Con pedidos de penas que van de los 11 a los 28 años de prisión, cinco personas comenzaron a ser juzgadas por el crimen de Angel Agustín Vera, un joven asesinado en el marco de un conflicto entre bandas en el barrio La Cerámica hace tres años. La tarde del 20 de febrero de 2022 el muchacho de 23 años ingresó herido de bala al Hospital Alberdi, lo curaron y se fue sin esperar el alta. Dos horas después se enfrentó con un grupo de personas que lo persiguió a tiros unos cien metros hasta acorralarlo en su casa de Coliqueo al 1500, donde lo acribillaron.
Cuatro de los implicados fueron acusados de arrinconar al muchacho para efectuarle varios disparos en el tórax que le causaron una hemorragia letal, en tanto que el quinto afronta el debate por un robo cometido en sociedad con uno de ellos.
Esa es la trama que el fiscal Adrián Spelta, de la Unidad de Homicidios Dolosos, comenzó a exponer la mañana de este jueves ante el tribunal integrado por los jueces Florentino Malaponte, Carlos Leiva y Alejandro Negroni en un juicio oral que se desarrolla en el Centro de Justicia Penal rosarino. Bajo acusaciones por robo, portación ilegal de arma de guerra y homicidio agravado por el uso de arma de fuego los pedidos de penas para el grupo oscilan entre los 11 y los 28 años de prisión.
El día de la muerte de Angel Agustín Vera parece haber estado señalado: fue atacado a tiros dos veces con diferencia de dos horas. Primero, alrededor de las 15, entró herido con un balazo en la espalda al Hospital Alberdi. El muchacho alcanzó a decir que lo habían atacado en Baigorria en Medrano. Recibió atención médica y se retiró antes de recibir el alta hospitalaria. Poco después ingresaron varios llamados al 911 para avisar que en la misma zona, Medrano al 2700, se estaban efectuando disparos atribuidos a un enfrentamiento entre bandas en la zona del cercano barrio La Esperanza.
Segundo ataque
Al lugar llegaron varios patrulleros y los policías encontraron nuevamente a Vera herido. Los vecinos les dijeron que él era uno de los que había estado disparando, mientras un grupo de gente arrojaba piedras al móvil. En cuanto se controló esa situación los efectivos del Comando Radioeléctrico lo trasladaron al Hospital Alberdi, a unas veinte cuadras, donde se confirmó que era la misma persona que había ingresado unas horas antes y salido sin el alta.
Por la gravedad del cuadro fue trasladado al Hospital Clemente Alvarez, donde tuvo que ser asistido con respiración mecánica y falleció pasadas las 19. Los testigos contaron entonces que se había enfrentado con un grupo de personas que lo persiguió a tiros unos cien metros hasta darle alcance en su casa, donde lo hirieron de muerte, en una pelea por diferencias barriales. En el lugar del ataque la policía secuestró más de media docena de vainas servidas.
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En sus alegatos de apertura en el juicio el fiscal Spelta precisó que este segundo ataque fue a las 16.20 y que el grupo persiguió a Vera a los tiros desde el cruce de Medrano y Coliqueo hasta que intentó resguardarse en su casa. Sin embargo, dijo, los cuatro atacantes “continuaron con su persecución e ingresaron al interior del domicilio donde lograron arrinconar a la víctima sin dejarle escapatoria”. Dispararon y se fueron.
Los cinco acusados
Dos de los acusados por los tiros letales son Andrés Martínez y César Evaristo Gálvez, ambos de 44, para quienes el fiscal solicitó penas de 22 años de prisión por homicidio agravado por el uso de arma y portación ilegal de arma de guerra.
Al primero, apodado “Gaucho”, lo detuvieron en abril de 2023. Con un dato de calle, los policías supieron que el hombre iba a diario a visitar a su hijo internado en el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria y allí lo apresaron cuando salía, además de secuestrar la moto Falcon tipo enduro roja en la que circulaba, dinero y un celular. El segundo, apodado “Moco”, cayó en octubre de 2023.
Los otros son Marcos Rogelio Gálvez, de sobrenombre “Marquitos”, de 39 años, y Jonatan Rodrigo Díaz, de 27. Para ellos requirió una pena más alta de 28 años de prisión por el crimen a lo que suman un robo con arma cada uno; hechos cometidos con posterioridad al asesinato.
El quinto acusado es Jonatan Joel Catalán, de 35 años. No está ligado al homicidio sino a un robo calificado por ser en poblado y en banda cometido junto con Díaz. Un delito por el que afronta un pedido de 11 años y medio de prisión.
Dos robos de autos
El robo atribuido a Marcos Gálvez fue el 24 de mayo de 2022 alrededor de las 15 en Medrano al 2500. Junto con un cómplice ya condenado. Según la acusación del fiscal César Cabrera, de la Unidad de Flagrancia, entraron a la casa de una mujer de 68 años que estaba hablando con una vecina y que al verlos en actitud amenazante intentó resguardarse. Los ladrones la empujaron hacia adentro con amenazas de muerte y la golpearon con la culata de un revólver calibre 22. También golpearon a su madre de 91 años.
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Luego sustrajeron un monedero con 50 mil pesos, un celular Motorola y un Fiat Palio. Al ser alertada la policía, los ladrones en fuga fueron detectados cuando escapaban en el auto robado por calle Salvat. En ese lugar les cerraron el paso, de manera que abandonaron el vehículo e intentaron seguir el escape a pie.
A uno de ellos, Ezequiel Villarruel, lo detuvieron en el lugar con un revólver calibre 22 con 8 cartuchos en su interior. El 8 de julio pasado fue condenado a 7 años y medio de prisión los delitos de robo calificado por uso de arma de fuego apta y portación ilegal de arma de uso civil. El otro, Gálvez, fue perseguido por el barrio hasta ser detenido en Poblet al 2700 con el celular Motorola robado. Quedó preso por ese hecho y por el crimen de Vera.
Por último, la fiscal Brenda Debiasi les atribuyó a Jonatan Díaz y a Jonatan Catalán un hecho cometido el 20 de octubre de 2022 a las 18.30 en Washington y Esquivel. Allí emboscaron desde un auto Ford Ka al conductor de un Volkswagen Vento y lo amenazaron con un arma para que entregara el vehículo, además de efectuar un disparo al piso. Escaparon en el auto robado hasta Provincias Unidas y Rueda, donde abandonaron el vehículo seguidos por la policía. Uno de ellos fue detenido a los 200 metros tras descartar una pistola calibre 380 con tres municiones en la caja de una camioneta que se encontraba en las cercanías.