Central los veo por TV y sentado en el mismo lugar. Normalmente tengo un lugar especial en la mesa que lo tomo como una especie de cábala. Cuando perdemos tengo que aguantar las cargadas en el trabajo, pero siempre con mucho respeto”.
“Tuve una dura experiencia el día que perdimos la final con Huracán en la Copa Argentina en 2014. Nos vinimos muy tristes con mi hijo más chico. Porque en lugar de ir a comprar las entradas a la liga sanjuanina, me puse a hablar con unos hinchas de Central antes del partido, afuera de la cancha que tampoco tenían entradas, y como ellos tenían que adquirirlas les dí la plata. Pero nunca volvieron con los tickets".
"Por suerte tenía un dinero dentro del auto así que compré dos plateas en la reventa y pudimos entrar muy cerca del horario del partido. Les comenté a otras familias ya que lo sentía como una decepción, más por hijo, y encima luego perdimos. Igual encontré en ese partido otros canallas muy buenos que le regalaron una camiseta y un gorro de Central y esos gestos nunca se olvidan”.
“Fuimos a varios partidos acá en San Juan. En la promoción contra San Martín también fue un día triste, pero más allá del resultado, al ver a nuestros ídolos estábamos muy contentos. Como nos va a pasar el sábado que vamos a poder ver a los jugadores y al técnico. Tengo mucha fe que vamos a ganar”.
“No conozco ni Rosario ni el Gigante de Arroyito. Cuando era soltero vivía en Buenos Aires y allí sí fui varios partidos. Dos de mis hijos fueron a Rosario a eventos religiosos. Me trajeron fotos de afuera de la cancha que todavía las guardo. Si bien me gustaría ver cualquier partido de Central en Arroyito, mi sueño es ver un clásico contra Newell’s”.
“Sé que hay otros hinchas de Central en San Juan, pero no tengo contacto. Cuando voy al centro y veo que alguno está con nuestra camiseta les pregunto, pero todos me dicen que la tienen porque les gustan los colores. No hay muchas cosas de Central acá y hay que caminar mucho para conseguir algo o pedir que te traigan algo”.
Leisa, que tiene 29 años, está estudiando la licenciatura en pedagogía y tiene un emprendimiento propio en una librería. “Mi fanatismo por Central nació de chica. Somos seis mujeres y el más chico es un varón. El sentimiento lo transmitió mi papá y siempre llamábamos la atención cuando decíamos que éramos de San Juan e hinchas de Rosario Central. Es muy raro acá en San Juan, pero para mi somos el mejor club del interior por la hinchada y por los clásicos. La historia del club y los jugadores que pasaron en lo personal me llena de orgullo. Fui a Rosario y conocí el Gigante por fuera, pero es un sueño para todos ir a ver un partido y en el corto plazo esperemos poder hacerlo.
Yael, 31 años, quien trabaja en un salón de eventos y es manicurista profesional, expresó: “Llevo los colores azul y amarillo en la sangre gracias a mi papá. Cuando me preguntan si soy de Boca o de River, digo que de ninguno de los dos. Que soy de Central. Guerrera. Pude conocer a algunos jugadores cuando vinieron a San Juan. Cuando fui a Rosario me llamó la atención la cantidad de escudos y casas que hay pintadas de Central. Es muy lindo ver todo eso.
Julisa, 25 años, que trabaja y estudia en Córdoba, también hizo hincapié en el legado canalla que heredó de su padre. “En 2017 fui al Gigante y cuando puedo voy a la cancha. Guardo además muchos recortes y revistas. Me puso contenta el ascenso de San Martín porque eso significa que Central va a venir por estos lados más seguidos”.