¿Cuál es la causa de esa matriz más conservadora y el apego al statu quo?
Hemos sido educados para trabajar con el derecho puro de la norma. Pero eso hace años que viene cambiando. Por suerte hoy el derecho no es solamente la aplicación fría de la ley o que el juez habla únicamente por sus sentencias. Necesitamos otros quehaceres. Lo más importante es que sepa derecho, pero el derecho se ha constitucionalizado. Esto implica manejarse con un diálogo de fuentes, como la Constitución y los tratados internacionales, y otras actividades. La comunicacional, la tecnológica (estamos avanzando fuertemente con la digitalización de los expedientes), el saber mediar cuando es necesario. Son otros componentes que normalmente no se aprenden en las facultades. Por eso necesitamos tomar otros canales de conocimiento. No rechazarlos, ser permeables. Por ejemplo, hemos brindado a los jueces las plataformas más usuales de inteligencia artificial por si voluntariamente quieren usarlas. Hemos establecido una suerte de protocolo sobre su uso, pero tenemos que tener claro que puede ser un gran colaborador del juez, pero el rostro humano no puede ser reemplazado por la inteligencia artificial. Si la Justicia pierde esa faz humana estamos perdidos.
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LA CAPITAL/Virginia Benedetto
Dice que la Justicia tiene que hacer permanente autocrítica, ¿cuáles son los principales aspectos que tendría que corregir la Justicia santafesina?
Hoy se espera mucho del juez. La frase más escuchada es “vamos a la Justicia”. Quizás corremos el riesgo de convertirnos en una oligarquía en el conocimiento y la resolución de conflictos, y eso no me gusta. Hay impotencia de la sociedad civil y de la sociedad política para resolver conflictos que terminan acá. Por un lado, estamos contentos de que se amplían derechos, como de consumidor, medio ambiente y contra la violencia familiar. Y que por más críticas que haya, la gente sigue confiando, viene y resuelve los conflictos no de manera agresiva, sino por vía pacífica. Buscan todavía la solución, pero las soluciones de fondo a muchos problemas no están en nosotros. No hay que abandonar la idea de insistir con medios alternativos como la mediación para solucionar el conflicto. Nuestro centro de mediación es bueno, recurre mucha gente y desactiva muchas causas, pero lo otro es imparable. Además, no se olvide de que tenemos que decir que uno tiene la razón y el otro no: para una mitad el caso termina bien y el otro no termina contento.
La respuesta a los cuestionamientos a la Justicia
Desde la política muchas veces se cuestiona la eficiencia de la Justicia.
En lugar de estar dando muchas explicaciones o pareceres, la mejor manera de responder a los cuestionamientos es mostrar los resultados. Siempre se puede mejorar, pero no son malos. A pesar de las vacantes y de que no tenemos una planta de personal exagerada ni mucho menos, en el fuero laboral hay una sentencia cada un día y medio y en el fuero civil y extracontractual hay más de cien sentencias al año por juez, una cada tres días. Además, quiero destacar la oralidad, que para nosotros siempre es una bandera a levantar, porque acerca al justiciable a la Justicia y el juez al justiciable. Y quiero resaltar la labor de los jueces penales en la respuesta ante el crimen organizado. Tenemos que destacar la labor de los fiscales que han investigado, pero son los jueces los que dieron las sentencias por las que están presos la mayoría de los cabecillas del delito. El trabajo conjunto de los tres poderes del Estado trajo la seguridad y la tranquilidad a la sociedad.
¿Por qué se demora tanto en cubrir las vacantes? ¿Hay una especulación de la política para ocupar esos lugares?
No diría especulación. Se requiere siempre con todo gobierno que se inicia un trabajo de comprensión de la necesidad y la implicancia que tiene no cubrir las vacantes. Por suerte ahora se ha llamado a concurso y se espera una labor del consejo, porque se fueron acumulando muchos cargos vacantes, no sólo en este gobierno sino también en gobiernos anteriores. Miremos el lado positivo de que arrancó y el consejo va a tener que mantener un ritmo continuo de trabajo porque son muchas las vacantes a cubrir. Hay que verlo no sólo desde el punto de vista del juez que tiene que trabajar más para cubrir esa vacante, sino desde el punto de vista del ciudadano que tiene un juicio laboral, de familia o penal, donde es otro sistema, y que espera su sentencia.
El rol en el Tribunal Electoral
Además de presidir la Corte, le toca ser el titular del Tribunal Electoral. ¿Siente una responsabilidad extra por ser el año de la reforma constitucional?
Me motiva que después de tantos años Santa Fe se haya dispuesto a cambiar su Constitución. Igual, es una labor extra que no quisiéramos. Nosotros opinamos que tiene que haber un juez especial para el tema electoral. Hace muchos años mandamos un proyecto de ley a la Legislatura porque no está bien que el presidente de la Corte sea presidente del Tribunal Electoral. Es meterlo en el fragor de la campaña política con las denuncias de la campaña y la impugnación de candidatos. Durante este período estamos resolviendo permanentemente. No hablemos de cuando se hace el escrutinio definitivo, hemos tenido experiencias muy fuertes. La elección de Lifschitz fue muy dura, hubo muy poca diferencia. Estaba puesta la lupa sobre las actas y sobre el escrutinio.
Hace dos años el doctor Erbetta era presidente del Tribunal Electoral de la Provincia y hubo dos decisiones que generaron mucho debate: el voto joven y la aplicación del decreto 9280, donde al final la Cámara de Diputados fue en contra de la decisión que había tomado el TEP.
Exacto. Sí, no es conveniente. Creo que Santa Fe debería tener, como tiene el orden federal, un juez en materia electoral. Hay que sacar al presidente de la Corte y a dos camaristas de esa lucha política muy intensa, en un corto periodo de tiempo. Bastante tenemos con todo lo demás para sumar una tarea extra. Siempre digo que al juez lo hemos convertido en un ingeniero de las partes rotas de la sociedad.
En esta época se habla mucho de “los ingenieros del caos”, vendrían a ser “ingenieros del orden”.
Sí, tenemos que desactivar conflictos permanentemente. Hoy se espera todo de la Justicia. La Corte nacional tuvo que fijar en el 2001 el valor de la moneda, después de la anarquía en la que estábamos, para recomponer todos los contratos y cómo se pagan. Bienvenidos sean los nuevos derechos y los nuevos compromisos. La producción normativa el año pasado fue importante en el tema de la prestación del servicio de justicia. Pasaron el narcomenudeo a la provincia, se disolvieron los colegiados de familia y responsabilidad extracontractual, se adoptó el juicio por jurados. Eso implicó un trabajo de la Corte de capacitación, de distribución de esfuerzo, de espacio, de adiestramiento. Se afrontó sin cuestionamiento y para adelante. Esa es la actitud, estamos dispuestos.
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LA CAPITAL/Virginia Benedetto
Como cabeza de uno de los poderes del Estado, ¿cuáles son las expectativas con la agenda de la Justicia en la reforma constitucional?
Humildemente, como hombre del derecho les pido a los constituyentes que mantengan una cláusula como el artículo 6 de la Constitución actual, que hace que todos los derechos que nacen de la Constitución Nacional y los tratados sean operativos directamente en la provincia. Es una visión muy inteligente, muy de futuro, del constituyente del ‘62 que permitió que no se necesite una ley de la provincia para incorporar los nuevos derechos de la Constitución Nacional de 1994. Más allá de la puja por incorporar un nuevo derecho, mientras mantengamos esa cláusula el orden constitucional está reasegurado.
En su discurso de apertura del año judicial planteó que los poderes del Estado deben ser coordinados coordinados y armónicos. ¿Por qué costó tanto conseguirlo el año pasado, que estuvo marcado por distintos momentos de tensión?
Yo no me puedo poner en el lugar de otro, pero siempre necesitamos un tiempo para construir esa armonía. Nosotros estamos para hacer cumplir la ley, somos soberanos en nuestra competencia, como la tiene consagrada la Corte nacional. Por eso reclamamos siempre la independencia y el trabajo conjunto. Eso merece diálogo, comprensión, saber escuchar, y saber que tenemos cosas por encima. Por eso destaqué los principios del Papa Francisco: la unidad es superior al conflicto, el todo es superior a la parte, y el tiempo es superior al espacio. El tiempo es mirar adelante, es el desarrollo. La semana que viene jura Rubén Weder y ya tenemos tres ministros nuevos que ya están sumándose a la labor permanente. Tenemos mucho trabajo. Tenemos que resolver los conflictos e ir mirando qué cambiemos para prestar un mejor servicio. Todas las situaciones que requieren mejoras demandan trabajo conjunto. Por ejemplo, si necesitamos médicos para atender el aumento de la litigiosidad laboral, habrá que decirle al Poder Ejecutivo que es necesario ampliar lo que tenemos. Siempre digo que la independencia no es para nosotros, es para la gente. Cuando uno quiere hacer una inversión seria de capital mira cómo está la Justicia. Al capital fugitivo, al especulador, si la Justicia anda mal, mejor. En la época de Reutemann se había ido Toyota a Buenos Aires, vino la General Motors y pidieron charlar con nosotros. Nos hicieron nueve preguntas, sobre siete teníamos jurisprudencia. Les puedo asegurar que se fueron muy satisfechos.
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Los cambios en la Corte Suprema y el vínculo con el Poder Ejecutivo
Ya juraron Baclini y Zabalza y la semana que viene jura Weder. Como hombre con mucha experiencia en la Corte, ¿tiene algún consejo para darles?
Son hombres del derecho y no van a tener problemas. Hay un adiestramiento que se tiene con el tiempo, sobre los ritmos y el trabajo en equipo. Por suerte somos siete y salimos del número par, del que siempre estuvimos en contra. Yo lo he manifestado, nos traía muchos inconvenientes. Muchas veces estábamos tres a tres y teníamos que sortear camaristas para que vinieran a decidir para un lado o para el otro. Pasó en temas importantes, como fertilización asistida y descanso dominical. Eso atenta contra la seguridad jurídica, porque a un camarista mañana lo reemplaza otro en un caso similar y vota para los que estaban en minoría. Confío en que van a tener la mirada puesta siempre en cómo prestamos un mejor servicio.
¿Cómo definiría este momento de transición de la Corte Suprema de Santa Fe, con tres nuevos integrantes?
La transición puede aparecer, quizás todavía no la podemos observar, si surgen criterios distintos en temas trascendentes y en los que veníamos resolviendo de determinada manera. Acá hay jurisprudencia en temas como medioambiente, derechos del consumidor o materia penal. Sería prematuro decir si van a seguir esa corriente jurisprudencial o una distinta. Lo que sí veo en este tiempo corto es voluntad de aportar ideas para mejorar la labor judicial. Algo que también estaba presente tanto en María Angélica Gastaldi como en Mario Netri. Yo los elogié públicamente, se fueron muy buenos jueces.
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El gobernador y algunos ministros plantean que el proceso de renovación tiene que continuar. ¿Sienten alguna presión del Poder Ejecutivo para dejar el lugar?
En mi caso no. Yo me levanto todas las mañanas pensando que tengo que venir acá, que me espera un expediente para resolver y recibo permanentemente al Poder Judicial y a los colegios de abogados para ver en qué podemos mejorar. Son ópticas que puede tener el gobernador. Él es un hombre de la política y tiene su mirada, y nosotros tenemos que cumplir con lo nuestro. Mientras uno tenga ganas de venir todos los días, hay que hacerlo. Como dicen en el fútbol, mientras uno tenga ganas de ponerse los botines, vamos a la cancha.
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LA CAPITAL/Virginia Benedetto
El miércoles después de la jura del doctor Weder se van a reunir con el ministro Cococcioni, ¿cuál va a ser la agenda de ese encuentro?
Queremos ver el estado de los concursos que están en marcha, ver en qué estado están, qué tiempo se estima, ver las prioridades y cuáles son los futuros llamados a concurso. Hay lugares donde las ausencias son más fuertes. Por ejemplo, en materia de familia y laboral están en juego cuestiones alimentarias. Además, son jueces que tienen una especialización y no es saludable integrarlo con jueces de otro fuero.
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En estos días se discute mucho sobre la Corte Suprema nacional. El presidente nombró a dos jueces por decreto y el Senado rechazó los pliegos. Como hombre de una Corte Suprema, ¿cómo ve esta situación?
No me quiero meter en la disputa política de por qué se llegó a esto, pero no es lo ideal. Primero, me parece que una Corte de tres no es lo mejor. La Corte es nuestro superior, mira nuestras sentencias y las confirma o las revoca. Una Corte estable y compuesta y designada por los métodos que la Constitución establece es lo saludable y lo óptimo. Aspiro y deseo que salgamos lo más pronto posible de esto porque, repito, una corte tres no es muy buena. También que sea una Corte en armonía, hacia dentro y hacia fuera.
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¿Preocupa la degradación institucional y la conflictividad entre los poderes?
Por supuesto. En todo caso, la disputa tendría que ser por cómo hacemos mejor las cosas, pero así no. Esto no es bueno para tratar de cumplir con nuestro objetivo. Necesitamos sumar, y la suma es no solo con optimismo, sino con ideas, Es saber escuchar al otro y que no siempre tenemos la razón nosotros. Hay que estar abiertos permanentemente a eso. Por ejemplo, con el tema de la seguridad estamos comprometidos hasta como ciudadanos, más allá del cargo. Participamos de la reunión de seguridad de la provincia no sólo porque representamos un Poder, sino también porque nos gusta vivir en una sociedad más tranquila.