En este Newell’s en plena crisis, tan convulsionado, tan en declive, ninguna acción que atraviese su actualidad puede ser comprendida o asimilada de manera lineal, taxativa, o sin la distancia y la claridad que suelen aportar las perspectivas que sobrepasan el centelleo efímero de lo inmediato.
Más allá de este contexto, que no puede ser ignorado, el triunfo 2-1 sobre Independiente, en el Coloso de Parque, en la última jornada de la Liga, logró ponerle un freno a una angustiante curva de deterioro que se venía extendiendo, y consiguió despejar el panorama de arribo para Mariano Soso, el nuevo técnico leproso, que a partir de este miércoles está a cargo del plantel de primera división.
El valor de la victoria multiplica su significado y sus alcances. Más teniendo en cuenta el halo de ataduras que venía envolviendo al conjunto rojinegro y que le estaba impidiendo establecer un gesto confiable de reacción, hacia adentro y hacia afuera. Fue un bálsamo descontracturante, de enorme alivio, una estación revitalizadora, un surtidor de recomposición y reaprovisionamiento para establecer como mojón referencial para empezar a salir de su transitar irregular.
Una señal más que oportuna de desahogo que tampoco debe tapar la gran cantidad de problemas que atosigan la realidad leprosa. Que no tiene que nublar el horizonte con engaños de ocasión, con apresuramientos ni con falsos diagnósticos.
Estos esbozos de mejora se dieron justo con Soso en uno de los palcos observando el choque ante el Rojo de Avellaneda, que le sirvió para ir trazando evaluaciones en relación a todo lo que dispone y, sobre todo, a conocer más en profundidad todo lo que le falta a nivel de alternativas, que el martes quedó otra vez expuesto, a pesar del triunfo, que es muchísimo.
En este tiempo de acuciante escasez, las leves muestras de avance ante Independiente, tanto en lo numérico como en lo futbolístico, permitieron al menos comenzar a creer en nuevas direcciones de crecimiento para un conjunto que había perdido su brújula y venía sumando golpes, traspiés, e intentos fallidos de ponerse en pie.
Mejoras y respuesta emocional frente a Independiente
En esta ocasión, exhibió algunas mejoras, individuales y colectivas, y una respuesta emocional acorde a lo que se está jugando el equipo. Al menos esta vez sacó fuerzas de flaquezas y no dejó escapar el tanteador a favor. Un paso adelante muy importante, donde se explica gran parte de la cosecha gruesa que pudo volver a recolectar, ante su gente, y ante el nuevo conductor.
Hubo más orden y más concentración en el funcionamiento defensivo, que derivaron en una puesta en escena más suficiente de la zaga central. En sus retornos de sus pasos por la selección, los paraguayos Gustavo Velázquez y Saúl Salcedo, se mostraron mucho más seguros que en los duelos anteriores y muchas veces, junto a una extraordinaria tarde-noche de Lucas Hoyos, lograron despejar el peligro ante los embates de la visita.
En el primer tiempo, a Newell’s le costó resistir desde la pelota, pero en el complemento creció su juego y en ese tramo llenó de razones la victoria.
En todo el encuentro, Mateo Silvetti, Matko Miljevic y Ever Banega fueron los que tomaron las riendas de los ataques cuando el local tenía la chance de imponer condiciones.
Los goles en los inicios de cada etapa salieron a tiempo, surgieron en los momentos justos, y sirvieron para poner el trámite siempre con rango favorable, y esta vez logró llevarlo despacio (y con algo de susto sobre el final) al triunfo.
De esa manera, Newell’s terminó de impregnarle merecimientos a una colecta de puntos que se extrañaba en el parque Independencia.
Newell's cortó rachas
La victoria sobre Independiente lo hizo alcanzar los 24 puntos y así pudo salir del penúltimo puesto. Ahora está 26ª de 28ª, y por lo menos detuvo su curva de decaimiento de rendimientos y de unidades.
La Lepra llevaba 6 cotejos sin ganar (5 derrotas y 1 empate), 3 de esos en condición de local, y pudo estampar un cambio de paso en el Coloso Marcelo Bielsa, ante sus propios hinchas.
Su último grito en el Parque había sido un 2-1 (el mismo marcador que ante el Rojo) sobre Lanús, por la fecha 17ª de la Liga.
Más allá del sufrimiento en los minutos finales, Newell’s forjó un triunfo más que necesario que le arrima algo de calma en el arranque de un nuevo ciclo. Esto le permite serenar las aguas sin tener que meter la basura debajo de la alfombra, y encaminar más directamente todos los esfuerzos de reacción.
Preocupación por la lesión del arquero Hoyos
Con Mariano Soso al frente del nuevo cuerpo técnico, el plantel trabajó este miércoles por la tarde en Bella Vista, bajo la modalidad de puertas cerradas y con la mira puesta en el cotejo de este lunes, a las 22 ante Atlético en Tucumán, por la 25ª fecha de la Liga.
El centro de la atención se lo llevó el arquero Lucas Hoyos, quien sufrió un golpe muy fuerte en la rodilla, luego de una gran tapada en el segundo tiempo, por la que debió ser reemplazado por Ramiro Macagno.
Este miércoles le realizaron estudios y por lo trascendido desde el predio de entrenamientos podría ser una lesión seria que lo marginaría, por lo menos, de lo que resta de la temporada.
En ese marco, todo indica que Macagno tendrá que custodiar los tres palos en la visita al Decano.
En el mismo sentido, el nuevo cuerpo técnico seguirá de cerca la evolución de Rodrigo Fernández Cedrés y de Juanchón García, quienes salieron con molestias ante Independiente.