Tras varias jornadas judiciales este jueves terminó la imputación a Máximo Ariel "Guille" Cantero, jefe de Los Monos, y otras once personas acusadas de integrar una asociación ilícita desde la cual manejaban la barra brava de Newell's. La investigación se suma a otras causas en las que volvió a quedar expuesto que las bandas criminales se afirmaron en el mundo del fútbol mediante el control del paravalanchas. Al igual que ocurre con Rosario Central, donde a partir del asesinato del jefe de la hinchada, Andrés "Pillín" Bracamonte, se volvió a poner el foco en el estrecho vínculo entre el delito organizado y la pesada canalla.
La reciente imputación a miembros de la barra brava de Newell's es muy gráfica. Los fiscales Adrián Spelta, Franco Carbone y Luis Schiappa Pietra ubicaron como líder supremo al jefe de la organización criminal Los Monos. Bajo su mando funcionaron dos facciones que terminaron disputándose el manejo de los negocios de la barra, cuya recaudación iba a parar a Guille Cantero y su círculo más cercano.
Esos conflictos repercutieron en hechos violentos que incluso afectaron a ámbitos ajenos. Los fiscales, por ejemplo, atribuyen a una de esas facciones las amenazas contra Ángel Di María con la finalidad de ganar prestigio y quedarse con el mando del paravalanchas. La barra también expuso, por medio de extorsiones y balaceras, los vínculos con la dirigencia. Al punto de que la Fiscalía decidió investigar si hubo algún accionar delictivo de parte de miembros de la comisión directiva.
En Rosario Central también quedó en evidencia que las bandas criminales coparon el control del paravalanchas. Un entramado que se había mantenido en calma por el liderazgo absoluto e incuestionable que ejercía Pillín Bracamonte, manteniéndose al mando de la barra brava por más de 25 años. Incluso a pesar del asesinato de antiguos referentes como Julio César "Cara de goma" Navarro y Mario "Gringo" Visconti, hechos que dejaron ver una disputa interna relacionada al narcotráfico.
Con el asesinato de Pillín volvió a quedar sobre la mesa lo significativo que es para el mundo criminal el control de la barra brava. La investigación por el crimen no consolidó ninguna hipótesis, pero todas las que se barajan exceden el dominio del paravalanchas y se conectan con el narcotráfico y el manejo de recaudaciones millonarias obtenidas a fuerza de extorsiones. Un entramado que al parecer quedó acéfalo y provocó tensiones entre los posibles sucesores.
Los Monos en Newell's
Que la barra brava leprosa responde a la banda narco Los Monos es una idea que desde hace años sobrevuela distintas investigaciones. Ahora se formalizó judicialmente con la imputación de Guille Cantero como jefe de una asociación ilícita. Los fiscales Carbone, Schiappa Pietra y Spelta lo ubicaron al mando de la organización desde la cárcel federal de Marcos Paz. Desde allí tomó decisiones claves como la designación de una facción de la hinchada por encima de otra, acentuando una bronca que provocó hechos violentos en la ciudad y alrededores.
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Los investigadores resumieron así las actividades que controla la barra: "El cobro de dinero recibido por la dirigencia de la institución deportiva ante cada partido disputado de local, la reventa de entradas de protocolos, la organización de eventos, el cobro por estacionamiento en lugares públicos y el cobro de comisión por la venta de comidas y bebidas en carritos”.
Guille Cantero, indicaron los fiscales, hacía llegar sus decisiones mediante su primo Diego Gabriel "Maradona" Cantero, imputado como organizador. Lo visitaba en la cárcel en provecho de que en los papeles figura como hermano del jefe de Los Monos. Por debajo de ellos aparecían las dos facciones que desde 2024 mantuvieron una disputa: la oficial que tenía como referente a otro preso, Leandro "Pollo" Vinardi, y la disidente al mando de Alejandro "Rengo" Ficcadenti.
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Vinardi delegaba el manejo de su facción por medio de su pareja Sabrina Ivana Barrías, Luciano "Lucho" Gallardo como hombre de confianza y referente en el paravalanchas, Fernando Arriola, el prófugo Mauro Ángel Travaglini y Emir Rodríguez, hijo de Barrías. Por el lado de Ficcadenti la Fiscalía identificó como laderos a Sergio Gabriel "Bebe" Di Vanni, Oscar Rubén Mauro y Antonio Sebastián Mauro. Vinardi, Barrías y Ficcadenti fueron imputados como organizadores, mientras que al resto le atribuyeron la figura de miembros de la asociación ilícita. Ahora se abre la pregunta sobre quién aparecerá como sucesor. La historia reciente enseñó que en Newell's esos procesos se sellan a fuerza del poder que detentan las bandas en disputa, generalmente mediante el uso de la violencia.
Los Guerreros sin jefe en Central
Los asesinatos de Pillín Bracamonte y su hombre de confianza, Daniel "Rana" Attardo, instalaron la certeza de que nada dura para siempre. El doble crimen fue el corolario de una serie de amenazas que el histórico líder del paravalanchas había recibido al menos desde principios de 2024. Una saga que tuvo en el medio otro crimen, el de Samuel "Gordo" Medina, pariente de Guille Cantero y referente de un grupo de barras del barrio 17 de Agosto.
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Al igual que en Newell's, la sombra de Los Monos sobrevuela la barra brava de Central desde hace años. El hecho más gráfico fue la bandera en homenaje a Claudio "Pájaro" Cantero, jefe de la banda asesinado en 2013, que Los Guerreros desplegaron en la tribuna un año después del crimen. En el último tiempo Samuel Medina no era el único referente de la barra cercano a Los Monos. También lo es Martín Leopoldo "Pitito" Martínez, considerado el sucesor de la barra brava con la caída de Pillín y Rana.
Pero Martínez quedó preso en el marco de la investigación por el doble crimen, hecho que presenció como testigo al estar junto a la camioneta donde estaban las víctimas al momento de ser asesinadas. Junto a su primo Marcelo Martínez fueron acusados de robar un celular de Rana Attardo donde podía haber información clave; y también por encubrimiento, ya que mintieron al declarar sobre la mecánica del ataque.
Una caja millonaria
Dos hipótesis sobre el crimen de Bracamonte vinculan al narcotráfico con la barra brava de Rosario Central. Una surge a partir de un secuestro de 460 kilos de cocaína en julio pasado, causa en la que terminó preso otro barra, Carlos Andrés Suárez, que cuando fue detenido estaba junto a Pitito Martínez, que por el momento no está involucrado en la investigación por ese cargamento. Fuentes judiciales relacionan esa red de distribución a otros cargamentos secuestrados en el último tiempo y en ese marco resuena la amenaza que en febrero de 2024 recibió Bracamonte en un ataque al country de Ybarlucea en el que vivía: "Pillín, devolvé los kilos, ni la Fiscalía te va a salvar".
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La otra hipótesis apunta a la banda narco "Los Menores", surgida en el barrio 7 de Septiembre, punto del norte rosarino que históricamente tuvo peso en el paravalanchas canalla. De allí era oriundo Cara de Goma Navarro, cuya hija fue imputada junto a los primos Martínez por robarse el celular de Attardo. La versión de que Los Menores fueron los autores materiales del ataque se instaló por declaraciones del propio Bracamonte, con la supuesta motivación de copar el paravalanchas para ampliar su red de narcomenudeo, pero por el momento no hubo avances en ese sentido.
Controlar la barra brava de Rosario Central implica también ejercer poder territorial en distintos puntos de la ciudad y alrededores. En ese marco se entiende la capacidad que tuvo Bracamonte para consolidar el entramado de extorsiones mediante el cual había logrado un esquema de lavado de dinero, por lo que había sido imputado a fines de 2023 en carácter de organizador de una asociación ilícita. El poder y la recaudación que significa estar al mando de esa estructura delictiva es un legado que parece todavía estar en suspenso.