Un tiratiros de una banda ligada a Los Monos que asoló barrio Ludueña fue condenado a seis años y medio de cárcel por abuso de armas, amenazas, intimidaciones y como miembro de asociación ilícita. Raúl Gustavo Cabaña, de 25 años y apodado “Muqueño”, aceptó la pena en un juicio abreviado.
A través del acuerdo entre su defensa y el fiscal Pablo Socca, Muqueño admitió ser parte del grupo que en algún momento fue conocido como “la banda de Mauro Gerez” por quien era, hasta que fue encarcelado, uno de sus gerentes en las calles donde ejecutaban las órdenes de Andy Benítez, Matías “Pino” César y Julián Aguirre. Gavilla vinculada a Los Monos que desde mediados de 2021 y hasta el año pasado supo mantener un violentísimo enfrentamiento con las huestes de Francisco “Fran” Riquelme —ligado a Esteban Alvarado— por el control territorial del delito en Ludueña y Empalme Graneros, disputa que disparó sin piedad las tasas de homicidios en esos barrios del noroeste rosarino.
Dominar Ludueña
Mediante el procedimiento abreviado Cabaña admitió ser parte de una asociación ilícita comandada desde la cárcel de Piñero y dedicada a cometer todo tipo de delitos —amenazas, balaceras, usurpaciones, homicidios, extorsiones— que giraban en torno a la venta minorista de drogas en procura de “ocupar y dominar” sectores de Ludueña y Empalme Graneros. En tal sentido muchas de sus acciones tenían como objetivo excluir de esas zonas a bandas antagónicas para “obtener beneficios económicos producto de diversas actividades ilícitas”, indica la imputación.
En el caso específico de Muqueño, se lo ubicó como “uno de los encargados” de ir a gatillar contra personas, comercios y viviendas. “Se encarga de transmitir personalmente las amenazas a las víctimas, ya sea para extorsionarlas o para que abandonen su lugar de residencia o donde desarrollen sus actividades comerciales. Amenaza a víctimas o testigos que denuncian o impiden el desarrollo de las actividades ilícitas de la banda”, describió la acusación el rol de Cabaña en el grupo.
Muqueño también fue acusado como encargado de usurpar las “viviendas que las víctimas abandonan producto de las amenazas, extorsiones y balaceras, con el fin de que sean incorporados al patrimonio de la asociación o utilizados como puntos de venta de droga”. También le achacaron disponer de motos y armas de fuego de alto poder ofensivo que se usan en la comisión de diversos ilícitos.
Apriete final
En ese contexto le atribuyeron haber disparado con una pistola 9 milímetros contra un grupo de personas que estaba en la puerta de un comercio, la noche del 5 de diciembre de 2021, hecho por el cual terminó detenido al día siguiente. Sobre las 21.30 de ese día, según publicó por esos días este diario, Muqueño fue uno de los que esa noche dispararon desde una moto Honda XR 250 Tornado contra una carnicería, pollería y granja de Solís al 300 en lo que fue la inauguración de una saga que culminaría una semana después con el cierre del negocio.
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Precisamente al día siguiente de esa balacera, otro miembro de la banda llegó en una moto al local donde irrumpió a mano armada y se llevó el celular de una hija del dueño. El ladrón quiso huir en el rodado pero unos vecinos se lo impidieron a puros golpes.
Cuando la dueña del teléfono fue hasta la comisaría 12ª para recuperar el aparato se topó con Cabaña a quien reconoció como el gatillero del primer ataque. La chica les avisó a policías del Comando que estaban en la puerta de la seccional y así fue detenido, no sin antes esbozar un acto de resistencia armada.
Finalmente Muqueño aceptó la condena por los delitos de “abuso de armas, portación ilegal de armas de fuego de guerra, amenazas calificadas por el uso de armas de fuego e intimidación pública, todos en concurso real en carácter de autor, y además como miembro de una asociación ilícita agravada por la participación de un menor de edad”.