Datos oficiales marcan un abrupto descenso en los hechos ilícitos contra cables, transformadores y subestaciones. Se lo adjudican al aumento del patrullaje policial y los allanamientos de chatarrerías
Por Nicolás Maggi
El robo más dañino es el de transformadores. Cada uno tiene un valor de entre 20.000 y 50.000 dólares, sin contar los costos de reposición, el trabajo de las cuadrillas, la mano de obra y el tiempo sin luz.
La Empresa Provincial de la Energía (EPE) registró un abrupto descenso en los hechos ilícitos contra infraestructura de la empresa. Los robos de cables, transformadores y las vandalizaciones en subestaciones en Rosario bajaron un 64% en el último año. Desde la empresa se lo adjudican al aumento del patrullaje policial en las calles y los allanamientos de chatarrerías.
Los episodios totales contra propiedad de la firma en 2023 habían sido 453 en toda la provincia. En 2024, bajaron a 163, lo que representa una reducción del 64,02%. Los datos, que corresponden a hechos, no a metros de cable robados, se confeccionaron sumando todos los incidentes que la EPE tiene registrados y denunciados ante el Ministerio Público de la Acusación (MPA).
El robo más dañino es el de transformadores. Cada uno tiene un valor de entre 20.000 y 50.000 dólares, sin contar los costos de reposición, el trabajo de las cuadrillas, la mano de obra y el tiempo que los vecinos de la zona afectada se quedan sin servicio.
Este tipo de delito tuvo una baja del 38% en el último año. En 2022 hubo 224 hechos. En 2023 se produjo una suba a 236. En tanto, en todo 2024 hubo 147 hechos. Si bien los datos son del total en el territorio santafesino, se estima que alrededor de un 60% de los incidentes se produjeron en Rosario.
Fuentes de la empresa explicaron que los transformadores se suelen robar en grupo. Los desmontan, se los llevan enteros y luego los reducen para sacar el cobre y venderlo en chatarrerías. En mayo, la Policía de Investigaciones (PDI) detuvo a tres hombres que habían cometido dos hechos de estas características en Rosario, uno de ellos en Virasoro y Río de Janeiro y el otro en Spiro y Cepeda.
El modus operandi era el siguiente: una persona que se hacía pasar por operario de la EPE, con vestimenta y documentación apócrifa; llamaba a una grúa y le indicaba el lugar. Levantaban el transformador y lo llevaban a un lugar donde procedían al desarme. El dispositivo fue encontrado en una chatarrería de Pérez. Los tres aprehendidos fueron imputados por Fiscalía.
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En tanto, el robo de cables descendió un 93%: en 2023 hubo 110 hechos denunciados, y en 2024, solo 8. Si bien la cifra parece baja, desde la EPE explicaron que no hay una cifra negra de incidentes sin denuncia formal, porque para sacar los materiales de almacenamiento necesarios para efectuar la reposición, tiene que haber un motivo.
Hay otro dato anexo: en Rosario hay muchos cables subterráneos, y es mucho más sencillo robar teléfonicos que no representan un peligro. Los intentos de cortar cables aéreos para cometer un delito pueden tener consecuencias fatales para los delincuentes, como sucedió con el joven de 21 años que intentó robar una línea de alta tensión en Presidente Perón al 6000 en febrero de 2024. Sufrió quemaduras en todo el cuerpo y murió.
Por otra parte, el número de subestaciones robadas y vandalizadas también bajó abruptamente, un 92%. 49 en 2021, 37 en 2022, 107 en 2023 y 8 en 2024. "Cortaban y se llevaban el neutro de las subestaciones, que es un cable que no tiene tensión, de poco metraje, que lo que hace es estabilizar la subestación en 220. Con las mejoras en seguridad se empezó a controlar un poco la cuestión", sostuvieron desde la empresa.
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En ese sentido, entienden que las causas de la merma están vinculadas al aumento de la presencia policial en calle: "Al tener móviles dando vueltas por los distintos barrios con mayor frecuencia, es más fácil disuadir este tipo de robos, que en general son de tipo predatorio".
También indicaron que tuvieron incidencia los operativos que se hicieron entre Fiscalía, el gobierno provincial y la Municipalidad contra chatarrerías. Las 121 acciones realizadas el año pasado derivaron en 80 clausuras, secuestros por más de 20 toneladas y más de 30 detenidos, por distintas circunstancias, entre ellas, la tenencia de armas de fuego en sus locales.
Las intervenciones se realizaron entre la Secretaría de Control Municipal, el Ministerio de Seguridad y el Ministerio Público de la Acusación, y también tuvieron un impacto positivo en el robo de medidores de agua. Aguas Santafesinas (Assa) indicó que ese tipo de delitos bajaron un 50% en el último semestre en Rosario.
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