Un preso de la Unidad 6 fue imputado por haber planificado un ataque a tiros en el que resultó herido y con lesiones irreversibles un conductor de Uber en Villa Gobernador Gálvez. El ataque estaba dirigido a un amigo del chofer, quien había pactado un encuentro en ese lugar para ver una camioneta en venta sin sospechar que se trataba de una emboscada. En una esquina cercana al cementerio de esa ciudad, luego de una breve conversación los falsos vendedores emprendieron a tiros contra el pasajero, quien pudo escapar corriendo. El conductor no alcanzó a salir del auto, fue alcanzado por varios disparos en el abdomen y sufrió una lesión medular.
Este martes el fiscal Lisandro Artacho imputó a Diego Ariel Vallejos, quien cumplía condena en la cárcel de Francia al 4900, como el instigador y organizador de ese atentado del 1º de noviembre pasado. El preso quedó implicado en dos hechos de intento de homicidio doblemente agravado, por el uso de arma y por la participación de un menor; delito que además se consideró calificado por ser planeado entre más de dos personas.
Por el ataque ya habían sido imputadas días después dos personas, un hombre y una mujer que permanecen en prisión preventiva por el caso. Vallejos fue acusado además de instigar desde la cárcel amenazas a un comerciante de la zona sur. El juez Carlos Leiva admitió la imputación y dictó la prisión preventiva por 90 días del acusado, quien de todos modos cumple condena en prisión.
Según la imputación fiscal, desde su celda Vallejos determinó a un grupo de personas, entre ellas un menor de edad, para que organicen y concreten el ataque. Un plan que se coordinó mediante audios y mensajes de WhatsApp. Así, un hombre que se encuentra prófugo, cuyas iniciales son A.R., contactó al destinatario de los disparos, identificado como M. A las 19.50 del 1º de noviembre el joven recibió un mensaje de un conocido que le ofrecía una camioneta en venta.
A la cita en Uber
Al muchacho le interesó la oferta y pactaron un encuentro para las 22 en Montevideo y Bélgica de Villa Gobernador Gálvez, en un barrio cercano a la autopista a Buenos Aires. Entonces M. le pidió a su amigo Maximiliano V., de 28 años y conductor de Uber en Rosario, que lo llevara hasta el sitio acordado. Llegaron a las 22.40 en el Renault Clio del remisero. Como no había nadie, M. se contactó por teléfono con el supuesto vendedor y avisó que había llegado.
Enseguida acudieron al lugar tres hombres en una camioneta Cherry Thiggo. El joven interesado bajó del auto y mantuvo una breve conversación con esas personas, de pie junto a la puerta del conductor del Clio. Revisó unos papeles de la camioneta y en un momento en que les dio la espalda los atacantes sacaron tres pistolas 9 milímetros y comenzaron a dispararle. M. reaccionó a tiempo y logró escapar corriendo, ileso.
Los agresores también dispararon hacia el chofer del auto, quien no tuvo chances de eludir el ataque. Sufrió múltiples disparos a la altura del abdomen que le causaron una “lesión medular irreversible por la cual perdió movilidad de sus extremidades”, planteó el fiscal. Un llamado al 911 alertó sobre la presencia del chofer herido dentro del Clio y una ambulancia del Sies dispuso el traslado del conductor al Hospital de Emergencias con heridas en la cara, el torso y un brazo.
Escape y captura
Los autores del ataque escaparon en la camioneta pero fueron advertidos por agentes de la Policía de Acción Táctica que estaban apostados en García González y Ruta 22. Se inició una persecución que finalizó en Mitre y 9 de Julio, a unas veinte cuadras del lugar del hecho.
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En esa esquina el conductor de la camioneta intentó girar pero terminó chocando contra el frente de una casa y, luego, contra una pared medianera. Allí fueron detenidos el menor de edad y José David F., en tanto que A. R. logró escapar corriendo.
A pocos metros de la chata se incautó una pistola Browning 9 milímetros semiautomática con siete cartuchos, una pistola Bersa Thunder del mismo calibre y un celular. En el asiento trasero se encontró un bidón con gasolina. La camioneta tenía un pedido de captura por robo y una patente que no se correspondía con los guarismos de fábrica.
A órdenes de un preso
Días después José F. fue imputado como uno de los tiradores, en tanto que Verónica Analía C. fue acusada de colaborar con la logística. De acuerdo con la pesquisa, en la casa de la mujer se había organizado el ataque en encuentros personales desde el 30 de octubre, ante órdenes de Vallejos desde prisión. El hombre prófugo se encargó de conseguir las municiones y las armas mientras que los restantes actuaron como tiradores. La mujer tenía en su poder la camioneta, las llaves y las armas y además facilitó un celular para que sus cómplices coordinen la secuencia.
En la misma audiencia celebrada el martes en el Centro de Justicia Penal, en tanto, Vallejos fue acusado de instigar amenazas contra un comerciante del barrio Roque Sáenz Peña de Rosario. Según la imputación, el 26 de septiembre pasado determinó a atacantes aún no individualizados a que acudieran al comercio de la víctima para forzarla a ponerse en contacto. Esto ocurrió a las 19.30 de ese día, cuando dos motociclistas llegaron al local en una moto de 110 centímetros. El que iba como acompañante arrojó un bulto. Contenía una nota, en la que se leía que debía comunicarse a un número, y dos proyectiles intactos calibre 9 milímetros marca SP.