El presente que atraviesan algunos barrios rosarinos sumidos en sus tramas delictivas, tan antiguas como violentas, puede también explicar parte de la situación que vive Rosario en un contexto de disminución de la violencia letal. Este domingo una mujer de 29 años fue baleada en la cabeza en los monoblocks de Parque Oeste, una barriada que tuvo sus días calientes a comienzo de año y donde hasta este fin de semana los vecinos podían asegurar que estaban viviendo más tranquilos. La certeza de esa calma se vuelve relativa con la tensión que genera el ruido de los balazos.
En esta ocasión no fue solo el ataque contra una mujer ocurrido este domingo por la noche en Cerrito al 5500, sino que durante todo el fin de semana se registraron otros hechos. El viernes por la tarde dos jóvenes, de 16 y 22 años, fueron heridos a tiros en Cerrito y Pedro Lino Funes. Horas después, ya durante la noche, los balazos fueron contra un hombre de 36 años que estaba en un kiosco de Cerrito y Liniers. El sábado, en tanto, hubo disparos en la esquina de Riobamba y Teniente Agneta, pero sin lastimados.
En el barrio esos hechos pudieron leerse como la antesala de este último episodio que dejó al borde de la muerte a la víctima, una joven del barrio afectada por el consumo problemático de sustancias. Entre los monoblocks del parque oeste saben que no se trata de casos aislados, sino que son turbulencias de una dinámica relacionada al narcomenudeo que cambió hace unos meses.
Es algo similar a lo que contaron los vecinos de otros sectores de Rosario que en las últimas semanas fueron escenario de situaciones violentas que atemorizaron al entorno. Ocurrieron en barrios históricamente signados por la violencia, principalmente vinculada al narcomenudeo, pero que en los últimos meses habían experimentado una suerte de calma generalizada, aunque siempre tensa. Tal es el caso de los monoblocks de Viamonte al 7200, donde el 27 de octubre una mujer de 31 años fue baleada en un pasillo que durante 2022 y 2023 contó varios muertos. O en barrio Ludueña, donde en las últimas semanas en la cuadra de Bielsa al 6100 hubo varias balaceras hasta que el 17 de octubre un hombre de 56 años recibió un par de balazos en las piernas.
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Baleada en la cabeza
En la escena del ataque de este domingo aparecieron las evidencias de una de las caras más precarias del narcomenudeo, que antes que una cuestión de seguridad pública tiene que ver con asuntos de salud. Un par de encendedores gastados, un tubo de metal quemado y algunas bolsas recortadas quedaron alrededor del charco de sangre que dejó la balacera.
La mujer herida se llama Florencia G. y tiene 29 años. La versión preliminar difundida por voceros indica que un llamado al 911 alertó que la habían encontrado herida en un pasillo de Cerrito al 5500. Desde allí una ambulancia del Sies la trasladó al Hospital Clemente Álvarez, donde fue diagnosticada con una herida de bala en el cráneo.
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Foto: Sebastián Suárez Meccia
Los vecinos que se animaron a hablar con La Capital la perfilaron como una joven de la zona a quien se la ve muy afectada por el consumo de sustancias. Este domingo caminó desde Riobamba al 5500 por el pasaje Brazo Largo, que atraviesa la manzana y las torres de los monoblocks, y al llegar a calle Cerrito fue atacada a metros del altar de una virgen.
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Pocos minutos después del ataque fue detenido un joven que vive en el barrio. Lo que comunicaron desde el Comando Radioeléctrico es que hubo vecinos que aseguraron conocer al autor de los disparos, que describieron cómo estaba vestido y que de esa forma dieron con él en la torre 8. Se llama Bruno Alejandro Ayala, tiene 21 años y cumple una condena de octubre de 2023 a tres años de ejecución condicional por el delito de tenencia de drogas con fines de comercialización. Ahora la Justicia investiga si tuvo relación con el ataque de este domingo.
Clanes de Parque Oeste
El apellido del joven detenido es muy conocido en ese sector de Parque Oeste. Tanto como el de la familia Tripi. Son los clanes que le pusieron nombre propio a una disputa territorial por la venta de drogas que en los últimos meses tuvo varios hechos violentos como consecuencia. También fueron parcialmente desarticulados por la Justicia provincial, que en el marco de la ley de microtráfico realizó varios allanamientos y avanzó con el derrumbe de puntos de venta de drogas de ambos grupos.
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Los Tripi son varios hermanos, algunos están presos y uno de ellos fue asesinado. En mayo de 2023 Iván Gabriel Tripi, de 29 años y considerado uno de los referentes, fue condenado a 7 años de prisión en la Justicia federal junto con Cristian Hernán Tripi y otras personas por delitos vinculados a la venta de drogas. En marzo pasado cayó detenido Alan Tripi, que tenía pedido de captura federal desde 2019 y es considerado una parte clave de la organización. Por último en julio pasado fue detenido Matías Tripi, días después imputado junto a otras personas por comercialización de estupefacientes.
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Foto: Sebastián Suárez Meccia
Otro de los hermanos fue asesinado a comienzos de año. Se llamaba Leonel Ariel Tripi, tenía 30 años y el 27 de febrero fue atacado a balazos en Cerrito al 5500, mismo lugar donde fue baleada una mujer este domingo. Meses antes otro miembro de la organización había tenido el mismo destino: se llamaba Nicolás Acedo, tenía 24 años y cuando lo mataron también resultó herida Melina Tripi, hermana de los miembros de la familia mencionados.
Bronca con alcance policial
La disputa entre los Tripi y los Ayala llegó a la Justicia provincial en febrero pasado cuando se la mencionó de refilón en una causa muy compleja que tiene a policías imputados y da cuenta del alcance que tienen estas organizaciones barriales. Se trata de la acusación contra tres agentes de la fuerza de la provincia que quedaron en prisión preventiva por plantar armas a un miembro del clan Tripi.
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Ese episodio ocurrió el 31 de enero pasado cuando Alexis C. M., sindicado como ladero de los Tripi, fue detenido por agentes del Comando Radioeléctrico por la tenencia de tres pistolas. Los peritajes sobre esas armas arrojaron un dato impactante: habían sido utilizadas en al menos seis ataques en los que los autores dejaron amenazas al gobernador Maximiliano Pullaro.
Al momento de ser detenido este hombre aseguró que los policías les habían plantado esas armas, lo cual inició una investigación que decantó en la detención de dos agentes que habían participado del operativo y de otro que trabajaba en el Centro de Justicia Penal. El fiscal Franco Carbone reconstruyó que habían plantado las armas para perjudicar a los Tripi en beneficio de los Ayala.
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Un testigo de identidad reservada mencionó que los agentes habían recibido un pago de 5 millones de pesos por parte de Mauricio Ayala, actualmente prófugo. La hipótesis que se manejó en ese momento fue que había sido una represalia a los Tripi por haber pasado información a otros policías que desbarataron un punto de venta de drogas de los Ayala y secuestraron 200 kilos de marihuana. Después de la detención de los policías, y horas antes de que fueran imputados, fue asesinado Leonel Tripi.
Este fin de semana estuvo áspero para los vecinos de Parque Oeste. Los tiros se escucharon el viernes y también el sábado pero sin heridos. Continuaron el domingo y esta vez sí, una mujer quedó al borde de la muerte por un balazo en la cabeza. Entre los pasillos de los monoblocks está la sensación de que esta historia siempre se vuelve a repetir.