El gobierno nacional designó este viernes a Juan Bautista Ordóñez como secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, bajo la órbita del Ministerio de Capital Humano, luego de anunciar la renuncia a ese cargo de Yanina Nano Lembo, quien había autorizado la compra de una cafetera por 2 millones de pesos.
La Casa Rosada afirmó que la gestión de Capital Humano seguirá “avanzando bajo las premisas establecidas por el presidente Javier Milei de un Estado más pequeño y mucho más eficaz”.
Según la versión oficial, “el equipo liderado por la ministra Sandra Pettovello responde a las necesidades de esta nueva etapa de gestión”.
En ese marco, Ordóñez asumirá como secretario de Niñez, mientras que “Nano Lembo desempeñará un nuevo rol dentro de la estructura ministerial”, destacó un comunicado oficial.
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Nano Lembo estaba en el ojo de la tormenta una vez conocida la compra de una cafetera por 2 millones de pesos. Por ese hecho, ya había renunciado la subsecretaria de Gestión Administrativa, Constanza Cassinola.
El poder de la funcionaria ligada al macrismo quedó recortado luego de que Pettovello se presentara en las oficinas de la secretaría, algo poco usual, y le arrebatara el control del área administrativa.
Una cafetera para un ministerio conflictivo
Nano Lembo había reemplazado a fines de mayo pasado a Pablo de la Torre, quien quedó envuelto en el escándalo por los retrasos en la entrega de los alimentos acumulados en galpones de Tafí Viejo y Villa Martelli.
No obstante, De la Torre terminó dejando su puesto por una investigación interna en la cartera de Capital Humano por sospechas en torno al sistema de contrataciones de personal en el área a su cargo.
Además, Juan Etchenique reemplazó a la exsubsecretaría de Legales, Leila Gianni, que había ocupado su puesto en enero.
La propia Pettovello tomó la decisión tras varias protestas y denuncias presentadas ante la Justicia por organizaciones sociales, que acusaron al organismo de retener comida en sus instalaciones.
Nano Lembo, con pasado en la gestión porteña, venía golpeada por distintos hechos. Pero la compra de una cafetera por 2 millones de pesos fue el último de varios capítulos que potenciaron la tensión en un ministerio, de por sí, sacudido por cortocircuitos y salidas de funcionarios.