PolíticDurante su papado de más de una década, Francisco se reunió doce veces con presidentes argentinos: siete con Cristina Kirchner, dos con Mauricio Macri, dos con Alberto Fernández y una con Javier Milei. Una línea de tiempo que reflejó encuentros y distanciamientos entre Jorge Bergoglio y los cuatro mandatarios, además de una visita postergada al país.
Francisco se reconocía como un ser político y, en ese sentido, Hugo Quiroga (politólogo y profesor de la Universidad Nacional de Rosario, UNR) recordó que en 2013, cuando fue consagrado como primer Papa del continente americano —con el plus de pertenecer a la Orden de los Jesuitas—, “la pregunta fue cómo afectaba esa nueva figura a la escena pública argentina”.
“Porque a monseñor Jorge Bergoglio le habían rechazado 14 pedidos de audiencia por parte del gobierno de los presidentes Néstor y Cristina Kirchner, quienes nunca habían asistido a un tedeum en la catedral de Buenos Aires”, rememoró.
El cambio que provocó la llegada de Francisco
La conversión de Bergoglio en líder espiritual y jefe de la Iglesia Católica en el mundo, añadió Quiroga a La Capital, “implicó un cambio en la posición del peronismo” que, previamente, había deparado “alegatos de connivencia directa con la dictadura” en su contra, alimentados por el paso de un joven Francisco por la organización Guardia de Hierro.
“Luego, Cristina, con mucha rapidez y por cuestiones políticas, cambió de posición y finalmente se convirtió en la interlocutora predilecta de Bergoglio”, continuó Quiroga respecto de cómo la entonces jefa del Estado mensuró la importancia de tener un Papa argentino.
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Historial en mano, el politólogo también consideró llamativo que el Sumo Pontífice “no saludara a Macri cuando asumió la Presidencia”, más allá de las cuestiones de protocolo esgrimidas por la Iglesia.
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“Se notó la diferencia de trato con Cristina, la frialdad hacia el titular del PRO”, indicó, para agregar de inmediato: ”Cuando lo recibió en el Vaticano, le concedió una breve audiencia de 22 minutos en la biblioteca. Un récord respecto de lo acordado por los presidentes, por ejemplo, de Bolivia, Ecuador y hasta de Cuba”.
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Acerca de Milei, Quiroga recordó “una primera reunión, o un saludo inicial, que fue muy afectuoso” y al que vinculó a “alguna cuestión más de sentimiento o fe religiosa, en el sentido de que el presidente también se proclamaba muy vinculado al judaísmo”. Aunque después las relaciones entre ambos “fueron enfriadas y muy distantes”.
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Para el consultor Carlos Fara, el vínculo de Francisco con los presidentes argentinos “siempre resultó complejo porque, obviamente, la clave fue el uso político a favor o en contra que le quisieron dar los mandatarios desde 2013”.
El Papa y el escenario argentino
“La Argentina, en el medio, se fue polarizando en su posición y en su debate político, con lo cual fue más complejo todavía recibir al Papa en un clima de acuerdo y tolerancia”, aseveró a este diario.
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Si bien Fara destacó que el Santo Padre “coincidió más ideológicamente con el PJ”, hizo hincapié en que también “quedó muy fastidiado con Fernández por considerar que no contribuyó a la paz política, es decir, a salir de la grieta”.
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Con Milei, Bergoglio “trató de llevar las cosas en paz, obviamente, manifestando sus propias expresiones” sobre el actual gobierno, concluyó el consultor político.