Rubén Ariel "Tubi" Segovia tenía 29 años cuando esta tarde fue asesinado en un pabellón de la cárcel de Coronda. Su derrotero en la Justicia data de los albores de 2016, cuando fue acusado de instigar el crimen perpetrado a la joven Lorena Ojeda en diciembre de 2016 en Vera Mujica y Rueda.
Es precisamente este hecho por el que Tubi cobró mayor trascendencia en las páginas de policiales y fue por demás de resonante. Porque a raíz de ese crimen también fue detenido el abogado penalista Marcos Cella, defensor por entonces de Segovia, acusado de cooperar para lograr el aplazamiento de una rueda de reconocimiento.
En esa oportunidad, la fiscalía logró comprobar a través de escuchas telefónicas cómo el acusado le solicitaba a Cella esa trámite en el que Brisa Ojeda debía reconocer a quienes habían participado del crimen de Jonatan Rosales, ocurrido el 22 de junio de 2016, hecho en el cual ella había resultado herida. "Postergame la indagatoria mientras la hago desaparecer", le pidió Tubi a Cella.
En ese lapso al que accedió el representante legal, los sicarios fueron a buscar a su casa de Vera Mujica y Rueda a Brisa para que desista de declarar en la causa, pero la que salió a la puerta fue su hermana Lorena Ojeda, a la que ultimaron con seis disparos.
En plena guerra narco entre los clanes Camino y Funes, Segovia también había sido imputado por el crimen de Javier Fleitas perpetrado el 10 de noviembre de 2016 en Callao y Mr Ross. En esa oportunidad, los proyectiles tenían como destinatario a Lautaro "Lamparita" Funes.
La saga de violencia en la que los clanes pugnaban por el control de la venta de droga en la zona sur de Rosario continuó este año con una ola de crímenes, en la que se destacaron el de Marcela Díaz, hermana de Tubi, a quien acribilaron a balazos el pasado 16 de enero en Lejerza al 5600.
La semana anterior, la ola de violencia se había cobrado la vida de Ulises Funes y posteriormente la de Bam Bam Funes, a quien asesinaron en la ruta A012 y 14 cuando volvía de visitar a sus hermanos detenidos en el penal de Piñero en ese enero sangriento.
Esta tarde, por razones que aún se investigan, aquel que había sido acusado de mandar a matar en varias oportunidades, apareció muerto en una celda con un puntazo en el abdomen y un cable atado alrededor del cuello.