“Ganamos en todos las ciudades y pueblos de Santa Fe. Maxi no perdió en ninguna”, precisaron desde el gobierno provincial cuando ya se conocía que Maximiliano Pullaro había ganado la convencional provincial para la reforma constitucional. La aclaración buscaba reafirmar algo en la noche del domingo y alejar segundas lecturas que bajen el precio a la victoria holgada.
La frase, en el fondo, era redundante: Unidos doblegó al segundo por 20 puntos en el distrito único, obtuvo 13 de 19 convencionales por departamentos, quedó a tiro de la mayoría propia y con una oposición fragmentada en el caso del peronismo, y reducida en el de La Libertad Avanza que casi queda en cuarto lugar siendo el partido del presidente Javier Milei.
Cobró bien pero no fue un cheque en blanco, algo difícil de conseguir en estos tiempos en que el electorado sube la vara muy alta, o se muestra resbaloso en los compromisos electorales. Las relaciones de poder entre dirigentes y ciudadanos se complejiza progresivamente. Así y todo, la aclaración inicial sirvió para terminar de dimensionar la victoria que ni siquiera forzando tiene un tenor pírrico.
Claro que los resultados quedaron matizados porque no terminó de lograr el quórum propio, imponerse con diferencia en la ciudad de Rosario donde logró el mayor éxito de su gestión (bajar la inseguridad) o no hacerlo como hizo hace poco más de un año cuando fue electo gobernador superando la marca del millón de votos, lejos de los 485.000 de este domingo, en lo que fue una elección poco comparable.
Pullaro, el acorazado
La imagen previa de un acorazado cruzando el océano en busca de la hegemonía de Unidos no fue tal, pero llegó a puerto. Por solo cruzar un charquito la oposición haría lo impensado. De hecho lo hizo y quedó a 20 puntos: juntó a la centroizquierda de Juan Monteverde de ideas colectivistas modernas con el PJ tradicional de los senadores.
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La vicegobernadora Gisela Scaglia (PRO), el gobernador Maximiliano Pullaro (UCR) y el diputado Joaquín Blanco (PS), representantes de Unidos
LA CAPITAL / Leonardo Vincenti
La elección reconfigura el escenario interno de cada una de las fuerzas. Incluso en el oficialismo que ganó donde seguramente acomodarán clavijas de estrategia y armado para lograr más que el objetivo político de base y seguir con un gobierno empoderado. De hecho, estos resultados colocan a Unidos en una posición de consenso obligado que oxigenará la dinámica que traía.
"Es el momento de tener mayor unidad. Tenemos que trabajar mucho como lo hacemos todos los días, y fundamentalmente tenemos que escuchar a los convencionales. Tener la mayoría no nos da la razón. Hay que demostrar que en Santa Fe se escucha y debate para salir adelante", envió un mensaje interno Pullaro en su discurso.
Por otro lado, ¿Qué forma tomará el peronismo? ¿La nueva de Monteverde moldeada exclusivamente para la revancha progresista en la intendencia de Rosario o la del inoxidable Armando Traferri que ganó una vez más, pese a todo, con su método clásico territorial departamental? Un mix parece difícil de sostener en un proyecto más allá de una elección.
Pasado en limpio, Unidos logró el objetivo de colocarse muy cerca de la mayoría para la Convencional, tener injerencia en puntos clave de la reforma como la reelección del gobernador y empoderar su frente de gobierno. "Ganamos la elección de punta a punta", definió Pullaro en su discurso. En definitiva, de eso se trata la política: palo y a la bolsa.