Los gobiernos y quienes liquidan los dólares del campo, la soja hablando mal y pronto, tienen una tensión cíclica que deja al descubierto lo que son las verdaderas relaciones de poder. Incluso ocurre en circunstancias favorables comúnes, como la reciente salida del cepo o unificación cambiaria, algo que tanto agroexportadores, productores y, obviamente, el gobierno buscaban desde hace tiempo.
La cuestión de fondo son las divisas que requiere el Banco Central como oxígeno para llenar las reservas, y las retenciones que marcarán la rentabilidad de los productores. En teoría es un círculo: si hay buenos precios sin presión impositiva el productor vende más, las agroexportadoras liquidan más y el gobierno tiene más dólares. Pero no es tan lineal.
Conviene arrancar por la salida del cepo. A 48 horas del anuncio, el presidente Javier Milei no dudó y envió un mensaje directo: el que tenga que liquidar que lo haga ahora porque en junio vuelven a subir las retenciones que se retocaron a la baja temporalmente.
Milei y la liquidación de la soja
El destinatario fue el “campo” a secas. Milei incurre en lo que todo porteñocéntrico pregona, que el campo es uno solo sin actores individualizados. Como si el peón, el contratista, el arrendatario, el agroexportador fuera todo lo mismo. Como si el que tiene algunas hectáreas fuese igual a un pool de una empresa agropecuaria o la Sociedad Rural. En fin, el mensaje fue tan confuso como filoso.
Rápido de reflejos, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, salió a decodificar al presidente que, según dijo, “conoce perfectamente que el campo no liquida y son los exportadores” los destinatarios del mensaje.
“El campo no va a liquidar nada porque no liquida el campo, liquidan los agroexportadores. Lo único que hacemos es trabajar, sembrar, tratar de cosechar lo más posible, entregar para comercializar porque tenemos que honrar los compromisos que tomamos”, simplificó en Infobae.
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“El dinero lo sacamos de nuestro producido, la liquidación la hacen los exportadores. El ritmo de entrega de nuestro cereal a los que comercializan y liquidan se da en los mismos guarismo y porcentajes que la cosecha anterior. De la actual, los porcentajes de entrega al 2 de abril están por arriba de lo que se venía vendiendo”, se encargó de aclarar Pino.
Pero los guarismos no son los que manejan en otros lados. Por empezar las bolsas de comercio. El martes, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires publicó datos de ventas menores en relación a años anteriores. Este informe daba vueltas por los ejecutivos de agroexportadoras. Probablemente también empuñen lo que se comenta en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) sobre el mismo punto.
“Cuando se ve la foto de la comercialización, se ve que está atrasada. Es decir, cuando se hace el ratio entre compromisos sobre oferta total, el porcentaje nos da cuántas toneladas se comprometieron corre bastante por detrás del promedio, entonces se denomina atraso comercial”, explicaron. Incluso aclaran que se estuvo comercializando en lo inmediato y muy lento el forward (compromisos adelantados de mercadería).
Para colmo al 10 de abril había un 87% de retraso en la cosecha de soja, según la BCR, por las lluvias. Es decir, granos de este año aún están en el campo aunque hay stock comercial.
¿Quién pisa?
Entonces, quién es el responsable de no hacer entrar dólares, ¿el chancho o el que le da de comer? Una voz de la agroexportación de la zona Rosario fue taxativa y algo venenosa: “Sino venden no se exporta y no se liquida”.
La presidenta de la Sociedad Rural de Rosario (SRR), María Soledad Aramendi agrega algo clave que sonó a confesión: "El productor va a vender de acuerdo a la necesidad y punto".
En ese sentido, desde la agroexportación dicen que es irrisoria la idea de que aceiteras se guardan granos o soja ya procesada para especular con un mejor precio. En todos sus comunicados, CIARA se ataja: "La mayor parte del ingreso de divisas se produce con bastante antelación a la exportación (30 días en granos, 90 en subproductos). Esa anticipación depende del grano y del momento de la campaña, por lo que no hay retrasos de la liquidación de divisas".
El ciclo está aceitado, dicen justamente en la aceiteras. Hay otro tema: la agroexportación cobra en dólares y no le importa demasiado el valor en pesos de esos dólares, más allá del momento en que tienen que comprar mercadería.
Ahora bien, las aceiteras y agroexportadoras nucleadas en la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Granos (Ciara -CEC) hacen su negocio y no son actores impávidos en la dinámica que desde este lunes se puso en marcha con la flotación del dólar en bandas. Rankean entre los agentes económicos más fuertes de la economía del país.
“Es natural esperar que los primeros días con volatilidad nadie decida contratos de compra-venta frente a la posibilidad de que tenga un tipo de cambio distinto”, sostuvo el presidente de Ciara, Gustavo Idígoras. Por esas horas el presidente presionaba para que los granos se hagan verdes. El período de liquidación fuerte es hasta junio, cuando vuelven a subir las retenciones. Esa es la herramienta que encontró Milei. No distorsiona como el dólar soja, pero presiona más.