Desde comienzos de año, el dueño de un taller de Matienzo al 3200 fue noticia en dos ocasiones por haber sido blanco de varias amenazas seguidas de dos ataques consecutivos. Primero fue incendiado su ingreso y, unos días más tarde, balearon el lugar e incluso afectaron también dos vehículos. Un día después, fue detenido uno de los supuestos autores del hecho, a quien imputaron este martes en el Centro de Justicia Penal. En la audiencia se conoció el trasfondo de las agresiones, vinculadas a amenazas por una supuesta deuda por drogas que tiene un hijo de la víctima.
Gustavo, dueño del taller mecánico ubicado en Matienzo al 3200, tuvo un fin de año atravesado por el temor que provocó una amenaza recibida el 31 de diciembre cerca de las 16. El hombre recibió en su WhatsApp varios mensajes con una advertencia inquietante: "Te la hago re fina. Tu hijo nos debe plata de droga. Con recargo pasa 4 mil dólares o te recanto a tiros todos los días el taller tu casa. Vos verás si no pagás. Tenés tiempo hasta mañana al mediodía".
La investigación del fiscal Pablo Socca condujo a la detención de Joel Miqueas O., un joven de 26 años que fue detenido en una vivienda en la que estaba la camioneta utilizada en la balacera. Le imputaron extorsión agravada por el uso de arma de fuego, incendio, portación ilegítima de arma de fuego de guerra, y quedó en prisión preventiva por el plazo de ley.
Amenazas, fuego y tiros
Sin novedades, luego de la primera amenaza Gustavo continuó trabajando los días siguientes. Hasta que la madrugada del 2 de enero aquella advertencia tuvo su primer paso al hecho. Cerca de las 2 alguien no identificado por la Justicia incendió el portón de ingreso del taller. El fuego pudo ser controlado, pero luego un informe de Bomberos Zapadores confirmó que hubo peligro de propagación común hacia viviendas linderas.
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Ya en la tarde de 2 de enero, Gustavo volvió a recibir mensajes intimidantes. "Cumpa ya te dimos la primer advertencia. Cómo querés seguir, vas a pagar lo que debe Nahuel o querés que sigamos haciendo daño. La quiso jugar de narco y no le salió. Problemas de ustedes. Ahora paguen".
Unos días después, pasada la medianoche del 8 de enero, Gustavo cerró el taller y se fue para su casa. A los cinco minutos una vecina lo llamó para avisarle que había escuchado tiros y que creía que había sido contra su taller. Cuando regresó, el hombre constató que efectivamente habían baleado el ingreso de su local y que los tiros habían afectado también a dos vehículos. La policía juntó 10 vainas servidas calibre 40.
Un sospechoso detenido
Luego del segundo ataque hubo al menos dos versiones, curiosamente distintas, sobre la mecánica del hecho. Una persona dijo que el autor de la balacera había sido un hombre encapuchado que disparó y se fue corriendo por calle Lejarza. Otros dijeron haber visto a una camioneta con vidrios polarizados desde la cual partieron los balazos contra el taller.
El fiscal Pablo Socca contó para su investigación con el registro de cámaras de vigilancia de la cuadra donde ocurrieron los ataques. En esas imágenes pudo verse a una Volkswagen Amarok color gris desde la cual el 8 de enero habían realizado la balacera.
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Esa información coincidió con testimonios que también sirvieron para dar con un sospechoso. Así el 9 de enero se realizó un allanamiento en una casa de Garay al 6400, a unas 13 cuadras del taller. Allí la policía detuvo a Joel Miqueal O., de 26 años y empleado de "La Serenísima" según registros judiciales. En la vivienda también fue hallada la Amarok que habían captado las cámaras.
Junto a otras evidencias este martes el fiscal Socca presentó la imputación a Joel Miqueas O., explicando que también participó del hecho al menos otra persona que no fue identificada. El joven fue acusado por extorsión agravada por el uso de arma de fuego en grado de tentativa, incendio y portación ilegítima de arma de fuego de guerra. La juez Silvia Castelli confirmó la prisión preventiva por el plazo de ley.
Viejas deudas
El trasfondo de las amenazas y ambos hechos violentos tienen que ver con una supuesta deuda que un hijo del dueño del taller tiene con vendedores de droga de la zona. En la investigación trascendió que el hombre ya había pagado hace un tiempo 300 mil pesos por otra deuda que su hijo, que atravesaría problemas de consumo de drogas.
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En esta ocasión, la suma de dinero que reclamaban los extorsionadores era mucho más elevada. Los 4 mil dólares que le adjudicaban al mecánico como deuda de su hijo difícilmente tengan que ver con consumo.
Quizás, tal como trascendió en la investigación, quienes extorsionaron deben una suma importante de dinero a sus proveedores de droga. En ese marco se analizó la posibilidad de que a las víctimas les impusieron una deuda que en verdad no existía, para así conseguir el dinero que necesitaban.