Plan Bandera aparte, una suerte de oasis asistencial conjunto para la lucha contra la violencia criminal, el resto de las obligaciones nacionales se borraron sin la menor vergüenza a la hora de poner buena cara y volver a prometer. Así sucedió más de diez veces, con acuerdos firmados y fotos incluidas, con la cesión de rutas nacionales que pidió la provincia para mantener ya que las mismas estaban detonadas. El equilibrio fiscal está por encima de un cráter vial.
Algo similar pasó con el protagonismo en el pliego de la Hidrovía, que si bien aceptaron algunos pedidos, el que más perseguía el gobierno local para el tramo hacia Santa Fe nunca se contempló. Ni el ajuste que hizo el gobierno provincial logró ablandar la billetera de Milei que ni siquiera largó asfalto para las rutas que él mismo debe mantener. Esa es una muestra de cómo se vincula con la provincia.
Pullaro se diferencia
Con aceptación a regañadientes más que resignación, el gobierno santafesino se diferencia del nacional aunque ha tenido puntos en común. “Nosotros hemos sido más profundos en los cambios con ordenamiento del Estado y sostenimiento fiscal pero de manera proactiva sin dejar espacios que debe atender el Estado”, dijo en LT8 el ministro de Gobierno, Fabián Bastia. Puntos en común, diferencias de fondo.
Con la decisión de aplicar motosierra, la Casa Rosada obliga a mantenerse con la suya, algo que le da cierta emancipación a las provincias. Claro que la Casa Gris ya le tomó el tiempo, entendió que será siempre así, y que si la regla que impone el gobierno nacional es "arreglátela como puedas", no tiene derecho a opinar sobre cómo lograrlo. Esto generó chispazos en algunos momentos del año.
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El gobernador Pullaro, junto a los ministros Olivares (Economía), Enrico (Obras Públicas) y Puccini (Desarrollo Productivo), cuando se reunieron con Caputo, jefe del Palacio de Hacienda nacional.
Foto: Archivo / La Capital.
Por ejemplo, con la decisión de quitar la exención de los títulos públicos nacionales que son comprados por los bancos. En otras palabras, en la ley Tributaria, que tiene media sanción, el gobierno provincial quiere gravar las Lefi, las letras que emitió el Tesoro nacional en reemplazo de los pases pasivos que los bancos colocaban antes en el Banco Central (BCRA).
Esto es un golpe directo a las Alycs y a los bancos que se unieron para enviar notas desde sus cámaras y pedir que no se avance. Y hasta puede haber otra provincia copiando el esquema en un efecto derrame que inquieta al gobierno nacional. De hecho, hubo enojo de Santiago Bausili, titular del Central para con Santa Fe. Lo leen como una mojada de oreja, pero, de nuevo: si nada me das, nada me reclames.
La Rosada también juega al filo. En plena discusión por la deuda de Ansés con las respectivas Cajas de Jubilaciones provinciales que no pasaron a la órbita nacional, que en el caso de Santa Fe araña los 800 mil millones de pesos, el ministro de Economía, Luis Caputo puso sobre la mesa la intención de volver a cobrarle a la provincia un porcentaje para el Fondo de Autarquía de Afip. Un tono más allá de la presión y negociación.
Plan sin platita
Desde lo económico el gobierno provincial no espera nada y, obviamente, lo que recortó no volverá, como las transferencias no automáticas que representan unos 14 mil millones mensuales. Otros recortes arbitrarios son más complejos y tienen más impacto, como el recorte al flujo de fondos para sostener la Caja de Jubilaciones, goteo que se suma a la deuda mencionada. También se judicializó, pero le dio el pie al gobierno provincial a avanzar con la reforma previsional para solventar la caja.
De hecho en el discurso de su primer año de gestión Milei, envalentonado, planteó soltar más la mano. Habló de una competencia fiscal entre provincias tras una hipotética reforma tributaria de fondo que eliminaría impuestos. En las provincias se preguntan si no querrá barrer la coparticipación.
Hubo muchas dudas porque el mensaje no fue claro. En principio puede interpretarse que Nación se quedaría con los tributos que necesita y así achicaría más el Estado. A la vez las provincias recuperarían potestad para recaudar y compensar lo que no le entraría por la fuente nacional. Todo un procedimiento chino que afectaría a las de poca capacidad de recaudación.
A fines de noviembre, en la reunión del Consejo de Responsabilidad Fiscal donde acuden las provincias por temas tributarios y fiscales el secretario de Hacienda, Carlos Guberman dijo que iba a ver una reforma tributaria pero no un esquema de separación de fuentes. ¿Quién tiene razón?
Por eso, parece ser un mensaje político más que económico: yo achiqué el Estado y ustedes no hicieron lo mismo, miren que tengo el as de espada, que es ir por el régimen de coparticipación. Un escalón más en la subida libertaria.
La imagen
Aquella frase de Pullaro sobre el trato amable sin ninguna retribución palpable de parte de la Casa Rosada da para múltiples análisis. En primer lugar no es para agradecer, en la política se pueden tejer buenos vínculos pero se requieren goles. Hoy Santa Fe se reduce a un vínculo institucional, prefiere pasar desapercibido y no armar conflictos grandes, aunque no es inocente.
Por otro lado, que Casa Rosada te trate mal te convierte en oposición como sucede con Axel Kicillof. ¿Será la estrategia del gobierno provincial en algún momento? Difícil por ahora saberlo, sobre todo porque comparten parte del electorado y competirán en breve.
En el gobierno provincial festejan que Pullaro esté reconocido como uno de los gobernadores con mejor imagen positiva, 63% según la consultora CB, pero hay un observación fina de la que no escapan: tampoco es tan bueno que esté primero en el ranking, porque el aparato del gobierno nacional será al primero que apuntarán para bajar. Ya lo han hecho. El gobierno libertario tiene expertise en este tipo de operativos. Soltar el tema de la seguridad sería un tema delicado a comprometer.
Pullaro y Milei son dos figuras fuertes, que cierran el año con éxito y empoderados por haber logrado su promesa máxima de campaña: bajar la inseguridad y la inflación, respectivamente. En algún momento chocarán como candidatos, y el 2025 sea la primera prueba piloto con la elección de convencionales constituyentes. Quizás llegado ese momento cambie más el vínculo de la Casa Rosada: va a tratar mal y seguirá sin mandar nada.