El equipo no fue compacto y duro en la marca como buscaba el DT en su primer partido en el banco rojinegro. La elección de algunos jugadores no resultó
Por Rodolfo Parody
Virginia Benedetto / La Capital
Saúl Salcedo jugó como último hombre y no respondio. Debió cerrar en el primer gol de Barracas Central.
Newell’s volvió a ser el mismo de las anteriores seis fechas. Nada cambió con el debut de Cristian Fabbiani como entrenador. La caída contra Barracas Central por 2 a 0, al margen de la incidencia determinante del árbitro Pablo Echavarría y del VAR, a cargo de Hernán Mastrángelo, expuso los problemas de siempre.
En los pocos días al frente del plantel, el Ogro no pudo corregirlos. Ni siquiera logró que se diera una respuesta mínima a lo que pretende.
Newell’s tuvo desacoples defensivos. Cometió errores en el fondo. Le faltó contención en el medio. Se repitió en toques intrascendentes durante varios pasajes. Creó poco y llegó menos al arco contrario.
No se observó el conjunto sólido y aguerrido que quiere el DT, para que se cumpla con lo que declaró: “Hay que dejar de perder”.
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La responsabilidad mayor de Fabbiani fue en la elección de determinados futbolistas que no mostraron nada diferente de lo acostumbrado. El DT corrigió algo del funcionamiento del equipo con los cambios que hizo en el segundo tiempo, un tanto demorados. Es que Gonzalo Maroni y David Sotelo le dieron más fútbol a la Lepra.
Fabbiani jugó con tres zagueros y laterales volantes. Lo mismo que hacía Mariano Soso. La diferencia fue en designar en cada puesto solo a defensores. Lo ideó para tener una estructura compacta en defensa, pero no le rindió.
La primera falla, grave, fue a los 2’. Pase filtrado para Jhonatan Candia, sin que Víctor Cuesta lo persiga ni Saúl Salcedo lo cierre, y gol de Barracas. Tanto se habló del orden y de la seguridad defensiva que sorprendió la fragilidad con la que Newell’s empezó el partido.
En el balance, Salcedo defeccionó de zaguero central. No se posicionó correctamente. En el gol de Barracas, se encontraba a la misma altura de sus compañeros de zaga. Tampoco es un puesto en el que juegue con frecuencia. Lo habitual es de zaguero derecho o izquierdo con la línea de tres.
Por el lado de Cuesta, tuvo su primer partido, por lo que el análisis sobre su nivel, que fue flojo, no merece ser riguroso.
Otro que no cumplió fue Lollo. Debió jugar de zaguero derecho, con la obligación que implica salir a cortar hacia el costado. Los desplazamientos, considerando su físico, no es lo conveniente. Le cabe mejor estar en el centro de la defensa.
Con el esquema 5-2-3, la misión de los laterales volantes fue colaborar en el medio para obstruir al rival. Nada de eso sucedió. Alejo Montero no encontró la manera de controlar al Perrito Barrios. Brian Calderara tampoco fue un respaldo en la zona media.
La aparición de Juan Méndez de volante central tampoco fue una opción para la recuperación. Jugó de 5 combativo, siendo un volante mixto. Es cierto que Newell’s no tiene uno de esas características para el puesto, como por ejemplo lo fue hasta el año pasado Rodrigo Fernández Cedrés.
Luca Regiardo, sin brillar, fue el que se desenvolvió mejor en esa posición y entre los más regulares del equipo previo a la llegada de Fabbiani. El nuevo DT, al menos para este partido, entendió que debía ser suplente.
Fabbiani dijo que había que darle libertad a Ever Banega. Que debía donde se sintiera cómodo. Volvió a ubicarse de doble cinco, de nexo con la defensa para distribuirla.
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Si Banega entendió que en esta zona era provechoso, lo cierto es que Newell’s perdió un futbolista desequilibrante cerca del área rival. Porque nadie tiene su capacidad, donde los espacios no abundan, de gambetear, asistir y rematar.
La confirmación de Juan Manuel García de nueve no sirvió para llegar al gol. No es solo culpa suya con tan poca generación.
Para la segunda etapa, el DT modificó el dibujo (5-3-2), con los ingresos de Carlos González y Nazareno Fúnez. Al paraguayo no le quedó ninguna. A Fúnez sí y la pateó muy alto. Ni con dos nueve la Lepra llegó al gol. Sigue con 2 en 7 fechas.
Para colmo, los extremos tampoco aparecieron. Mateo Silvetti pasó casi desapercibido. Luciano Herrera la tocó seguido y encaró, pero las perdió o las terminó mal. Tan mal como los centros que lanzó Alejo Tabares, que entró por Calderara de carrilero y jugó un poco mejor.
Los ingresos de Gonzalo Maroni y David Sotelo levantaron el fútbol de Newell’s. Sotelo fue prolijo para tocar, lo mismo que Maroni atacando con pelota al pie.
Con ellos, se jugó con tres en el medio. El restante fue Banega. Una mitad de cancha con poco quite, aunque por el desarrollo del partido no tenía tanto sentido. Maroni y Sotelo dieron señales para ganarse un lugar entre los titulares.
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