Este martes fue detenido en Buenos Aires uno de los autores del crimen del colectivero Marcos Daloia, baleado el 7 de marzo pasado mientras conducía la línea K. Se trata de uno de los cuatro homicidios ocurridos en esa semana que tuvieron como víctimas a personas ajenas al mundo criminal y que se encontraban en sus puestos de empleo. El detenido es José Mauricio Maturano y fue capturado mientras vendía drogas en la Villa 31, donde se ocultaba con otra identidad.
Maturano tiene 42 años y un largo historial vinculado al delito. En 2008 cayó en su barrio, Santa Lucía, zona oeste de Rosario, por balear a un repartidor al que había intentado asaltar. Desde entonces entró y salió de prisión durante todos estos años, pero siempre volvió a Santa Lucía. Sin embargo, desde marzo se había borrado del mapa como prófugo de la causa por el crimen de Daloia, identificado como quien condujo la moto en la que iba el sicario que disparó contra el chofer. La acusación que enfrentará podrá decantar en la pena de prisión perpetua.
La madrugada del martes agentes de la División Investigaciones Especiales de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires aprehendieron a Maturano en un procedimiento de flagrancia relacionado a la venta de drogas. En su morral, el sospechoso tenía varios envoltorios con cocaína fraccionada para la venta y unos 8 mil pesos. En ese momento se identificó con un nombre falso, algo que los agentes descubrieron horas después cuando, ya detenido, lo ficharon en el Sistema Nacional de Reincidencia y por sus huellas digitales constataron cuál era su verdadera identidad.
Entonces surgió el dato de que tenía pedido de captura por ser coautor del homicidio de Marcos Daloia, por lo cual desde la policía de Buenos Aires se contactaron con la Fiscalía Regional para ponerlos al tanto de la novedad. La próxima semana Maturano será trasladado a Rosario, mientras tanto se aguarda que la Oficina de Gestión Judicial fije fecha para la audiencia imputativa. En lo que queda de esta semana va a ser indagado en Buenos Aires por la causa que se le abrió al haber sido detenido con estupefacientes.
Otros imputados
Maturano es el cuarto detenido por la investigación del crimen de Marcos Daloia. Los primeros en caer fueron Jesús Chávez y Marcelo Caro, sindicados como encubridores y condenados a fines de octubre a tres años de prisión en suspenso por haber guardado la moto que habían utilizado los homicidas. El rodado había sido encontrado un día después del homicidio, cuando siguiendo los rastros de las cámaras de vigilancia los investigadores la hallaron en una casa de Nicaragua al 2200 en la que fueron aprehendidos estos dos hombres.
Con ese mismo registro de las cámaras de vigilancia los investigadores identificaron a Maturano, ya conocido en otras causas penales, pero no a su acompañante. En ese marco el 26 de julio el Ministerio Público de la Acusación (MPA) difundió las imágenes y el pedido de colaboración a la población con una recompensa de hasta 10 millones de pesos.
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Unas horas después de la difusión de las imágenes una mujer de 37 años se presentó con familiares en la comisaría 14° de barrio Belgrano y dijo ser la ex pareja de Maturano. Los policías se comunicaron con un fiscal y este ordenó que la mujer quede demorada. Luego la identificaron como Joana García, sospechada de participar del homicidio de Bruno Bussanich, el playero asesinado en la misma saga de ataques de marzo pasado. Según los fiscales que la imputaron este jueves fue ella quien llevó a una casa del barrio Santa Lucía el arma utilizada en el asesinato y la nota que el autor del crimen dejó allí.
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Los asesinos del chofer de la línea K. La imagen fue difundida por Fiscalía y el gobierno provincial ofrece una recompensa.
De manera similar días más tarde se entregó Axel Herrera, de 19 años, sindicado como el acompañante de Maturano y asesino del colectivero. Según trascendió en la audiencia, fueron sus familiares quienes los reconocieron por su particular forma de correr por una herida provocada por un balazo recibido en una pierna en julio de 2021. El joven luego confesó su participación en el crimen, sus allegados se ocuparon de hablar con un pastor de confianza, quien se dirigió a la sede de la Policía de Investigaciones para garantizar una entrega segura. En la audiencia se supo que por distintos conflictos relacionados con el mundo del narcomenudeo había dejado su casa familiar y desde entonces vivía con Axel Rodríguez, otro de los imputados en la causa como partícipe del crimen de Bussanich.
El crimen del chofer de la K
La investigación por los crímenes de trabajadores ocurridos en marzo pasado tiene como principal hipótesis que fueron hechos planificados para generar conmoción pública como una represalia al gobierno provincial por las restricciones en cárceles contra integrantes de organizaciones criminales. La causa se encamina a esclarecer el mecanismo de la autoría material de los hechos aunque, si bien hay dos personas acusadas como instigadores, se desconoce cuáles fueron los mandos superiores detrás de la saga de asesinatos que conmovió a la ciudad.
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Ajeno a esa trama que grafica la complejidad de los trasfondos criminales y políticos de la provincia, el jueves 7 de marzo por la tarde Marcos Daloia conducía una unidad de la línea K por la zona de Mendoza y Guatemala. Al llegar a esa intersección el chofer de 39 años frenó el vehículo y le abrió la puerta a un joven que le había hecho seña en la parada. Con parte de la cara apenas cubierta por un gorro piluso, el muchacho subió y en cuestión de segundos sacó una pistola, apuntó hacia el conductor y le disparó sin decirle una palabra.
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Una foto del chofer Marcos Daloia el día se su sepultura, víctima en la saga de cuatro crímenes de trabajadores.
Todos los pasajeros, menos uno, huyeron espantados del colectivo. Esa persona, que se quedó asistiendo a Daloia junto a un chofer de otra unidad que iba atrás de la K, luego declaró en la causa y contó que vio al autor del ataque huir a las corridas. Otro testigo que estaba en la calle creyó que se había tratado de un robo e intentó perseguirlo, entonces vio al joven subir a una moto que lo esperó sobre calle México para finalmente escapar.
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Minutos después la escena del ataque ya consumado fue televisada y una mujer que veía el noticiero reconoció que se trataba del colectivo que conducía el marido de una amiga suya. Entonces le avisó y fue así que los familiares de Daloia comenzaron a enterarse de lo que había ocurrido. El chofer quedó internado, con heridas que implicaban mucha gravedad, y murió al atardecer del domingo.
La casa de Maturano
Dos puntos signados por la precariedad y con varias historias violentas a su alrededor fueron intervenidos e inhabilitados en agosto pasado por el gobierno provincial. Se trata de dos viviendas del barrio Santa Lucía que son claves para la investigación por los crímenes de trabajadores ocurridos en marzo pasado. Por un lado la casa a la que fue trasladado el menor de edad apuntado como asesino del playero Bruno Bussanich, donde le dieron el arma utilizada en el crimen y la nota con un mensaje amenazante que dejó en la escena del hecho. La otra casa había sido usurpada por José Mauricio Maturano.
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Uno de los crímenes más impactantes de los últimos tiempos en Rosario tuvo como base para su planificación una casa precaria del barrio Santa Lucía. Una vez que fue detenido D. G., el adolescente señalado como homicida de Bussanich, su declaración ante la Justicia de Menores sirvió para reconstruir la previa de ese crimen ocurrido la noche del 9 de marzo. El chico contó que lo llevaron a una casa de Misiones al 2200 donde le dieron un arma y una nota, y donde se mantuvo una videollamada con un preso no identificado que habría sido el instigador de los atentados.
El domicilio de Maturano, Misiones al 2100 del barrio Santa Lucía, entró en la órbita de los investigadores cuando siguieron el rastro de la moto utilizada en el crimen del colectivero. El rodado había sido secuestrado en una casa de Nicaragua al 2200, donde hubo detenidos entre los cuales uno, al ser imputado por encubrimiento, dijo que la moto la había llevado allí "el papá de Lucía". Los fiscales supieron luego que hacía referencia a José Mauricio Maturano: ubicaron su casa de Misiones al 2100 por una causa iniciada a partir de una balacera contra ese domicilio ocurrida el 24 de febrero pasado, pocos días antes de los crímenes.