Luego de haber aportado votos clave para la reforma constitucional, el exgobernador Omar Perotti será uno de los grandes ausentes de la Convención, ya que decidió no ser candidato.
El exgobernador aportó votos decisivos en la Legislatura, pero decidió no presentarse. Las tensiones con las otras tribus peronistas y su futuro en el PJ
Por Mariano D'Arrigo
El perottismo sumó cuatro votos clave para la reforma constitucional pero al final definió no participar del proceso.
Luego de haber aportado votos clave para la reforma constitucional, el exgobernador Omar Perotti será uno de los grandes ausentes de la Convención, ya que decidió no ser candidato.
Aunque en la recta final antes del cierre de listas desde su espacio señalaban que todas las opciones estaban sobre la mesa, la realidad es que venían madurando la definición desde hace varias semanas.
“No hay condiciones objetivas para jugar. Es todo un descontrol”, argumentan desde el búnker perottista.
Encuestas en mano, tanto en campamentos políticos del oficialismo como de la oposición reconocían que Perotti tenía buenos números de cara a las elecciones del 13 de abril.
Un buen resultado le hubiera permitido pararse en árbitro en distintos temas, sobre todo si Unidos no consigue mayoría propia. E incluso proyectarse para 2027. Sin embargo, eligió guardarse.
Al final, el panperonismo irá con tres listas a la elección más importante de las últimas seis décadas en la provincia.
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Como muestra del desorden, un extrapartidario como Juan Monteverde encabezará la lista del PJ oficial. El líder de Ciudad Futura estará acompañado por referentes de otros espacios, como los senadores, el Frente Renovador, el Movimiento Evita, los intendentes de Vamos y La Corriente+.
En tanto, el último candidato a gobernador del peronismo, Marcelo Lewandowski, irá por afuera. Su alianza incluye al exsenador Rubén Giustiniani, pero también a dirigentes gremiales y empresariales y a otro sector de intendentes.
La tercera nómina está encabezada por el exministro de Gobierno Roberto Sukerman, que va por el partido Pais.
Perotti fue fundamental para que la reforma constitucional salga del eterno estado de borradores y pase de pantalla.
El rafaelino aportó cuatro votos decisivos para que Unidos alcanzara los dos tercios necesarios en Diputados. Además del suyo, sumó el de Celia Arena, Marcos Corach y Sonia Martorano, exintegrantes de su gabinete.
La excepción fue otro exministro: Walter Agosto. El extitular de Economía se plegó a la orden del PJ de votar en contra de la reforma. El argumento era que se trataba de un proyecto impulsado a las apuradas por la Casa Gris y que tenía como objetivo principal habilitar la reelección del actual gobernador, Maximiliano Pullaro.
Lo cierto es que al pulsar el botón verde en el recinto, otros espacios peronistas terminaron de hacerle la cruz al exsenador nacional.
Las diferencias y desconfianzas se remontan en el tiempo. Al menos hasta 2019, cuando algo se rompió al interior de la alianza peronista entre el triunfo del PJ y el cambio de autoridades, y los senadores votaron con el Frente Progresista, que pasaba del oficialismo a la oposición, el presupuesto del año siguiente.
La tensión escaló con las ramificaciones de la causa por juego clandestino, que derivó en una ruptura del bloque del PJ en la Cámara alta, y la integración del gabinete. Las otras tribus siempre se quejaron por la austeridad extrema del entonces gobernador en la distribución de cargos.
La última factura que le pasan a Perotti es porque el acuerdo con Pullaro, que le permitió ubicar a su exfiscal de Estado Rubén Weder para cubrir una de las vacantes en la Corte Suprema, incluyó entre sus cláusulas que los convencionales serán elegidos sin Paso.
La falta de ese mecanismo ordenador detonó la precaria unidad del PJ, que voló por los aires en el congreso partidario virtual realizado en diciembre.
Con sus matices, el perottismo, el sector del Lewandowski y el Movimiento Evita proponían que se aplique un mecanismo similar al que adoptó el PJ nacional en las presidenciales de 2003: dar libertad de acción para que cada tribu compita por su lado y que después se alcanzaran algunos acuerdos básicos de cara a la Convención.
“Queríamos un esquema para que el peronismo pudiera posicionarse institucionalmente como lo que es, la segunda fuerza política”, dicen desde el perottismo.
Ese acuerdo nunca llegó. Entre denuncias de congresales fantasma, Perotti, Lewandowski y el Evita ordenaron a su tropa la retirada y desconocieron la legitimidad de la mesa de acción política como ámbito para definir las listas.
El diputado nacional Eduardo Toniolli, principal referente provincial del Movimiento Evita, renunció a la vicepresidencia del partido e incluso hubo diálogos con Lewandowski. Sin embargo, al final la organización social y política volvió al ecosistema PJ en el marco de su acuerdo con Ciudad Futura.
En esos días el perottismo también mantuvo conversaciones con otros espacios pero, aseguran, nunca se llegó a la instancia del punteo de nombres. Las posibilidades de entendimiento siempre fueron frías, sostienen.
En la Casa Gris tampoco los sorprendió la decisión de Perotti. “Desde el primer momento dijo que su intención era no participar”, deslizan.
En el entorno del exmandatario dicen que en el trayecto hacia Constituyente se mantendrán en silencio. “Ahora los que tienen que hablar son los candidatos”, sostienen.
Pese a la tensión con los otros caciques del justicialismo, en el perottismo adelantan que no se irán del partido. El exministro de Trabajo Juan Manuel Pusineri sigue en la mesa de acción política. “Vamos a seguir apostando al PJ desde adentro, ya llegará el momento de discutir”, plantean.