El expresidente Alberto Fernández fue indagado este martes en los Tribunales de Comodoro Py acusado por violencia de género contra su expareja y exprimera dama Fabiola Yáñez. El exjefe del Estado presentó un escrito de 221 páginas en el que negó las acusaciones. “Si debo decir que si alguien fue agredido en la pareja, ese fui yo. Si alguien debió soportar insultos y malos tratos en la pareja, ese fui yo”, sostuvo.
Fernández difundió su indagatoria en su cuenta de la red social X. “Presenté mi descargo en una causa que es una estafa procesal sin precedentes. Después de muchos meses de silencio quiero que conozcan lo que tengo para decir”, posteó. La última vez lo hizo fue el 6 de agosto de 2024, cuando Yáñez lo denunció y el expresidente publicó un comunicado negando las acusaciones.
El expresidente negó haber golpeado a la exprimera dama
El expresidente negó haber golpeado a Yáñez y señaló que los moretones que ella mostró fueron producto de golpes por su adicción al alcohol. También que las fotografías que ella se sacaba con los moretones podrían haber sido preparadas con antelación para extorsionarlo.
Pero, además, el expresidente pidió que se hagan medidas de prueba. Entre ellas que Yáñez sea sometida a un peritaje psiquiátrico y que exfuncionarios de su gobierno sean citados a declarar como testigos.
Fernández solicitó que declaren su exvocero Juan Pablo Biondi, el exjefe de Gabinete Santiago Cafiero, la exministra de Desarrollo Social Victoria Tolosa Paz y la exministra de la Mujer Ayelén Mazzina.
Con Mazzina se da la particularidad que Yáñez dijo que le contó de las agresiones y nunca hizo nada, lo que la exfuncionaria negó. El motivo del pedido de citación es porque todos ellos conocían la relación con la exprimera dama.
También requirió que se cite a su primer hijo, Estanislao Fernández Luchetti, y a los agentes que custodiaron a Yáñez en España.
Alberto Fernández contra el juez
Con la presentación del escrito, Fernández se negó a contestar preguntas del juez federal Julián Ercolini, a quien calificó de “imparcial”, y del fiscal federal Ramiro González, sobre quien dijo que “no reúne las condiciones éticas para imputarme el delito”.
La indagatoria estaba prevista para las 11, pero el expresidente llegó a los tribunales una hora antes. Lo hizo con su custodia desde el subsuelo del edificio y luego accedió al cuarto piso. Allí, un cordón policial lo separó de la prensa que lo esperaba. Se retiró, a las 11.25, de la misma manera.
El expresidente, junto a su abogada Silvina Carreira, presentó un escrito en primera persona. Allí criticó a la Justicia y repasó su relación con Yáñez desde que la conoció hasta su separación.
Fernández relató problemas personales de la vida de Yáñez y de su adicción al alcohol. “En los momentos de embriaguez, se ponía violenta, me atacaba con una fuerza singular. Yo solo atinaba a atajar sus manos para evitar sus golpes. Las barbaridades que decía en ese contexto prefiero no volcarlas en estas páginas tratando de preservarme ante tan nefasto recuerdo”, fue su defensa.
Hizo una autocrítica cuando señaló que, durante los cuatro años de gobierno, sus funciones no le permitieron ayudarla. También relevó charlas con Yáñez cuando ella decidía si presentaba o no la denuncia por violencia de género.
La exprimera dama primero no lo hizo y luego sí. El expresidente sostuvo en su presentación que ella le dijo “no quiero compromisos, quiero el efectivo que me garantice el futuro”. Fue ante la respuesta, según la versión del expresidente, de que a ella y al hijo de ambos, Francisco, no les iba a faltar nada.
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Fernández está acusado de dos hechos de lesiones leves doblemente agravadas, por un caso de una lesión grave y por coacciones hacia Yáñez. Los hechos más salientes fueron los moretones en el ojo derecho y en uno de sus brazos. “Efectivamente, en un contexto de violencia de género signada por la particular relación asimétrica de poder con el agresor, por lo menos desde 2016 hasta que se formalizó la denuncia, Fernández ejerció de un modo sistemático violencia psicológica contra Yáñez bajo las formas de acosos, hostigamientos, controles, indiferencia, insultos, culpabilización, destrato, retiro de la palabra, ninguneos y hostilidad”, fue la acusación de la fiscalía.
El expresidente lo negó: “Quiero enfatizar que estoy aquí declarando por hechos de violencia física que nunca ocurrieron. No solo no existen testigos ni documentación que los respalden sino que, por el contrario, hay pruebas contundentes que desmienten categóricamente su existencia”.
Problemas con el alcohol de Fabiola
El escrito señala que sobre los hechos no se precisan fechas, que lo que se presenta como prueba tiene escaso valor y que muchos testigos dijeron que no presenciaron golpes y que otros relataron los problemas de Yáñez con el alcohol.
Fernández habló sobre las infidelidades en la pareja. Dijo que ella tenía otras relaciones, pero que él no. Planteó que la querella de Yáñez hizo referencias de “mis supuestas infidelidades, cuando de mi parte no ha existido una sola”.
En cambio, en base a la declaración de testigos, dijo que Yáñez sí tenía otras relaciones y relató un episodio: “El compromiso con esas «parejas paralelas» parece haber sido fuerte, ya que según me vengo a enterar en estas actuaciones, en alguna ocasión Fabiola, invocando su condición de primera dama, le reclamó al intendente de Castelli (provincia de Buenos Aires) que el municipio se hiciera cargo de una deuda privada que su secretario de Obras Públicas mantenía con Oscar Kelly, su expareja con quien se encontraba en su departamento de Puerto Madero”.
El expresidente también reclamó que se hagan varias medidas de prueba, entre ellas un peritaje psicológico y psiquiátrico a Yáñez, para determinar "el nexo de causalidad estipulado por la acusación y la existencia del hecho”.