Tanta falta hacía un triunfo así. Tan imprescindible era para fortalecer principalmente el espíritu, el del equipo de Newell’s y el de una hinchada que pasó el 2024 de frustración en frustración. La enorme victoria por 3 a 1 sobre Talleres, que copó el Kempes para celebrar un título y se fue con la amargura de no conseguirlo, alcanza para disfrutar un momento, aunque sea un rato. Porque nada oculta todo lo que se vivió o, mejor dicho, padeció.
Y es útil para darle crédito a Mariano Soso de que será capaz de reconstruir el fútbol de Newell’s con los que se queden, con los que lleguen y con el puñado de juveniles a los que les fue dando minutos y quizás sean capaces de insertarse en la exigente primera división. Rigurosa por donde se lo mire. Con la mirada examinadora del hincha, que no tolerará fácilmente otra campaña tan mala como la que está terminando.
Es que la tabla de posiciones no miente. El conjunto rojinegro finalizó 25º sobre 28 equipos, apenas por encima de Banfield, Barracas y Sarmiento. No fue circunstancial el mal desempeño. Sucedió a lo largo de la temporada. Tan es así que en la tabla anual está 18º, y puede quedar 20º si Atlético Tucumán vence a Central Córdoba y Riestra derrota a Independiente Rivadavia.
Soso no es responsable de lo sucedido. Lleva apenas tres fechas, con un plantel que recibió, no armó. Con lo que tenía, lo fue reconstituyendo. Ya tendrá tiempo para armar el propio. En esta última fecha del año, con las bajas de los titulares Éver Banega, Mata Pérez y Armando Méndez, preparó un equipo remendado para sostener lo que venía desarrollando en los dos partidos anteriores. Construyendo de atrás hacia adelante. Manteniendo una línea de juego, donde es fundamental ajustarse a la táctica, siendo agresivo para defender.
Pasó la igualdad con Atlético Tucumán (0-0) de visitante, la caída con Boca (0-1) en el Coloso y en la despedida le tocó Talleres, que preparó una fiesta en el Kempes con la esperanza de que terminara siendo el primer título nacional de su historia.
Newell's puso la cara
Y este Newell’s puso la cara. No se achicó. Jugó cuando pudo y fue, ante todo, voluntad y garra. Improvisó con Fernando Cardozo de volante central y no le salió. Matko Miljevic fue bien de extremo, y tampoco. Pero lo esencial fue la idea. El trabajo colectivo. El movimiento de piezas que lleva tiempo, pero se ajusta de a poco, para no regalarse contra nadie, menos frente a un rival que llegaba agrandado y con ganas de devorarse todo.
Si lo de Cardozo y Miljevic no funcionó como quería. Si tampoco lo hizo Luca Regiardo, con toda la paciencia que hay que tenerle a un joven de 18 años que en su primera convocatoria fue titular. El acierto de Soso fue sacar provecho de las corridas de Panchito González. Sí, el zurdo que cumplió 101 partidos y que casi ningún hincha tolera. Que no agrade su juego, vaya y pase, pero el hostigamiento hacia su figura merece un análisis psicológico o sociológico.
Este mismo Panchito, insultado a más no poder tantas veces, entró luego del descanso y le dio a la Lepra la explosividad que no alcanzaba solo con la de Mateo Silvetti. Anotó un gol, con una perfecta habilitación de su compañero, y puso los centros para las conquistas de Agustín Juárez, en su primer tanto en primera, y de Juanchón García.
Ingresos acertados en la Lepra
El ingreso del juninense Juárez y de Juanchón García fue otra medida acertada desde el banco. Por los goles, nada más ni nada menos.
Cinco meses fueron los que pasaron desde la última y única victoria de Newell’s en condición de visitante, por 1 a 0 contra Barracas Central. Antes y después fueron muy pocas las satisfacciones. Entonces, es inevitable que el hincha sonría y disfrute. Y, por qué no, se anime a pensar que Soso encabezará un nuevo grupo que ubique a Newell’s en un lugar de mayor protagonismo.
No será solo obra del entrenador. Está la comisión directiva y el asesor deportivo, Rubén Capria, que son los encargados de acompañarlo en la tarea. El futuro de varios futbolistas es incierto. Ya se fue Rodrigo Fernández Cedrés. No existe certeza de qué sucederá con otros.
Los que vistan la camiseta de Newell’s tendrán la misión de que nada sea igual a 2024, con seis entrenadores, incluido Soso, en el lapso de un año. Así se opaca la historia del club. El triunfo en Córdoba invita a creer. Y a regocijarse por un rato.