Hace un año Ezequiel decidió hacer un esfuerzo y comprarse una moto “porque quería empezar a tener un capital propio”. El joven de 22 años, empleado en una carnicería, fue hasta un negocio que estaba a la vuelta de su casa donde acordó adquirir una moto en unos tres millones de pesos. El esfuerzo de los 250 mil pesos mensuales que debía desembolsar por mes se compensaban con la ilusión de llevarse el rodado luego de tres pagos. Pero el comercio no cumplió su promesa y los pagos se terminaron prolongando durante once meses y en vano: con casi tres millones pagados a Efra Motos SRL, por estos días se encuentra frente a un local cerrado y una incertidumbre total sobre el destino del dinero que tanto le costó aportar a lo que define como “una ilusión”.
Por estos días el caso de Ezequiel se multiplica por decenas de personas, en su mayoría trabajadores de modesta condición, que denunciaron haber desembolsado hasta más de dos millones de pesos —algunos al contado, otros en cuotas— a cambio de motos que no les fueron entregadas.
Algunos se endeudaron para aprovechar esas promociones, otros vendieron sus vehículos. Y muchos de ellos sintieron que lo habían perdido todo cuando, hartos de reclamar por las vías habituales de mensajería, a mediados de enero fueron hasta el local de Eva Perón al 4900 y así se enteraron por boca de vecinos que había sido cerrado porque la Justicia lo había allanado.
En medio de una gran incertidumbre los defraudados compradores se enteraron de que el allanamiento obedecía a que un proveedor de la empresa, radicado en Cañada de Gómez, había denunciado al comercio rosarino por estafa. “Efra les hizo un pedido de diez motos. Se las entregaron pero el dinero de la transferencia prometida nunca llegó. Cuando les hicieron el reclamo la agencia les dio cheques sin fondos. Eso originó la denuncia por estafa y los allanamientos”, explicó el abogado Marcos Cella, que representa a unos diez damnificados pero estima que debe haber más de medio centenar y que “en la Fiscalía ya cuentan con entre 30 y 40 denuncias”.
En este contexto marcado antes que nada por la incertidumbre de los compradores, algunos denunciantes consultados por este diario dijeron haber recibido mensajes de la empresa en los cuales les advierten que no hubo incumplimientos de contratos sino “demoras”. Y aseguran haber sido instados a no realizar denuncias ni escraches por las redes sociales.
Ilusiones en oferta
Muchas de estas historias desesperadas que asoman hoy comenzaron un año atrás con la ilusión de una moto nueva a un precio accesible. “Las promos ofrecían precios con descuentos de entre 300 y 400 mil pesos de distintas marcas”, coinciden algunos denunciantes consultados por este diario, quienes suscribieron acuerdos que van desde uno a tres millones y medio de pesos. Los relatos son parecidos a los conocidos en julio pasado cuando un grupo de clientes realizara denuncias similares contra una agencia de autos de Pellegrini al 3100.
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“Yo tenía una moto y la quería cambiar porque se estaba rompiendo y ya estaba cansada de ponerle más plata para arreglos que duraban cada vez menos. Una amiga me mostró un anuncio en redes y fui a averiguar”, contó Agustina, una empleada doméstica de 23 años, que acordó comprar una moto en 1.300.000 pesos. La promoción, recordó, implicaba un pago inicial de 30 mil pesos por gastos y cuotas de 116 mil pesos que podía retirar al tercer mes si para entonces cancelaba seis cuotas.
“A mí me dijeron que la entrega era en la cuota 3 —recordó Ezequiel— tal como decía el cartelito que había en la puerta cuando fui a averiguar. Pero cuando pagué esa cuota me dijeron que el que me había atendido al principio había hecho mal un cálculo, que el monto era muy bajo para entregarme la moto y tenía pagar hasta la cuota 10 para llevármela. No me gustó pero ya había puesto plata que, de no aceptar esas nuevas condiciones, iba a perderla. Seguí pagando con toda la ilusión pero cuando llegué a la cuota 10 me dijeron que tendría que pagar otras dos. Pagué la cuota 11 en diciembre, pero finalmente esta situación explotó y ahora me faltan los tres millones de pesos que les entregué durante un año”.
Algunos casos son más recientes pero con los mismos efectos. Como el de Yanina, que en noviembre se vio atraída por una promo que ofrecía una moto Keller en 1.080.000 pesos. “Yo tenía un millón que me había juntado y los llevé. Acordamos que cuando me entregaran la moto les pagaba los 80 mil pesos que faltaban, para eso tenía que esperar 30 días hábiles. Me dijeron que me iban a avisar”, relató la mujer de 37 años que tiene un kiosco en su casa, sobre la transacción que había acordado el pasado 19 de noviembre.
Justo para esa época, confiaron los denunciantes, Efra Motos había sacado otras promociones como “una (Honda) Wave en unos 2.800.000 pesos”, oferta que en diciembre incluía “una caja navideña” para los compradores.
Pedaleo en moto
Los incumplimientos de Efra Motos fueron bancados por los denunciantes, que jamás pensaron que el dinero que estaban poniendo podría tener un destino distinto al de las ansiadas dos ruedas. Los montos de dinero que cada uno había desembolsado los instaban a aceptar los argumentos de los vendedores para seguir esperando. “¿Qué otra cosa podía hacer? Desde la primera cuota que pagué tenía la ilusión de salir de ese local andando en mi moto”, explicó Ezequiel para graficar la indefensión de los clientes que confiaron en recibir aquello que les prometieron a cambio de la entrega, en algunos casos, de todos sus ahorros.
“Para juntar la plata de seis cuotas vendí mi moto, que se estaba fundiendo y no quería invertir más en ella”, recordó Agustina. “Llevé la plata para que me dieran la moto nueva y me dijeron que al mes siguiente me la iban a entregar porque tenían un problema de fábrica. No me quedaba otra que esperar, e ir todos los meses a ver si me la entregaban. Pero todo se demoró hasta que terminé de pagarla. Entonces por fin fui a buscarla. Ellos siguieron con las demoras hasta que a mediados del mes pasado me cansé y les dije que me devolvieran el dinero porque lo necesitaba. Entonces sí me dijeron «venite el miércoles que te vamos a entregar la moto»”.
Fue hace unos 20 días cuando Agustina concurrió muy contenta “con un casco y una botella de nafta” para llevarse el rodado por el cual había pagado esforzadamente 1.300.000 pesos durante un año. “Cuando llegué estaba cerrada la agencia. Justo se acercó una vecina y me contó que el local había sido allanado y desde entonces no había nadie, estaba cerrado. La mujer estaba asustada porque cuando me vio llegar con la botella de nafta pensó que yo iba a prenderle fuego al negocio”, recordó la joven.
En una situación similar se encontró Yanina, aunque su situación se precipitó más rápidamente. Luego de dejar su millón de pesos en la sede de Efra esperó los 30 días hábiles pero la moto no apareció. Aguantó unos días más hasta que a mediados del mes pasado les escribió a ver si forzaba alguna novedad. “Respondieron que estaban esperando que el proveedor les entregara la moto. Entonces decidí no mandarles más mensajes y acercarme al lunes siguiente al local. Pero cuando llegué estaba cerrado”, relató. También a ella fue un vecino del local quien la anotició de que “el sábado anterior habían hecho un allanamiento”.
“Hay gente que pagó más de un millón de pesos, hubo algunos que pusieron hasta dos mil dólares y nunca les entregaron las motos. Después nos enteramos que estafaron hasta al proveedor que tenían, entonces me pregunto dónde está el dinero que pagó esta gente”, dijo Cella, en sintonía con los reclamos expresados por un grupo de damnificados que unos veinte días atrás se reunió frente al local a modo de protesta. “Perdí el auto”, “perdí la plata”, son frases recurrentes de los denunciantes.
Sin papeles
Con el negocio cerrado, las dudas de los compradores se terminaron convirtiendo en una espantosa realidad. Y las novedades que se fueron enterando sobre la situación no les resultan alentadoras sobre todo a partir de la denuncia por estafa presentada por una firma cañadense que le proveyó a Efra diez motos que no fueron pagadas. La situación fue reseñada por el abogado Angelo Rossini al noticiero Punto de Noticias de Cañada de Gómez.
“Un revendedor de Rosario (en alusión a Efra Motos) que ya les había comprado y con quien nunca habían tenido problemas les hizo esta vez una compra mayor, de unas diez motos. Si bien esta firma tiene como política no entregar los pedidos hasta que no se acreditan los pagos, en este caso se basaron en que ya conocían a esos revendedores que además les enviaron un comprobante de transferencia. Pero pasaron los días y el pago no impactaba. Averiguaron en el banco y supieron que la transferencia no se había realizado. Llamaron entonces al revendedor, que les dijo que hubo un error y ofreció cheques. Pero éstos vinieron sin fondos”, comentó el letrado cañadense, y agregó que los allanamientos realizados a partir de la denuncia permitieron recuperar algunos de esos diez rodados.
En esa entrevista Rossini confirmó algo que los denunciantes rosarinos también habían escuchado: Efra alcanzó a entregar dos o tres de esas motos remitidas por el proveedor cañadense; pero sin la documentación pertinente.
Otra espera
Los reclamos de los denunciantes no originaron hasta el momento medidas judiciales por parte de la Fiscalía Regional de Rosario. “Estamos presentando a los damnificados para que se constituyan como querellantes. No obstante ya pedimos que se implementen medidas porque a esta altura no se puede pensar en otra cosa que una estafa”, enfatizó el abogado Cella.
Los clientes defraudados siguen esperando, ya no tanto que les entreguen las motos por las que pagaron sino una respuesta sobre el destino de sus ahorros que parecen haber perdido. Mientras tanto aseguran haber estado recibiendo mensajes por parte de Efra a través de los cuales tratan de desalentar sus reclamos y denuncias.
“Básicamente nos dicen que dejemos de escracharlos en las redes porque para ellos esto no es una estafa sino una demora contractual. Dicen que los contratos están vigentes y que si los denunciamos o los escrachamos vamos a tener problemas nosotros”, coincidieron damnificados consultados por este diario.