En esta ocasión fueron imputadas 11 personas. Además de Guille, fueron imputados su primo Diego "Maradona" Cantero, Leandro "Pollo" Vinardi, Sabrina Ivana Barrías, Emir Rodríguez, Luciano "Lucho" Gallardo, Fernando Arriola, Alejandro "Rengo" Ficcadenti, Sergio "Bebe" Di Vanni, Oscaro "Torrasa" Mauro y Mauro Travaglini.
Según expusieron los fiscales tuvieron distintos niveles de participación en la organización. Todos relacionados a la barra y abocados a negocios vinculados: “El cobro de dinero recibido por la dirigencia de la institución deportiva ante cada partido diputado de local, la reventa de entradas de protocolos, la organización de eventos, el cobro por estacionamiento en lugar públicos y el cobro de comisión por la venta de comidas y bebidas en carritos”.
Guille Cantero, al mando
Según expusieron los fiscales, la jefatura de la asociación ilícita estuvo a cargo de Máximo Ariel “Guille” Cantero, considerado por la Justicia como líder de la banda Los Monos y preso en la cárcel federal de Marcos Paz. Su rol como mandamás, aseguraron, consistía en elegir los líderes y referentes del paravalanchas con el fin de que administren a su favor el dinero recaudado de las distintas actividades de la barra.
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Como mano derecha, siempre según la exposición de los fiscales, Cantero había elegido a otro recluso. Leandro “Pollo” Vinardi, preso en la cárcel federal de Ezeiza por delitos vinculados a narcotráfico y homicidios, confiaba ese rol a su pareja Sabrina Ivana Barrias. Ese lugar de poder fue puesto en duda durante 2024 cuando, también con el aval de Cantero, una facción disidente liderada por Alejandro “Rengo” Ficcadenti, intentó copar el mando de la barra.
Tras una serie de hechos violentos que incluyeron las amenazas a Ángel Di María, balaceras e intentos de homicidios, que valieron la detención de Ficcadenti, Cantero terminó por reafirmar a Vinardi como principal referente de la barra. Quien se ocupó de dar aviso sobre esa decisión definitiva fue Diego Gabriel “Maradona” Cantero, primo de Guille detenido el 27 de diciembre pasado e imputado este viernes.
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La figura de Diego Cantero es llamativa porque hasta su detención había permanecido fuera de la mira pública, al contrario de la mayoría de sus familiares. De 29 años, y de ocupación barbero según describió en su presentación ante el juez, es considerado por la Fiscalía como un nexo entre su primo Guille y los distintos estamentos de la barra. Un rol que cobró relevancia en febrero de 2024, cuando el Servicio Penitenciario Federal profundizó las restricciones en el régimen de visitas a Guille. Curiosamente Diego Cantero figuraba en el Registro Civil como su hermano, por lo cual pudo visitarlo semanalmente desde el 10 de abril de 2024.
Dos facciones
La Fiscalía planteó la existencia de dos facciones de la barra, aunque las dos bajo el ala de Guille Cantero. Una, señalada como la “oficial”, es la que tiene como organizador al Pollo Vinardi. Lo que para los fiscales significa que ocupó, en términos prácticos, un rol de gerente que a su vez delegaba en su pareja Sabrina Ivana Barrías, hasta que ella fue detenida el 2 de agosto pasado. Hasta entonces se comunicaban por el teléfono fijo que Vinardi tenía en su pabellón de la cárcel de Ezeiza.
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Barrias, apodada "La Doña", para la Fiscalía era una organizadora de la asociación ilícita ocupándose de bajar órdenes a otros miembros del grupo: su hijo Emir Rodríguez, Fernando Noel Arriola, Luciano “Lucho” Gallardo y Mauro Ángel Travaglini. En ese organigrama la cara visible del paravalanchas era Lucho Gallardo, quien ostentaba poder por su cercanía con Vinardi reconocida en el ambiente. Junto con Arriola, según la imputación, eran quienes hablaban directamente con el presidente de Newell’s, Ignacio Astore, para la recaudación de dinero que a mediados de 2024 el propio dirigente denunció como testigo.
En otro plano aparece la barra “disidente” que intentó copar el paravalanchas con el supuesto visto bueno de Guille Cantero. Alejandro “Rengo” Ficcadenti fue considerado el organizador de esa facción, encargado de consolidar la estructura que intentó copar la tribuna. Según expuso la Fiscalía, le había asegurado a Guille que bajo su mando él percibiría un mejor porcentaje del dinero recaudado de las actividades ilícita del grupo. Parte de esta facción también fueron considerados Sergio Gabriel “Bebe” Di Vanni, quien tuvo un rol clave en las amenazas a Ángel Di María que determinaron su decisión de no regresar a jugar a Rosario Central. Además imputaron como miembros a Oscar “Torrasa” Mauro, Antonio “Chinchu” Mauro e identificaron al prófugo Marcelo “Colo” Rubattino.
Interna en la barra brava
La investigación ubica a Guille Cantero como una suerte de supremo intocable. Una imagen que simbólicamente se representa en la conocida bandera que la barra desplegó en junio de 2023 en el partido homenaje a Maximiliano Rodríguez. La frase “Nosotros estamos más allá de todo” fue tan sugerente como la imagen de un mono con lentes secundado por un pollo, en alusión a Vinardi, y un toro en referencia a Carlos Damián Escobar, otro recluso que en este caso no fue imputado.
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Para respaldar la imputación de Guille como líder de la asociación ilícita, los fiscales expusieron llamadas con el Rengo Ficcadenti en enero de 2024 y visitas a la cárcel de Marcos Paz que se dieron el 20 y el 22 de ese mes. Algunos fragmentos de esas comunicaciones ya habían sido expuestos en otras audiencias, como en el que Guille parece bromear al Rengo diciéndole que “ahora la maneja una chica a la barra”, en referencia a Sabrina Barrías.
Luego de esas conversaciones se acentuaron las tensiones entre las facciones de la barra. En ese marco se dio el intento de matar a Lucho Gallardo, hombre de Vinardi, a quien fueron a buscar a su casa de Villa Gobernador Gálvez. Como no estaba le dispararon al hijo de su pareja, un chico de 16 años que quedó gravemente herido.
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Tras esos episodios Guille tuvo conversaciones con personajes ajenos a la causa pero cercanos al mundo Newell’s, como Alexis Caminos o Leandro “Gordo” Vilches. En esas charlas, para la Fiscalía, se evidenciaba el poder de Guille. En esos idas y vueltas Guille determinó que finalmente confirmaría a Vinardi y sus laderos como organizadores de la barra, decisión que comunicó mediante su primo Diego Cantero.
Los vínculos con la dirigencia
En esta ocasión los fiscales volvieron a exponer la declaración de Ignacio Astore, en la que el presidente de Newell’s mencionó que la relación con la barra se había tensado cuando la dirigencia comenzó a negarle a la barra el permiso para utilizar el estadio cubierto para realizar fiestas electrónicas. A partir de entonces tuvo cruces personales en el club, que escalaron a un ataque a piedrazos contra el Hospital Privado Rosario (HPR), donde trabaja Astore.
Con el avance de la causa los fiscales indicaron que buscarán determinar si hubo delitos de parte de dirigentes de Newell's. “Nosotros vamos a abrir una investigación respecto de la dirigencia, ante la posible o no comisión de un delito. Eso ya lo hemos circulado por la Secretaría de Gestión y lo va a investigar la unidad de Delitos Económicos de la Fiscalía Regional”, señaló Carbone en conferencia de prensa.
En el desarrollo de las evidencia se mencionaron encuentros y diálogos entre dirigentes y barras. Uno de esos episodios fue con Lucho Gallardo, quien como referente del paravalancha interceptó a Astore en el club para ponerlo en comunicación telefónica con Pollo Vinardi. "Esa apretada no me la olvido más. Me pasó el teléfono, no pude negarme", dijo Astore. Vinardi le pidió el estadio cubierto, camisetas, dinero y le dijo que lo piense tranquilo y que lo manejara con Lucho.
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Astore aseguró que la barra le había exigido 2 millones de pesos al organizador de la despedida de Maximiliano Rodríguez, dinero que tuvo que abonar el presidente de Newell’s para evitar problemas en el evento. Ya en 2024 se había consolidado un esquema de recaudación que consistía en el pago, de parte de la dirigencia, de 1.500.000 pesos luego de cada partido y la entrega de 1.700 entradas en la previa.
La dirigencia también estuvo en medio del conflicto entre las facciones de la barra, cuando el 22 de julio pasado antes del partido contra Independiente de Rivadavia le entregaron las 1.700 entradas al grupo disidente comandado entonces por Ficcadenti. En la tribuna se leyó como un “visto bueno” del club a la nueva facción, pero duró poco. Según la Fiscalía, "luego de un intercambio de mensajes y llamados telefónicos", Ficcadenti devolvió las entradas que finalmente terminó administrando Lucho Gallardo. En ese contexto fue atacada a tiros la casa de María Fernanda Corte, vocal del club que mediaba entre la dirigencia y la barra.