Hace dos años, Patricia Rigatuso y Rubén Guzmán fueron violentamente atacados en el barrio Arroyito al bajar de su auto junto a su hijo. Los agresores les robaron el vehículo pero antes le dispararon a la pareja. Rubén murió después de meses de internación y Patricia todavía vive las secuelas de la violencia en su cuerpo. El ladrón era reincidente y estaba en una salida transitoria en compañía de su hijo, que también tenía antecedentes. Este 18 de febrero comienza el juicio contra ambos y desde fiscalía piden cadena perpetua.
El feroz ataque que vivió la familia tuvo amplia repercusión porque quedó registrado por las cámaras de vigilancia, donde se vio con claridad cómo fueron los terribles hechos. La pareja y su hijo fueron interceptados por dos hombres, uno de ellos en silla de ruedas, cuando bajaban de su auto Fiat Strada.
Quien portaba el arma de fuego era Miguel Ángel Arce, de 40 años, que estaba en una salida transitoria mientras cumplía una condena de más de 8 años. El muchacho en silla de ruedas era su hijo, Ariel Nicolás Arce, de 20 años, quien tiene antecedentes penales. En las imágenes registradas por la cámara se ven los forcejeos, la violencia y cómo el mayor de los delincuentes se dirigió con total intencionalidad a dispararle a la pareja. Después del ataque se llevaron el auto.
El ataque conmocionó a Rosario y al mundo artístico ya que eran una reconocida pareja en el mundo del tango. Rubén tenía 58 años y era un apasionado de la música. Tocaba la guitarra, cantaba y era un integrante fundamental de la milonga El Faro, organizada por Patricia, "Pata", quien vivía de ser bailarina.
El testimonio de Patricia, dos años después
Patricia Rigatuso recuerda fragmentos de aquella tarde. Su memoria se vuelve confusa entre el caos y el horror de una experiencia que no debería haber tenido. La familia volvía de un almuerzo en Ibarlucea a su casa de calle José Ingenieros. Era domingo, Rosario Central estaba jugando de local y en la calle no había ni un alma. Como hacían siempre, Patricia comenzó a bajar las cosas del auto junto a su hijo mientras su marido esperaba en el auto para llevarlo a la cochera.
"Yo vi la silla de ruedas en la vereda de enfrente. Pero no me imaginé. Cuando crucé las cosas a la puerta de casa vi que se abalanzan sobre mi hijo. Pero es todo muy confuso en mi memoria. Recuerdo la violencia. Y recuerdo intentar que mi hijo se fuera lejos. Y cuando me aseguré de que él estuviera lejos vi que alguien sacaba un arma. Recuerdo que hice algo, pero no me acuerdo qué. Yo no vi el video, ni pienso hacerlo", relata Patricia en diálogo con La Capital.
Después Pata recuerda los tiros aunque no sabe a quién le dispararon primero. Sí rememora con claridad el momento en el que sintió el impacto de los proyectiles en su cuerpo. A ella le destrozaron la rodilla con dos tiros, a él lo hirieron gravemente de un balazo en el abdomen cuando protegió a su hijo.
"Recuerdo estar en el piso, tener a mi marido del cuello con la mano derecha, y con la izquierda señalar a mi hijo, que estaba con los vecinos. Y recuerdo gritarles las enfermedades que tenía mi marido para que se lo digan a los de la ambulancia", rememora.
Patricia reconstruye un relato doloroso, con lagunas y confusiones que terminan siendo una transmisión precisa de aquella turbulencia. "Después ya recuerdo estar adentro de la ambulancia y gritar. Gritar mucho".
A ella la llevaron al Hospital Centenario y a Rubén al Hospital de Emergencia Clemente Álvarez (Heca). Su hijo quedó con vecinos y amigos que salieron a socorrerlos.
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Patricia estuvo diez días en terapia intensiva. Tuvo muchas operaciones y alguna vez pensó que se moría. Le dañaron los nervios de la pierna y la arteria. Pero los médicos la salvaron de la amputación. Después pasó más de veinte días en sala común. Rodeada de gente, siendo cuidada por amigos y familiares. Pero no podía caminar. Salió de del Centenario en silla de ruedas. Y así fue al Heca a ver a su marido.
“Fui 56 días, todos los días, en silla de ruedas a verlo media hora. Había días que estaba consciente. Estuvo 77 días en terapia intensiva. No podía hablar, no podía moverse. Sufrió mucho dolor físico. Pero él siempre sonreía. Tiempo después, una enfermera del Heca me dijo que quería encontrarme para decirme que en el hospital lo adoraban a mi marido. No podía hablar ni moverse, pero lo adoraban porque era una buena persona”. Rubén murió el 29 de abril de 2023, después de pasar más dos meses sufriendo en la unidad de cuidados intensivos.
“Mi marido era un hombre muy bueno, muy trabajador, moralmente intachable. Era también un gran músico. Era una persona fuera de lo común. A mi y a mi hijo nos arrancaron a mi marido"
Patricia no pudo caminar hasta noviembre de 2023. Pasó por muletas y después llegó el bastón, que todavía la acompaña. Su vida dio un vuelco, cambió para siempre. "Mi vida cambió completamente. Es tanto lo que he sufrido que es difícil graficarlo. Y el daño que le hicieron a mi hijo es irreparable. Eso es lo que más me duele. Es importante que se haga justicia por su papá y también por su mamá que ya no es la misma que él conoció".
Pero Patricia también intenta, día a día, reconstruirse. "Intento hacer otras cosas, reinventar el futuro. Ya no pude volver a bailar y doy clases sentada. Pero me reinvento haciendo".
El Hospital Centenario sigue formando parte de su vida. Las marcas del horror las lleva en su cuerpo y el daño que le hicieron hace que siga yendo a realizarse controles. "El personal del Centenario es parte de familia ya", dice. Y les agradece. A ellos pero también a quienes estuvieron al pie del cañón en el Heca. A la familia, a los amigos. A todos los que permitieron sobrellevar aquellos que parecía imposible.
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Los delincuentes
Poco después del hecho fueron identificados los autores. Eran un hombre de 39 años que cumplía una salida transitoria de prisión, y su hijo de 20 años, que había sido herido de bala en un robo y por eso se movilizaba en una silla de ruedas. Ambos fueron detenidos como los autores de haber asaltado y atacado a tiros la pareja. Ambos fueron imputados posteriormente.
Miguel Ángel Arce, de 40 años, cumplía el desde 2018 una condena unificada a 8 años y 8 meses de prisión por los delitos de robo calificado por el uso de arma de fuego en dos hechos, privación ilegítima de la libertad, atentado contra la autoridad y lesiones leves en calidad de coautor pero que gozaba de salidas transitorias al haber cumplido los dos tercios de la pena. Por su parte, su hijo Ariel Nicolás Arce, de 20 años, también tenía antecedentes penales.
Ahora ambos enfrentan una condena a cadena perpetua. "Esto no puede volver a pasar pero, sobre todo, esto no debería haber pasado", sentenció la abogada de Patricia, Malena Corvalán.
"Era reincidente, tenía cuatro reincidencias. Eso quiere decir que tenía cinco condenas en su haber. Y cuando salía volvía a delinquir. Es muy difícil entender cómo algo así vuelve a pasar", sentenció la abogada.
"Él fue a matarlos. Por eso pedimos cadena perpetua", concluyó.