A pocos días de cumplir su primer año de gestión, Maximiliano Pullaro ya firmó su balance anual con más activos que pasivos en la cuenta. Ajustó clavijas de la administración provincial, agrandó su poder público, y logró el objetivo principal: controlar la inseguridad. Toda esa práctica del poder que demostró en 2024, no sin cuestionamientos por las formas, se puede sintetizar esta semana si obtiene la ley de necesidad de reforma constitucional, algo que se le escurrió a todos los gobiernos fuertes.
“Empezamos a cerrar el año, que arrancamos con deuda flotante y endeudamiento, y terminamos con oxígeno para pagar salarios, aguinaldos, normalizando pagos a proveedores y a municipios, con la obra pública en marcha y la seguridad encaminada”, describen en el gobierno.
Hasta le dieron un cierre simbólico al año con la celebración de la liberación del policía Luciano Nocelli, quien estuvo detenido cinco años por matar a dos delincuentes y la Corte Suprema provincial anuló la condena. El gobernador hasta evaluaba un indulto, es decir, la exención de la pena. La intensa difusión oficial del caso muestra respaldo a la fuerza en momentos clave de consolidación de la seguridad en un año que se proyecta terminar por debajo de los cien homicidios dolosos, cuando en 2023 fueron 261.
Las reformas de Pullaro
Los triunfos legislativos más visibles son las leyes para la política de seguridad, y las dos reformas, previsional para corregir el rojo de la Caja y la judicial para encauzar la renovación. Ambas le trajeron conflictos que pudo manejar, lo mismo con los docentes a quienes le torció la metodología de los paros. Se verá si tiene implicancia y memoria electoral todo esto.
El gobierno hasta tiene a mano la reforma constitucional. La reforma más política generó, obviamente, diferencias políticas, incluso internas en Unidos. Es lo que más expuso los modos impetuosos del pullarismo. La discusión sobre lo temporal fue el centro de una semana cargada de tensión.
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Maximiliano Pullaro y la Junta de Seguridad.
Hubo una decisión política de lograr la aprobación de la ley de necesidad de reforma constitucional en las sesiones ordinarias para no exponer al gobernador y evitar que aparezca como promotor de la reforma y, en definitiva, de su eventual reelección.
Parte del socialismo y del radicalismo no pullarista pensaban distinto: si quiere eso, que lo exprese. Por eso se llevó hasta un punto en que el consenso interno era endeble, y el gobernador terminó enviando el tema a extraordinarias formalmente a pedido de la Legislatura.
Las palabras del socialista Joaquín Blanco pueden leerse en ese sentido. “Los acuerdos hay que hacerlos con mucha inteligencia, generosidad, y seriedad”, apuntó en ronda de prensa una vez confirmado que no se trataría en ordinarias la reforma. Luego agregó: “Si no hay especulación y mirada cortoplacista estamos en la puerta de lograr el proceso reformista”.
Acusaciones
Si bien no es lo mismo estampar la firma pidiendo la reforma a que la saquen los legisladores, al fin y al cabo, es un costo menor. "Maxi está contento, al final ni paga costos", reconoce alguien en Unidos. Amalia Granata igualmente le dirá con exageración discursiva “monarca”; el peronismo igualmente lo acusará de querer perpetuarse en el poder.
“Se cruzaron algunos límites durante el año, con la elección de los jueces de la Cámara de Ejecución Penal y con la Corte Suprema, y el intento de reformar la constitución a las apuradas es la frutilla del postre”, contó un dirigente del partido justicialista.
Si los modos del gobernador se asocian al estilo de concentración excesiva puede degenerarse y crear una conceptualización. Si es sólo un estilo de enfrentar conflictos y lograr objetivos más jugado, será sólo eso, un estilo y manera de hacer política. Por ahora lo cataliza Granata aunque el PJ también ve que hay un negocio comunicacional por exprimir. “Franco Colapinto venía bárbaro hasta que aceleró un poquito más”, advirtió con ironía un peronista experimentado.
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Reforma y elecciones
¿Y si la reforma se patea para 2026? En este frenetismo, no es descabellado pensar que el pullarismo prefiera saltearse la competencia por los constituyentes el año próximo cuando se supone que La Libertad Avanza tendrá una buena elección intermedia y seguirá firme. Los libertarios ya avisaron que jugarán en la constituyente, al igual que Granata.
“Puede tener lógica esperar y ver qué pasa con el clima político electoral del año que viene”, razona un exfuncionario. Dos experimentados en campañas electorales directamente se convencen de que es más probable esa estrategia de no chocar directamente con el mileísmo en ascenso que puede tener al propio Milei haciendo campaña.
Ahora bien, si Milei pisa fuerte en las intermedias, qué haría pensar que en 2026 el oficialismo provincial podría ganarle una constituyente. Bueno, se puede apostar a que ese sea el techo de Milei, que sea el último año que le vaya bien y luego se pinche como sucedió con Mauricio Macri que arrasó en 2017 y seis meses después tuvo una corrida que fue el fin de su mandato.
Actualmente hay una suerte de fiesta financiera, que mantiene un dólar estable y una brecha mínima, pero la economía real sigue fría. “El atraso cambiario a la larga se paga”, recuerda como una máxima un consultor político y económico. Después de toda fiesta generalmente hay que levantar los vasos y puchos, y barrer. Mientras, Pullaro debería mantener en marcha la gestión y sobre todo la seguridad.
La otra campana entiende que si a Milei le va bien en 2025, llegará empoderado al año siguiente; en cambio no se sabe cómo llegará el gobernador o, al menos, entienden que no es posible mejor que este momento de imagen alta.
En principio, los encargados de redactar la ley de necesidad establecerán el sistema electoral y cuándo será la elección. Hay un convencimiento general en Unidos de que la elección de constituyentes se peguen a las legislativas locales de concejales, intendentes y presidentes comunales -desdobladas de las nacionales- para traccionar con muchas listas de la alianza a la lista oficial constituyente (¿Pullaro encabezando?).
"Es en las locales 2025, antes y lejos de las nacionales. Sino en 2026 se rascan todos el higo. El mejor momento para usar la estructura gigante de Unidos para los constituyentes es en las legislativas locales, porque todos se van a jugar la cabeza", dice confiado un diputado oficialista. ¿Y si el mileísmo juega fuerte en las locales y da la sorpresa?
Un entendido en la materia explica que se podría incluir una cláusula transitoria de delimitación de fechas. En ese caso, si hay intenciones del gobernador, se podría pasar a 2026.
Mientras, el gobierno provincial confía en que va a arrancar bien 2025 con el presupuesto aprobado y una hoja de ruta trabajada, aunque no sabe cómo será la dinámica por ser un año electoral. También será clave para todo el ecosistema si hay Paso o no. “Hay que ver si es un año de seis meses por las elecciones”, advirtieron en la Casa Gris.