El lunes por la tarde, después de trabajar en una escuela primaria de Villa Gobernador Gálvez, Nicolás regresó a su casa y se fue a jugar al pádel. La actividad fue interrumpida unos minutos más tarde por una llamada que le cambió la vida: habían matado a su padre en un asalto al comercio que el hombre tenía a su cargo. "Es como una mezcla de impotencia y dolor, de no saber para donde ir", contó el joven de 27 años a La Capital en un intento por ponerle palabras a lo inexplicable.
Ariel Alfredo Turnaturi, de 45 años, fue asesinado a balazos el lunes cerca de las 19.30 en su despensa ubicada en la esquina de Libertad e Independencia, Villa Gobernador Gálvez. Según indicaron desde la Fiscalía, la investigación que lleva adelante Valeria Haurigot tiene como hipótesis más concreta que el hecho ocurrió en ocasión de robo. Incluso analizan si tiene que ver con otro asalto sufrido por la familia Turnaturi en agosto pasado pero en la vivienda familiar ubicada en la misma cuadra. En aquella ocasión el hombre había repelido a los delincuentes a los tiros con un arma que logró quitarle a uno de ellos.
Lo que trascendió sobre el crimen de Turnaturi es que los delincuentes entraron al local armados cuando había clientes. La víctima estaba en otro sector del comercio, pero escuchó lo que ocurría y al asomarse fue sorprendido por esa secuencia. Según contaron los testigos, el hombre tomó un rollo de cartón e intentó defenderse ante uno de los delincuentes y en ese momento fue que otro saltó el mostrador y le disparó a Turnaturi a quemarropa.
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Luego de los disparos los tres delincuentes se dieron a la fuga sin llevarse nada y uno de ellos, en la huida, perdió una zapatilla que fue preservada para la investigación. En tanto la víctima fue trasladada en un auto particular al Hospital Anselmo Gamen y desde allí lo derivaron al Hospital Provincial donde momentos después confirmaron su fallecimiento. Los médicos constataron dos heridas de arma de fuego en distintas partes del tórax.
El dolor de un barrio
Este martes por la mañana la despensa Prosciutto de la familia Turnaturi estaba cerrada. En la persiana metálica del frente había dos carteles que pegaron los vecinos como muestra de cariño a la víctima y apoyo a sus allegados. "Ariel querido: todo el barrio te duela. Descansá en paz", decía uno. "Fuerza a la familia. Tus vecinos siempre te vamos a recordar", manifestaba otro.
Entre los pocos vecinos que transitaban por el lugar una mujer contó que es cliente habitual del comercio y que conocía a Turnaturi desde hace años. "Vivo en la otra cuadra, toda la vida desde que lo conozco lo vi trabajando. Yo pasaba por acá temprano todos los días y él lo único que hacía era trabajar", contó la vecina. "No puede ser que termine así", lamentó.
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A unos metros del comercio está la casa de la víctima, donde su hijo Nicolás accedió a hablar con La Capital. En ese contexto contó que el lunes por la tarde había vuelto de dar clases en el colegio Teodelina Fernández de Alvear y que vio a sus padres trabajando como cada día. Al rato se fue a jugar al pádel y en ese momento lo llamaron para contarle lo que había ocurrido en la despensa.
"De repente enterarse de esto es terrible, te modifica la vida de un segundo a otro. Es mi viejo y no lo tengo más", contó el muchacho. "Es como una mezcla de impotencia y dolor, de no saber para donde ir. Esto no lo puedo cambiar y no hay nada que lo devuelva", agregó. Sobre su padre recordó: "Era un laburante en su mayor tiempo y muy entregado y dedicado a nosotros. También muy deportista, corría y jugaba al tenis".
A pesar de la conmoción Nicolás reparó en lo que continúa al asesinato de su padre. "Al mismo tiempo está el sentimiento de querer justicia, pero uno está acostumbrado a que eso falle mucho. Pero confío, tengo fe", aseguró. Por otro lado mencionó que ninguna autoridad política, ni local ni provincial, se puso en contacto ni con él ni algún otro familiar del comerciante asesinado.