El nombre de Jésica González saltó de una serie de legajos judiciales a la atención pública cuando en junio pasado ocho presos escaparon a los tiros de la cárcel de Piñero. Ella era la pareja de Claudio “Morocho” Mansilla, sindicado como uno de los cerebros del escape y el único aún prófugo. Le dicen “Fea”, está presa desde hace dos años y aceptó una condena a 3 años y 10 meses de prisión por pertenecer a la banda de René Ungaro, además de participar de un incidente a tiros frente a la unidad penitenciaria por la venta ilegal de turnos para la entrada.
La pena fue acordada en un procedimiento abreviado entre el fiscal Matías Edery y los abogados Enrique y Narella Sirio. En una audiencia que se realizó el viernes por zoom, en la que participó el fiscal David Carizza, el juez José Luis Suárez homologó la condena a “Fea” como integrante de una asociación ilícita. El acuerdo iba a cerrarse a fines de junio pero entonces el trámite se interrumpió porque no estaban incorporados los antecedentes de la acusada, que cumple una condena a 6 años y 4 meses de prisión por intento de homicidio y lesiones y además está procesada en una causa federal por narcotráfico.
González sumó ahora a esas causas una condena como miembro de una asociación ilícita dedicada a la compraventa de armas, robo de autos, amenazas, atentados y usurpaciones dirigida desde la cárcel por René “Brujo” Ungaro, condenado por el crimen del ex jefe de la barra de Newell’s Roberto “Pimpi” Caminos. La evidencia obtenida en escuchas y mensajes ubicó a Jésica como alguien que cumplía órdenes tanto de René como de Ramona Avalos, tía de René y detenida en agosto de 2019 por negocios con autos y armas. En abril pasado murió por una descompensación mientras estaba detenida en la Unidad 5.
Las dos mujeres eran amigas y en los mensajes se decían amistosamente “fea”, un trato que le deparó a Jésica el sobrenombre. En las conversaciones aparece ocupándose de ocultar autos y armas y gestionando tiradores para cometer ataques a balazos. En medio del cerco judicial sobre el clan Ungaro, Jésica fue detenida el 15 de octubre de 2019 en su casa de Capitán Bermúdez en en un allanamiento del que participó el por entonces ministro de Seguridad provincial Maximiliano Pullaro.
Jésica tiene 38 años y según los investigadores estuvo desde chica ligada al mundo de la venta de drogas. Se le atribuye una relación de parentesco con el narco de San Lorenzo Delfín David Zacarías y es medio hermana de Brenda Pared, una joven con una larga historia vinculada al delito y cuyo padre, Sergio Pared, fue asesinado en 2013 por un hombre de Los Monos. Es madre de cuatro hijos. Dos los tuvo con “Turco” A., hijo de un hombre conectado al lavado de dinero narco, y otros dos con Morocho, con quien inició una relación cuando él terminaba de cumplir una condena en 2018.
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Mansilla, ahora condenado por un doble crimen, es el único prófugo tras el espectacular golpe comando del 27 de junio pasado, cuando minutos después de las 17 entraron tres personas armadas con pistolas a la cárcel de Piñero. En un tiroteo con los guardias falleció Walter Soraire, quien había llegado como apoyo externo a cortar el alambrado con una amoladora portátil
La casa de González en Buenos Aires al 600 de Capitán Bermúdez fue blanco de un temerario ataque a tiros el 31 de enero pasado, cuando un grupo de personas ingresó al grito de “policía, policía” y descargó una lluvia de balas. Quedaron unos cuarenta cartuchos 9 milímetros y de escopeta calibre 12. Jésica estaba entonces con su hijo de 15 años y su nuera de 16, que cursaba el octavo mes de embarazo.
En esa casa cumplía arresto por una causa federal que se inició en Venado Tuerto. La casa de Fea apareció en el espectro de la investigación como un lugar donde se revendía droga provista por una banda. Obtuvo la domiciliaria con tobillera electrónica para el cuidado de sus hijos. Pero en diciembre del año pasado, siguiendo el rastro de un bolso con droga, se detectó que el envío tenía como destino su casa. Entonces se revocó la prisión domiciliaria y fue trasladada a la Unidad 5. En mayo de 2020 fue procesada como coautora del delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercio agravado por la intervención de tres o más personas de forma organizada”.
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Otro incidente contemplado en la última condena fueron los disparos del 11 de agosto de 2019 a las 4.35 cuando los familiares de los presos de Piñero _entre ellos varios niños_ se agolpaban en la puerta a la espera de un día de visitas. Se produjo una discusión por la venta ilegal de números para definir el orden de entrada que terminó con siete tiros efectuados desde un Volkswagen Cross Fox en retirada. Dos personas resultaron heridas: Milagros B., de 24 años, rozada por una bala en un pie, y Mario B., de 28, en ambas piernas.
En esa ocasión Jésica quedó filmada cuando bajaba del auto que más tarde salió a los tiros del playón de estacionamiento. “Pelo rubio recogido, campera color beige, pantalón negro, zapatillas blancas”, se la describe en el análisis del momento en que desciende del auto junto a Noriel Alvez, una mujer trans que en enero aceptó una condena a 3 años de prisión por participar del incidente. Luego se la vio hablar por celular “de manera constante” en una galería. Se considera que su aporte fue “haber puesto a disposición de los tiradores el vehículo desde el cual se efectuaron los disparos”. La condenaron como partícipe secundaria del delito de abuso de armas.
Según las charlas que se consignan en el legajo fiscal, Jésica se ocupaba de numerosas gestiones violentas de la banda. “Acá rescaté cinco pibes bien empistolados”, dice en un mensaje en el que refiere que “están todos cerrados” los búnkers de un grupo rival en la zona de La U de barrio Tablada: “Hay que volverlos locos. Están débiles, fea. Quieren agarrar poder y no pueden. Hay que quebrarlos antes de que agarren poder”. También aparece la planificación de ataques con armas, además del plan de cortarle la cara a una mujer, escapar en un remís y agarrar a trompadas a otra.