Este 24 de Marzo se cumple otro aniversario del golpe que dio inicio a la última dictadura militar que sufrió la Argentina. En esta ocasión queremos recordar, además de exigir como todos los años memoria, verdad y justicia, algunos aspectos de la misma que parecen a veces olvidados, con el fin de repensar el difícil presente que atravesamos.
Nosotros, como petroquímicos y como obreros del cordón industrial (polo fundamental de la industria y manufactura en la región y en el país), sufrimos la intervención del sindicato durante la dictadura de 1976, siendo Soepu el primer sindicato intervenido en todo el país. Por su carácter de lucha y la experiencia llevada adelante en la toma de Pasa Petroquímica, Soepu era un escollo para el gobierno militar porque representaba el éxito de la gestión y organización obrera. Vuelta la democracia Soepu también, recordamos con amarga ironía, que ha sido el último sindicato en retomar el control efectivo.
La persecución llevó además a que muchos compañeros tuvieran que abandonar el país, como el caso del “Gringo” Poles, quien sufrió atentados e intentos de secuestros que lo llevaron al exilio en Venezuela. El carácter profundamente democrático que tuvo siempre nuestro sindicato fue objeto de la represión por la tradición participativa donde toda decisión se toma en asamblea y con la participación plena de nuestros afiliados, que para nosotros es una bandera que llevamos hasta estos días y que legaremos a quienes vienen después de nosotros.
En estos días de reflexión queremos recordar los crueles objetivos de aquella dictadura, los relativos a la represión social, a la quita de libertades, a la búsqueda del exterminio a través de los asesinatos, las torturas y desapariciones de miles de compañeros; y, recordar también el carácter económico que quisieron imprimir sus jerarcas sobre nuestro país, considerando que uno de los mayores objetivos del golpe fue terminar con la Argentina industrial, con el trabajo argentino y con el obrero argentino como el sujeto político y social que tenían los militares como máximo enemigo.
Con el terrorismo de estado se buscó imponer un modelo cuyas consecuencias padecemos hasta ahora y que implicó la primacía de la economía financiera por sobre la economía real, la apertura indiscriminada a productos y capitales extranjeros. Queríamos recordar, por su resonancia actual, el modelo económico de Martínez de Hoz (no olvidamos a los protagonistas civiles del golpe). Fue a fines de 1978 que el ministro de Economía de Videla lanzó la famosa “tablita cambiaria” un esquema de devaluaciones periódicas preanunciadas. Con devaluaciones por debajo de la tasa de inflación este esquema funcionó al principio como un ancla anti-inflacionaria, generando mes a mes un tipo de cambio cada vez más atrasado.
En esos momentos el atraso cambiario llevaba al quiebre de miles de empresas locales y generaba también una pérdida de rentabilidad para el campo. El “dólar barato” llevó a la multiplicación de los viajes turísticos al exterior y a una avalancha de importaciones de productos del exterior a través una apertura económica muy agresiva que llevó al déficit fiscal más grande de la historia hasta entonces.
WQZ226SZEZA5PO4DYLJB62ZNFU.jpg
La sonrisa de Martínez de Hoz junto a Videla.
Los argumentos de ese ayer suenan en el eco de hoy. Según Martínez de Hoz la competencia con los productos del exterior llevaría a la disminución en los precios de los artículos producidos en el país pero lo único que logró fue la fundición de miles de empresas argentinas y un déficit comercial imposible de sostener.
El modelo de especulación financiera, de apostar a la adquisición de dólares con los intereses generados artificialmente en pesos, lleva a que nadie busque la rentabilidad en la producción, en lo tangible, en la economía real y en aquellos recursos clave para el desarrollo industrial del país. La historia se suele repetir, cuando el modelo sea tablita o “carry trade” es insostenible, los agentes económicos pesados pasan sus posiciones de pesos a dólares que generalmente sacan del país, habiendo obtenido en el proceso ganancias extraordinarias en dólares a costa del trabajo, ahorro y futuro de millones de argentinos.
Queríamos en esta fecha recordar lo que fue el proceso de la dictadura en sus distintas magnitudes, recordar que con el terrorismo de Estado buscaron acabar con una Argentina próspera e industrial y recordar también a los agentes civiles que fueron protagonistas y beneficiarios del golpe. Recordamos también a todos nuestros compañeros desaparecidos, saludamos la incansable e inclaudicable lucha de las Madres y de las Abuelas de Plaza de Mayo, exigimos justicia contra los represores a las que aún no les ha llegado, y saludamos al carácter del pueblo argentino que ha demostrado siempre levantarse y hermanarse en contra de las injusticias.