Perpetua a los 21 años: la carrera fugaz de un tiratiros que mató por prestigio y unos pesos

Iván Gutiérrez tenía 18 años cuando en 2021 se involucró en la banda de Alan Funes. Mató a una joven y lo condenaron a perpetua. Su historia

13:48 hs - Miércoles 23 de Octubre de 2024

En octubre de 2021, Iván Ariel "Lolo" Gutiérrez, entonces de 18 años, quedó preso por un homicidio. Su vida dio un giro drástico: cuando todavía trabajaba como ayudante de albañil junto a su padre ya había pasado a formar parte de la banda de Alan Funes, preso por homicidios y narcotráfico, referente del crimen para los pibes del barrio Tablada. En ese contexto, participaron juntos del asesinato de Mariel Lezcano, hecho por el cual fueron condenados este lunes a prisión perpetua junto a otros acusados. Un caso que expuso la manera fugaz en la que jóvenes rosarinos cometen delitos graves a cambio de prestigio y dinero.

Para el año 2021, Alan Funes ya era considerado un referente del narcomenudeo en el sector del barrio Tablada en el que había crecido, con una historia conocida por la mayoría de vecinos: presenció el asesinato de su madre y al poco tiempo mató a un pibe por venganza, luego mataron a dos de sus hermanos. Cuando cumplió los 18 años estuvo con prisión domiciliaria hasta que en el año nuevo de 2018 cayó por filmarse disparando al cielo con una ametralladora. Desde entonces se precipitó su carrera como criminal, acumulando varias causas y condenas con solo 26 años por orquestar delitos desde el encierro.

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Para los más jóvenes se convirtió en una referencia: distintas investigaciones dan cuenta de la facilidad con la que lograba convencer a otros pibes de sumarse a sus filas. Como ocurrió con Lolo Gutiérrez, que había estado ajeno a ese mundo hasta que en julio de 2021 recibió dos balazos de parte de otro pibe del barrio por un conflicto tan insignificante como violento. Desde entonces, comenzó a acercarse a los Funes con el deseo de vengarse. Pero mientras tanto continuaba viviendo con su familia en una casa muy humilde de Seguí al 50 y trabajando con su padre.

El 7 de octubre de 2021, Alan Funes, celular en mano desde la cárcel de Ezeiza, mantuvo una conversación con su hermana Solange. Hablaban cotidianamente para coordinar los pormenores de un punto de venta de drogas que funcionaba en Chacabuco al 4100. En esa ocasión Alan le hablaba a Solange de Lolo, con quien ella había comenzado a tener una relación. “Ese anda con vos. Ya me dijeron. Que active si quiere ser mi cuñado. Que se empiece a mover, a hacer cosas”, apuró él.

Solange le envió fotos de ella y Lolo posando con varias armas de fuego, municiones y vistiendo chalecos antibalas. Le contó que su novio estaba entusiasmado por empezar a trabajar para él: “No quiere ir por plata, quiere ir si es alguna bronca”. Alan los tanteó para encargarles un mandado llegada la noche, pero la chica le aviso: “Lolo dice que hoy se va a dormir temprano porque mañana trabaja con el papá”.

El crimen de Mariel Lezcano

Cinco días después, Lolo activó. Cerca de las 18 del 13 de octubre de 2021, llegó a una casa de Ayacucho al 4300 manejando una moto con Ulises “Pera” Chapire como acompañante. Lolo se bajó armado y caminó por un pasillo hasta la casa del fondo, mientras el otro tomó el lugar de conductor y lo esperó afuera. Cuando golpeó la puerta atendió Mariel Lezcano, de 21 años, que no tuvo tiempo a reaccionar cuando el sicario le apuntó y disparó. Un balazo le pegó en la cabeza y otro en el abdomen.

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La investigación del fiscal Gastón Ávila determinó que el objetivo del ataque era la madre de Mariel, conocida como “Paquete” y ligada al narcomenudeo en Tablada. De hecho, actualmente cumple una condena de 9 años por participar de un intento de homicidio ordenado por un preso. Mariel también tenía una condena de 6 años de domiciliaria por formar parte de la banda de René Ungaro, otro líder narco del barrio. En aquel entonces, la banda de Funes amenazaba a Paquete para que vendiera drogas para ella, las advertencias se repitieron hasta que Lolo cumplió pero matando a Mariel. Por ese emotivo el pago fue de 100 mil pesos y no de 150 como le habían prometido si daba en el blanco correcto.

Este lunes terminó el juicio oral en el que se juzgó el homicidio y tanto Alan Funes como Iván Gutiérrez fueron condenados a prisión perpetua. Chapire, acompañante de Lolo y considerado partícipe necesario, fue condenado a 20 años de prisión. Ya en febrero había sido condenado Fabián Alejo “Fabito” Domínguez, a 6 años de prisión por encubrimiento, dado que momentos después del crimen la policía lo detuvo con el arma homicida.

Carrera fugaz

Los autores y encubridores del crimen fueron desprolijos, dejaron rastros por todos lados y la investigación del homicidio se encaminó pronto. Lolo cayó a los pocos días y una vez imputado por el homicidio también fue acusado como miembro de la asociación ilícita liderada por Alan Funes. En ese marco, La Capital conversó con su madre, una mujer joven llamada Valeria, que lamentó el giro que había dado la vida de su hijo.

Contó que su hijo había cursado la primaria en la Escuela Normal 3 de Entre Ríos al 2300 y parte de la secundaria en el Nacional 1, de 9 de Julio y Necochea. “Un día dijo que no quería ir más, que no entendía nada. Yo me enojé porque quería que termine, pero mi marido le dijo que si no quería ir a la escuela iba a laburar con él, pero que en la calle no iba a andar porque la calle trae problemas”, recordó Valeria.

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Los problemas llegaron pronto y provocando un cambio de vida apresurado. “En una semana mi hijo se metió en todos estos problemas. El trabajaba todos los días con el padre. Ahora voy a la cárcel a verlo y le pregunto por qué, si le dimos todo, por qué tengo que ir a verlo allá”, lamentó la madre del chico en aquel entonces.

“Estamos en un barrio bastante jodido. Él se crio acá y me arrepiento de eso. Se crio viendo cosas, que se tiroteaban acá, allá, en todos lados. Él salía a mirar y veía todo eso”, mencionó la mujer como una manera de describir el entorno en el que había crecido su hijo por fuera del ámbito familiar. “Los pibes se quieren hacer ver. Se quieren hacer los Pablo Escobar, quién es el que hace más cosas para tener más fama”, opinó.

Necesitaba plata

Una hora después del crimen de Mariel Lezcano, según consta en la investigación, Lolo se comunicó con Solange Funes por WhatsApp. Ella le recriminó no haber guardado mejor el arma y le anticipó que lo iban a buscar para detenerlo. “Ahora sí pierden”, le dijo. “Y bueno, fue. Unos años”, respondió él con relación a lo que le deparaba el destino. “Necesitaba plata”, le dijo Lolo a su novia. "¿Sí? ¿Con 30 mil pesos sos feliz?", repreguntó ella y él contestó: "No, pero zafo".

El chico también hablaba con sus amigos, a quienes les contaba que le habían pagado 100 mil pesos. “¿Vos no viste la foto que subí a Instagram en el bar con una banda de plata?”, le preguntó a otro pibe con relación a una foto que luego fue parte de la investigación: se veía una pizza especial, unas latas de gaseosas y varios billetes de distintos valores. “Ahí me quedaba poco ya. Por eso fue ahí y me gasté todo, le pagué a todos. Andaba con la plata toda encima, por las dudas si me agarraban, para arreglar", le explicó a su amigo.

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De esas charlas también se desprende que Lolo sabía que lo estaban buscando, pero a su vez intentaba continuar con su vida. El 18 de octubre, cinco días después del crimen, invitó a jugar al fútbol 5 a un amigo que le respondió: "Ando sin cash". "Fa amigo, qué onda. Vivís laburando y no tenés plata. ¿Cuánto te pagan?", le reprochó Lolo. Entonces se dio un diálogo que da cuenta del trasfondo económico, aunque se trate de poco dinero, en estas dinámicas violentas.

Amigo: - Y bueno pero no cobro lo que cobrás vos, yo le doy plata a mi vieja, todos los chiches, vos te gastás todo lo que cobrás en droga nomás.

Lolo: - Si yo también le doy plata a mi mamá, vos hacés mal porque te gastás todo en ropa y no guardás nada.

A: - Sí pero vos ganás 15 mil por semana y yo gano 7 raspando

L: - Yo gano 10 mil por semana. Le doy 2 mil pesos a mi mamá, son 8 mil.

A: - Sí pero vos sos un tiratiros y ahí tenés plata aparte. Yo no, yo soy un muerto de hambre.

En esas charlas Lolo se mostraba preocupado por su familia. Cuando un amigo le aconsejó que se cuide, él respondió: "Sí bobo ahora yo me quiero calmar por mi vieja, porque están re mal todos. Me dijo si quería empezar la iglesia, pero no creo". "No me siento con ganas de empezar a ir a la iglesia, pero si lo hago es por ellos. Lo que pasa es que no quiero ir a la iglesia porque van a decir 'mirá empezó a la iglesia está regalado' y me van a comer el lomo", siguió. Sabía que lo habían reconocido los testigos del asesinato y que estaba siendo buscado, pero cuando otro amigo le preguntó qué tenía pensado hacer fue claro: "Nada. Absolutamente nada". Un día después cayó preso, tal vez sin imaginar que le esperaba una condena a prisión perpetua.