“Lo que natura non da, Salamanca non presta”. La frase en latín quiere decir que la Universidad de Salamanca no puede darle habilidades a aquellos que no las tienen. Sirve para tratar de entender la actualidad de Newell’s, sin rumbo definido en el torneo Apertura de la Copa de la Liga.
Mariano Soso busca darle una identidad al equipo, con pruebas constantes, variantes permanentes de esquema y de jugadores en distintas posiciones. Nada dio resultado.
Por la cabeza del entrenador hay ideas que los futbolistas no muestran capacidad para desarrollar. Una vez más quedó en evidencia el viernes por la noche en una nueva derrota, frente a Central Córdoba por 2 a 0. “Lo que natura no da….”.
La principal virtud de un entrenador es analizar los jugadores con los que cuenta, entender de qué son capaces y partir de eso llevar adelante una idea de juego. Si la propuesta no tiene los interpretes apropiados, es probable que se vaya al fracaso, más allá de se ensaye una y otra vez en los entrenamientos lo que se pretende.
Refuerzos que no reforzaron
Si bien todo refuerzo que recién llega necesita un período de adaptación, en estas primeras cuatro fechas, excepto Keylor Navas, ninguno dio señales de que el plantel haya mejorado con repecto al de la temporada pasada.
Esta conformación del grupo, responsabilidad de la conducción del club, es contraproducente para el entrenador. No contar con opciones de mediana jerarquía le resta capacidad de maniobra.
>> Leer más: Keylor Navas evitó una derrota más abultada
La incorporación reciente del zaguero Víctor Cuesta y del centrodelantero Carlos González, el nueve que tanto se buscaba y que no se conseguía, se esperan a tal punto que Soso adelantó en Santiago del Estero que los tendrá en cuenta para el miércoles frente a Defensa y Justicia.
Es que hay mucha prisa por mejorar, con el clásico a la vuelta de la esquina. Un partido que habitualmente pone más que tres puntos en juego.
Si Cuesta y Cocoliso González sirven para resolver algo de lo que le está faltando al equipo, es difícil de vaticinar. Pero cuando se llega a esta situación, a pensar que el destino de un equipo puede depender tanto de uno o dos jugadores de los cuales todavía no se sabe lo que son capaces de dar, el panorama no es el mejor.
Sin soluciones mágicas
Newell’s depende de lo que hagan los jugadores. No hay misterios ni soluciones mágicas en el fútbol. Pero Soso tiene incidencia. Su responsabilidad es sacar el máximo provecho de los que están.
La verdad no ofende. Si hay jugadores de la Lepra que mínimamente, y no más que eso, cumplen una tarea en determinados puestos, no tiene sentido moverlos a otra posición, en la que no terminan funcionando.
Si hay otros que son valiosos en cierto sector de la cancha, para qué sacarlos de allí. Si se carece de futbolistas para desempeñarse en ciertas posiciones, por qué entonces no cambiar de esquema.
>> Leer más: Newell's, en estado de alerta, a una semana del clásico
Por lo observado hasta ahora, Newell’s no consigue a ninguno que funcione de carrilero. No funcionaron Alejo Tabares, Fernando Cardozo, Tomás Jacob y Luciano Herrera. El ida y vuelta y el desdoble defensivo y ofensivo les quedó grande.
La línea de tres en el fondo tampoco brindó ninguna clase de seguridad, con estos nombres que se fueron alternando: Luciano Lollo, Saúl Salcedo, Luca Sosa y Jacob.
Otro que no termina de encajar es Gonzalo Maroni, de extremo. Si bien retrocede y se tira al medio para estar en contacto con la pelota, pierde incidencia en la generación.
Mariano Soso modificó lo que le rindió
Lo que llama la atención es que Soso, cuando logra que algo le salga mínimamente bien, de inmediato lo cambia, desmejorando lo conseguido. Un caso fue el de Fernando Cardozo. Cumplió contra Aldosivi, desbordando por afuera, pero ante Central Córdoba el técnico lo mandó a hacer diagonales por el medio.
Algo parecido a lo de Luciano Herrera. Tuvo sus primeros minutos en el club ante Aldosivi con interesantes ataques siendo extremo y, para el último partido Soso lo puso de lateral volante.
Le pasó lo mismo a Mateo Silvetti. Cerró un buen 2024 de extremo y, para el debut en este torneo, el entrenador determinó que sea un falso nueve. El ensayo duró solo 45’.
Soso varía los esquemas en el mismo partido
A todo esto, Soso varía de dos a tres esquemas durante un mismo partido. Defensa con tres o cuatro, laterales volantes o volantes internos, uno o dos centrodelanteros. Si los jugadores tuviesen las cualidades para adaptarse a todas las variantes, desconcertaría al rival y sería de temer.
Pero estuvieron lejos de conseguirlo. Las tres derrotas en cuatro fechas, con un triunfo sobre Aldosivi sin sobrarle nada, no son nada más que estadísticas. Está en la capacidad de Soso en sabe qué hacer con lo que tiene para mejorar.