Un enfrentamiento entre dos grupos por la venta de drogas al menudeo en el barrio Los Pumitas fue el trasfondo que, en julio de 2022, desembocó en los asesinatos de dos mujeres con cinco días de diferencia. Primero fue atacada Brisa Maitén Brest, de 22 años, baleada cuando entraba a su casa de pasillo delante de su hijo pequeño. Luego Cristina “La Gringa” Fernández, señalada por vecinos como una vendedora barrial, fue acribillada desde un auto frente a una canchita. Un joven analfabeto fue imputado por los dos crímenes y esta semana afrontó un pedido de 18 años de prisión por el segundo caso. Del primero, por falta de pruebas, la investigación en su contra fue archivada.
La pena de 18 años de prisión efectiva fue requerida por la fiscal de homicidios Gisela Paolicelli para Isaías Ezequiel Pereyra, un joven de 24 años que no sabe leer ni escribir y que al ser detenido trabajaba como chatarrero. Fue acusado como coautor de un homicidio agravado por el uso de arma y la portación ilegal de un arma de guerra. El juez Carlos Leiva admitió la acusación fiscal y dispuso un receso del trámite hasta marzo.
El defensor público Daniel Kantor solicitó una pausa para evaluar cuál es el estado de otros casos por intento de robo y encubrimiento que en su momento fueron imputados a Pereyra. Cuando se reanude al audiencia se evaluarán los pasos a seguir, si es viable una salida alternativa o si la causa sigue su camino al juicio. El acusado seguirá mientras tanto en prisión preventiva en la cárcel de Coronda.
“Hay que guardar especial cuidado de que Pereyra no pierda sus posibilidades de defensa”, explicó el representante del joven, quien no cuenta con asistencia familiar y “es una persona muy vulnerable”. Si bien comprende el proceso, no tuvo acceso a la lectoescritura y su capacidad de abstracción es restringida. Al celebrarse la audiencia, el martes, desconocía su fecha de nacimiento. Entonces le informaron que este miércoles cumple 24 años.
Detrás del arco
Cristina Ramona Fernández tenía 40 años y le decían “La Gringa”. El 30 de julio de 2022, a las 19.30, estaba en la entrada de un pasillo de Ottone y San José, donde vivía, frente al arco de la canchita del barrio Los Pumitas. En ese momento pasó un auto que sería un Peugeot 206 o 207 gris, frenó en la entrada al pasillo y sus ocupantes la atacaron con una ráfaga de disparos calibre 9 milímetros. Una lesión encefálica grave y una herida abdominal le causaron la muerte.
Los agresores se fueron por Cabal hacia el sur, mientras los vecinos que jugaban a la pelota en la canchita se tiraban al piso o se iban corriendo. “Estaba llena la cancha y todos los disparos fueron para ella. Ella se quedó parada hasta que le dieron el último tiro. Todo fue muy rápido. Pasaron varias veces antes de que la mataran, era como que la estaban buscando o esperando. Uno rojo estaba dando vueltas desde temprano y el gris del que salieron los tiro dio como tres vueltas por la canchita”, contó uno de los jugadores.
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Narcomenudeo
Según los vecinos, La Gringa vivía en el barrio desde hacía dos años, vendía drogas a baja escala y de ella dependían “al menos cinco pibes que venden por los pasillos”. La investigación ubicó el crimen como parte de una disputa entre dos banditas de la zona: “Los Paraguayitos” y “Los Salteños”. Cinco días antes, el martes 26 de julio a las 20, habían asesinado a Brisa Brest, de 22 años, cuando entraba a su casa de pasillo en Ottone al 1400 bis. Un crimen que se explicó por la misma trama.
La joven había salido unos minutos antes con su pareja y su pequeño hijo de 5 años, pero advirtió que el nene estaba desabrigado y volvió a buscar una campera. En el patio de su casa, frente a una figura de San La Muerte pintada en la pared, fue atacada con al menos cuatro tiros. La chica murió al ingresar al Hospital Alberdi. Estaba ligada a La Gringa y su madre había sido detenida dos semanas antes en esa casa, tras el secuestro de 17 kilos de marihuana, 260 gramos de cocaína, un chaleco antibalas, dos balanzas y una pistola 9 milímetros.
Un vecino dijo por el lugar habían pasado “dos en una moto roja” y que uno de ellos era Isaías. Según un informe de la Brigada de Homicidios, el muchacho pertenecía a la banda de Los Paraguayos. También fue mencionado como uno de los atacantes por testigos del crimen de Fernández, quienes aportaron fotos de su Facebook, la zona donde vivía y el dato de un hombre que solía acompañarlo.
Así, días después fue detenido e imputado por ambos crímenes. Con el correr del tiempo, las actuaciones en su contra por la muerte de Brisa se archivaron. Sólo lo apuntaba un testigo en base a comentarios de un tercero y el fiscal Gastón Avila evaluó que no había elementos suficientes para acusar. Sí prosperó la acusación por el asesinato de Fernández. La fiscal Paolicelli acusó a Pereyra de haber ido junto a otra persona aún no identificada a bordo del Peugeot del que salieron los disparos.