La violencia volvió a imponerse en una cancha de fútbol. Aunque esta vez los desmanes empezaron en las tribunas y el bochorno luego se trasladó adentro de la cancha.
La violencia volvió a imponerse en una cancha de fútbol. Aunque esta vez los desmanes empezaron en las tribunas y el bochorno luego se trasladó adentro de la cancha.
Todo arrancó por los 40 minutos del complemento cuando los hinchas de la popular donde estaba Belgrano empezaron a intercambiar proyectiles con la platea de Newell's. La policía en su afán de evitar que la cosa pase a mayores comenzó a desalojar con balas de goma la tribuna popular visitante, lo que llevó a la reacción de los simpatizantes celestes, pero sobre todo a la de los jugadores piratas dentro de la cancha.
Los jugadores le fueron a recriminar esa actitud a los uniformados, algunos de los cuales forcejearon con los jugadores, que por momentos también parecieron extralimitarse en el reclamo. Pero independiente de eso, uno de los uniformados reaccionó golpeando violentamente con su bastón a Turus, el capitán pirata, al que le generó un corte en el pómulo izquierdo, lo que derivó en empujones y demás.
Luego de esa situación, el juez Mauro Ginannini identificó al policía agresor -es una faucltad del juez poder expulsar de la cancha a algún policía- y pidió que lo retirarán de la cancha, mientras luego cruzó toda la cancha para expulsar al defendor de Belgrano, Lollo, quien le habría arrojado una patada a un uniformado.
Luego de eso, y de que varios juagdores de Newell's intercedieran tratando de clamar a los jugadores piratas, de a poco volvió la calma. Y se pudo concluir el partido, aunque otra vez la violencia fue noticia en una cancha de fútbol. Y esta vez no sólo tuvo que ver con los hinchas, sino también con el accionar policial que otra vez se extralimitó en el uso de sus funciones y no derivó en un escándalo mayor porque los protagonistas no lo quisieron.