Cuando Lionel Messi no puede entrar en partido, a la selección argentina le cuesta. Es así, por supuesto, como cualquier equipo que tenga un futbolista de su envergadura, aunque la selección se las arregló bien inclusive cuando se ausentó. En el Defensores del Chaco, Paraguay lo anuló bastante.
El equipo de Gustavo Alfaro marcó de cerca a Leo, le hizosentir el rigor y no pudo meter esos estiletazos típicos. Encima, se enojó con mucha razón con el musculoso juez brasileño Anderson Daronco, cuando se guardó la segunda amarilla en el primer tiempo para el defensor Omar Alderete por faltas contra él.
Messi intervino en la acción del gol, con el buen pase previo a Enzo Fernández. Después el volante del Chelsea metió un pase bárbaro a Lautaro Martínez para el gol. Pero después el 10 nunca pudo ser decisivo y cuando lo intentó lo cortaban con falta.
En la primera de ellas Alderete lo cortó muy fuerte sobre el tobillo izquierdo en mitad de cancha y ahí sí el juez le sacó correctamente la tarjeta amarilla.
La segunda falta sobre Lionel Messi
Sobre el final del primer tiempo, Messi empezó a toda velocidad el contragolpe por la derecha y Alderete sin pudores le metió la cadera cuando lo superaba con el amague, tumbándolo sin miramientos. Claramente era la segunda amarilla con el partido 1 a 1, pero Daronco amagó pero no la sacó.
Leer más: Una racha de Argentina inédita de visitante
Eso generó las protestas de todos los jugadores argentinos y del propio entrenador Lionel Scaloni, pero no hubo caso.
Por eso, las imágenes del final del primer tiempo fueron con Messi protestando contra el juez y señalándolo con el dedo.
En el inicio del complemento llegó el mazazo paraguayo. Tras la falta del recién ingresado Leonardo Balerdi (sustituyó al Cuti Romero, con algún problema en el pie) a Julio Enciso lejos de sus dominios, llegó el tiro libre y el cabezazo libre de marcas de, justamente Alderete, para el 2 a 1 guaraní que fue definitivo.
La consecuencia directa para el segundo de Paraguay
La decisión de no echar a Alderete entonces tuvo un doble impacto en la selección de Scaloni y esta vez Messi no pudo tomar la lanza para remontar.
Nunca se escondió, jugó esta vez bastante retrasado para tomar la pelota y distribuir, sobre todo cuando ingresó Alejandro Garnacho, pero sus pases nunca encontraron el destino claro.
Al punto que la mayor posibilidad de empatar de Argentina fue el disparo alto, mano a mano de Rodrigo de Paul, tras una asistencia perfecta de Julián Alvarez, que no hizo mucho más.
Messi no tuvo el mejor partido, sus compañeros tampoco. Un trámite incómodo, un resultado acorde,