Un buen día Laura Luetich volvió a la Argentina y para ella fue meterse en el túnel del tiempo. Radicada en Cantalunya, en España, Laura llegó al país para disputar la 40ª edición del Triatlón de La Paz (Entre Ríos) que en esta oportunidad reunió a referentes de distintas épocas, protagonistas del historial de la carrera más convocante del país.
Promediando el mes de enero, en ese escenario, la triatleta multicampeona en los años noventa demostró a sus casi 60 años que aún sigue vigente: Con el número 733 en la pechera, la rosarina cronometró 1:36:10 en el grupo sprint en la categoría mujer 49/59, clasificándose segunda tras la santafesina María Inés Borzone, quien señaló un tiempo de 1:34:20.
Su performance no sorprende, o al menos no debería, ya que en los 40 años de vida de la competencia, Laura fue la atleta que más veces la ganó, ya que se subió a lo más alto del podio en 1996, 1998 y 1999. Por eso fue reconocida como una leyenda.
Fue una reunión deportiva a la que asistieron más de mil quinientos atletas, pero también un evento social. Para Laura fue reencontrarse con ex viejos compañeros, “fue volver atrás en el tiempo, algo realmente muy emotivo” como destacó la rosarina.
La invitación del Triatlón Internacional le llegó en el mes de octubre y no lo dudó. “Me parecía todo un desafío, por lo que tuve que planificar todo para venir, ya que estaba obligada a combinar la actividad con mi trabajo”, contó Laura. Para ella fue una pequeña revancha personal ya que el año pasado se había planteado participar en alguna carrera y federarse, pero una neumonía alejó la idea.
En este 2025, tomó el triatlón paceño como un inicio. Y compitió en sprint, con 750 metros nadando, 20 km de bicicleta y 5 km corriendo, en la modalidad de ruta.
El triatlón, su deporte
Si bien practicó muchos deportes, ninguno llegó a atraparla como sí lo hizo el triatlón, actividad que arrancó en 1987, dos años antes de emigrar a España. Antes de irse corrió una carrera, que resultó ser un selectivo, en la que quedó clasificada en el tercer lugar en el escalafón argentino. Con eso se aprestaba para correr el primer Campeonato del Mundo de Triatlón en Avignon. Viajaron antes, pero la Federación no la tuvo en cuenta ya que por esos años sólo miraban a los atletas de Buenos Aires. Las comunicaciones no eran como ahora y todo se manejaba por fax. Terminó sin poder participar porque no la inscribieron, aduciendo que ella tenía que asumir todos los costos que demandaba esa empresa.
Se quedaron a vivir en Europa. Empezó a correr en Catalunya, primero a nivel provincial, luego a nivel regional y después a nivel español. Lo hacía con pasaporte argentino ya que si cambiaba de ciudadanía, era un año apátrida. “En ese momento estaba corriendo el campeonato europeo de triatlón y no me convenía cambiar porque era mis mejores años. En 1993 quedé sexta de Europa en el circuito de triatlón, en elite”, comentó.
Por esos años, en España se hizo una gran promoción de la mujer en el deporte y Laura ocupaba el segundo lugar en triatlón. La primera era Catherine Davis, una canadiense, y tercera, una española. Eso hizo que los ibéricos quieran promocionar más el deporte de cantera de mujer, y fue ahí donde ella se pudo desarrollar aun no participando para la selección española. En Argentina, en tanto, no la reconocían. Por esto y por muchas cosas, la relación con la dirigencia nacional siempre fue conflictiva. “En los años en que anduve muy bien y de hecho había salido campeona argentina, las salidas eran mortíferas. Era como que querían que fueras top ten y el país no te daba nada. Nunca hubo una política deportiva”, sentenció.
De vuelta a España
En la madre patria estuvo hasta 1995. “Ese año regresamos a la Argentina y estuvimos hasta 2001, cuando volvimos a España. En ese período me consagré tres veces campeona argentina de elite”, recordó.
Lo que marcó un punto de quiebre en su carrera fue el uso de los anabólicos en las competencias. “Irrumpía la eritoproyectina (EPO) que en ese momento era de primera generación y yo no quería entrar en ese juego. Te empezás a dar cuenta que el control está siempre por detrás del doping”, reveló. Corría 1999.
Laura compitió en circuitos hasta 2019, luego llegó la pandemia y ya nada fue igual.
Hoy por hoy trabaja como auxiliar de enfermería en un psiquiátrico, por lo que la actividad física es terapéutica para ella. “Tomo la actividad física como un hábito, entonces voy en bici, corro, nado y voy al gimnasio. No estaba entrenando para una competencia específica, sino para estar en movimiento. Pero esta carrera (la de La Paz), me motivó como para decir “vuelvo”, me anoto en el club y empiezo a hacer algún circuito, y medirlo, porque a esta edad la cabeza me da más que el cuerpo”, concluyó.