Mariel Lezcano tenía 21 años cuando la tarde del 13 de octubre de 2021 fue asesinada a balazos en su casa de Ayacucho al 4300, barrio Tablada. La investigación del crimen develó que el objetivo del ataque era su madre, a quien la banda narco liderada por Alan Funes desde la cárcel la hostigaba para que vendiera drogas para su organización. Este martes se realizó la audiencia preliminar de cara al juicio oral, donde la Fiscalía confirmó la acusación a Funes como instigador con un pedido de condena de prisión perpetua al igual que para dos jóvenes sindicados como sicarios.
"No los denuncié por miedo y por ese miedo mataron a mi hija", contó a La Capital la madre de Mariel el 14 de octubre de 2021, cuando habían pasado unas horas del crimen. En el barrio donde vive desde finales de los 90 a la mujer la conocen como "Paquete". Un apodo que aparece en las comunicaciones que Alan Funes mantenía desde la cárcel, donde cumple condena de 44 años por un homicidio y por narcotráfico. "Le voy a hacer dar a la Paquete", le contó a su hermana Solange el 11 de octubre de ese año.
Días antes la mujer había recibido una serie de llamadas y mensajes, incluso hostigamientos personalmente, de parte de personas cercanas a Alan Funes. Querían que vendiera drogas para la organización. Es que su casa, en Ayacucho al 4300, estaba ubicada en un pasillo cuya vivienda del frente pertenecía a los Funes, uno de los clanes administradores del narcomenudeo en el barrio Tablada. En la vereda de esa vivienda en marzo de 2016 fue asesinada Mariela Miranda, madre los hermanos Funes, de los cuales dos fueron asesinados en una saga mortal desatada a partir de ese crimen.
"Gorda, mirá, el Alan está tirado, no tiene quien le maneje el bunker, fijate vos si se lo podes agarrar, está como loco, dice que te va a hacer volar la gorra”, contó Paquete que un día le dijo personalmente Jorge Funes, padre de Alan, luego de llegar a la casa a bordo de un Citroën C4. La mujer, aseguró, siempre se negó a esas propuestas. Les explicaba que estaba vendiendo ropa y que por culpa de ellos su hija Mariel había tenido problemas con la Justicia. La chica había sido condenada a seis años de prisión domiciliaria por formar parte de la banda narco que desde prisión manejaba René "Brujo" Ungaro, cercano a los Funes, también penados en esa causa.
El crimen
El 13 de octubre de 21, pasadas las 18, Mariel Lezcano tomaba mates en su casa de Ayacucho al 4300 junto a su hijo de tres años y sus hermanos menores. Los padres de los chicos no estaban en casa cuando el timbre sonó y Mariel caminó a abrir la puerta. Apenas lo hizo quedó de cara a un muchacho vestido de negro, cubierto con una gorra y un barbijo del mismo color, que le disparó directo a la cabeza y se dio a la fuga a las corridas. Mariel quedó tendida en el piso del patio delantero de su casa, donde murió a los pocos minutos.
Desde un principio los testigos pusieron la sospecha en "la banda de los Funes" por el contexto previo de amenazas a la familia. Con esa información preliminar los agentes de la policía que acudieron al lugar se dirigieron luego a un pasillo de Chacabuco al 4100, señalado como uno de los puntos de venta de drogas de la organización. Allí se toparon con un muchacho que al verlos intentó escapar por los techos pero fue aprehendido, así como también le secuestraron la pistola calibre 9 milímetros que había intentado descartar.
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Ese joven fue identificado como Fabio Alejo D., hoy de 23 años, a quien el fiscal Gastón Ávila le imputó la portación ilegítima de arma de fuego de guerra y encubrimiento agravado por el hecho precedente. Mientras la policía trabajaba en el lugar llegó a la casa una hermana de Alan Funes, entonces menor de edad, a quien le retuvieron un teléfono celular que había intentado destruir. De ese aparato surgió la mayor cantidad de evidencias con las que, en otra causa, Funes fue imputado como líder de una asociación ilícita.
Pero también de allí surgieron parte de las evidencias con las que comenzó a esclarecerse el crimen de Mariel Lezcano. Una semana después del hecho fue aprehendido Iván "Lolo" G., hoy de 20 años, y en junio de 2022 cayó Ulises "Pera" C., de la misma edad. Ambos fueron acusados por el fiscal Gastón Ávila, quien este martes solicitó para ellos la pena de prisión perpetua como coautores de homicidio calificado por ser cometido por precio o promesa remuneratoria y agravado por la utilización de un arma de fuego. Igual condena fue solicitada para Alan Funes, sobre quien recayó el mismo delito pero en carácter de instigador. Mientras que para Fabio "Fabito" D., sindicado encubridor, la pena pedida fue de 6 años de prisión.
Secuencia
En su acusación, el fiscal Ávila sostuvo que Alan Funes encargó el crimen desde la cárcel de Ezeiza, donde estaba alojado antes de ser trasladado a Marcos Paz a mediados de este años. La promesa remuneratoria fue de al menos 100 mil pesos y además puso a disposición una pistola calibre 9 milímetros y una Honda Wave roja.
Con ese vehículo, cerca de las 18.30 del 13 de octubre, Lolo manejó con Pera como acompañante hasta Ayacucho al 4300. Al llegar fue el conductor quien se bajó de la moto con un arma en la mano mientras que su compañero lo reemplazó en el manubrio. Lolo caminó hasta la puerta de ingreso del pasillo, siguió por ese camino y llegó hasta el portón del fondo donde vivía la familia Lezcano.
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Al tocar el timbre atendió Mariel. Lolo no le dijo nada, solo le apuntó y le disparó en la cabeza y en la cadera. Un segundo después volvió sobre sus pasos y salió a la calle, donde Pera aguardaba a bordo de la moto con la cual escaparon para llegar a una vivienda de la vuelta, en Chacabuco al 4100, donde se descartaron el arma entregándosela a Fabito, que minutos después iba a ser detenido.
Nuevos tiratiros
En abril de 2022, luego de que Alan Funes fuera imputado como líder de una banda, la madre de Lolo, acusado como miembro, habló con La Capital y contó que hacía poco tiempo que su hijo se había involucrado en conflictos de este tipo. "En una semana mi hijo se metió en todos estos problemas. Él trabajaba todos los días con el padre. Ahora voy a la cárcel a verlo y le pregunto por qué, si le dimos todo, por qué tengo que ir a verlo allá", contó Valeria en aquella ocasión.
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Las bandas apelan a chicos cada vez más jóvenes para que trabajen como tiratiros.
Por aquellos días de 2021 Lolo había comenzado una relación con Solange, hermana de Alan Funes, quien cuando se enteró le escribió a la chica: "Ese anda con vos. Ya me dijeron. Que active si quiere ser mi cuñado. Que se empiece a mover, a hacer cosas". En las mismas conversaciones aparecieron fotos de los chicos mostrando sus armas y chalecos antibalas. Seis días después Lolo asesinó a Mariel Lezcano.
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Cuando horas después del crimen cayó Fabito, Solange le escribió a Lolo para recriminarle por qué no había guardado mejor el arma utilizada en el hecho. "Por qué no la guardaste, no tenés que dejar nada, ya les dije mil veces", protestó la joven. "Siempre te habló, vos hacés las cosas porque querés", continuó ella. "Necesitaba plata", le dijo él y Solange respondió: "¿Sí, con 30 mil pesos sos feliz?". "No, pero zafo", cerró Lolo.
El pago real, según trascendió en conversaciones que el pibe tenía con sus amigos, fue de 100 mil pesos. "Me iban a dar 150 si era para la madre, para la Pakete. ¿Vos no viste boludo la foto que subí al Instagram en el bar con una banda de plata?", le comentó Lolo a un amigo tres días después del crimen. La foto en cuestión, que consta en la investigación, es una pizza especial con unas latas de gaseosa y varios billetes de distintos valores. "Ahí me quedaba poco ya. Por eso fue ahí y me gasté todo, le pagué a todos. Andaba con la plata toda encima, por las dudas si me agarraban, para arreglar", agregó.
Una de las respuestas de su amigo fue contundente: "Pero cuidate amigo". "Sí bobo ahora yo me quiero calmar por mi vieja, porque están re mal todos. Me dijo si quería empezar la iglesia, pero no creo", respondió Lolo. "No me siento con ganas de empezar a ir a la iglesia, pero si lo hago es por ellos. Lo que pasa es que no quiero ir a la iglesia porque van a decir 'mirá empezó a la iglesia está regalado' y me van a comer el lomo", siguió. Lolo sabía que lo habían reconocido los testigos del asesinato y que estaba siendo buscado, pero cuando otro amigo le preguntó qué tenía pensado hacer fue claro: "Nada. Absolutamente nada". Un día después fue detenido.