En agosto de este año su abogado, Carlos Varela, contó de manera anecdótica que con esta última ocasión fueron 29 las veces que atentaron contra su vida. En los archivos de La Capital aparece un caso registrado en 2002, cuando hacía poco tiempo que lideraba el paravalanchas canalla.
Pillín Bracamonte, de 52 años, tenía prohibido el ingreso al Gigante de Arroyito desde 2018, cuando antes de un partido por la Copa Argentina fue demorado en Lanús por repartir entradas de protocolo. Desde entonces la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte prohibió su ingreso a cualquier partido de fútbol. Sin embargo, a pesar de no poder ubicarse en el paravalancha, nadie en la tribuna de Rosario Central cuestiona el lugar de jefe de la barra brava que ocupa desde hace 25 años.
Este fin de semana no se sabe si estuvo en el estadio, donde el equipo cayó frente al Ciclón, pero sí estaba en sus inmediaciones después del partido. El reconocido barra canalla fue emboscado junto a Atardo y fue asesinado a balazos, mientras iban en la camioneta blanca que sería propiedad de Bracamonte. Aún no se conocen precisiones del ataque, pero habrían disparado desde una motocicleta que escapó a gran velocidad.
El clásico, el último ataque contra Pillín Bracamonte
El pasado 10 de agosto, luego del triunfo de Central ante Newell's en el clásico rosarino, se registró el último ataque a Bracamonte. Según información policial, el episodio ocurrió cerca de las 20 de ese sábado en la zona del Parque Alem, cuando le dispararon desde una moto. Una bala rozó su espalda y le provocó orificios de entrada y salida. Su pareja, Agustina Soledad D., de 34 años, también resultó herida en la zona de la costilla. Ambos fueron trasladados al Hospital Centenario, donde al rato les dieron el alta.
En su momento no trascendieron posibles móviles del ataque, pero con el correr de las horas quedó descartado que Pillín haya intentado separar un conflicto y haya quedado en medio de disparos. Las características del hecho sugieren que el disparo fue directamente hacia él y que se salvó por fortuna.
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Pasado el susto, en entrevistas a medios de comunicación, su abogado Carlos Varela dijo que no se trató de un conflicto hacia el interior de la barrabrava de Central. En ese marco, aparece como antecedente reciente una balacera frente al country de Ybarlucea donde vivía Pillín, hecho en el que los autores dejaron un mensaje amenazante en su contra.
Aquel ataque ocurrió el 10 de febrero pasado, cerca de las 20. Al menos dos personas en moto llegaron al complejo ubicado en el kilómetro 4 de la ruta nacional 34 y gatillaron al menos 10 veces a juzgar por la cantidad de vainas servidas que la policía levantó en el lugar.
Para entonces, hacía menos de dos meses que Pillín había recuperado la libertad bajo fianza tras pasar unos días detenido. Había caído en el marco de una causa que investiga extorsiones junto al secretario general de la Uocra, Carlos Vergara.
Otro intento de asesinato contra Pillín Bracamonte
De manera anecdótica, pero sin sustento en registros oficiales, el abogado Varela contó en esas instancias que con el hecho ocurrido el sábado 10 de agosto ya eran 29 las veces que Pillín fue blanco de ataques armados. Pero la mayoría de esos hechos no trascendieron, al menos para significar el inicio de causas judiciales.
En los archivos del diario La Capital aparece un caso ocurrido en julio de 2002, cuando hacía poco más de tres años que Pillín se había convertido en uno de los máximos referentes de la barra brava canalla. En aquella oportunidad recibió tres disparos en el macrocentro de Rosario.
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Fue por la tarde del 12 de julio de 2002 en Ovidio Lagos al 1000, cuando Pillín -entonces de 30 años- salía de un antiguo gimnasio de boxeo donde solía ir a entrenar. Al momento de declarar dijo que lo habían querido asaltar, que dos desconocidos en motos quisieron sacarle el bolso y le dispararon. De esos tiros Pillín recibió uno en cada brazo y otro en la pierna derecha.
Pero esa versión no convenció a las autoridades porque su relato no coincidía con los testimonios de testigos, que había mencionado que dos hombres lo llamaron desde un Renault 12 y cuando Pillín se acercó lo balearon. Este sábado, tras el último ataque, trascendió que el jefe de la barra canalla había sido herido al intervenir en una pelea en la que no tenía nada que ver. Pero pronto esa versión cayó por su propio peso: Pillín, un viejo blanco de las balas, se salvó de otro intento de asesinato.
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Andrés Pillín Bracamonte, el jefe de la barrabrava de Central
Foto Gustavo de los Rios / Archivo La Capital