A tres semanas de las elecciones, la lista de Unidos está cortada arriba en las encuestas, y abajo se desprende la disputa casi personal entre el peronista, Marcelo Lewandowski, que compite con su lista propia, Activemos, y el candidato de centroizquierda por el Partido Justicialista (PJ), Juan Monteverde. La teoría hubiese indicado que las candidaturas eran inversas, pero hasta ese nivel de descolocado llegó el peronismo.
Monteverde tiene la doble elección de convencional y de concejal para Rosario, pero se enfoca en su aspiración a la intendencia como si estos comicios fueran sólo un escalón hacia el objetivo mayor. “En Rosario tenemos de todo, lo que nos falta es un intendente. El futuro se juega hoy, no lo dejemos pasar!”, posteó en una estrategia de contraponerse a Pablo Javkin.
El peronismo 2025
Hay un mensaje compartido entre ambos y es que buscan ampliar el espectro. Mientras el senador habla de que en las listas de Activemos “está toda la comunidad santafesina", Monteverde lleva adelante “La constitución de la gente” por varios puntos de la provincia, con un toque más progre, sin una gota del peronismo tradicional que representa en los papeles ni con sus dirigentes, a excepción de unos pocos como Pablo Corsalini y Diego Giuliano.
De hecho, esta semana realizará una charla bajo la necesaria consigna de explicar para qué sirve la reforma constitucional, en medio del desconcierto y apatía de la ciudadanía con lo electoral, donde el protagonista del foro será Rafael Bielsa, quien era el candidato elegido del PJ pero desistió y su lugar lo ocupó justamente Monteverde.
No quedó buen vínculo desde la elección en la que el senador competía por la gobernación por el PJ y Monteverde terminó en un mano a mano la intendencia con Javkin. Aún recuerdan que el actual concejal dejó pendientes algunos encuentros y que prefirió no hacer campaña con los peronistas clásicos. Los ghosteó hablando en términos actuales. Hasta dicen que comenta que el objetivo central de esta elección, además de ingresar a la convención obviamente, es dejar derrotado al senador.
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Peronismo santafesino. Juan Monteverde presenta a Rafael Bielsa en una charla sobre los alcances de la reforma constitucional
Desde Activemos confían en que muchos sectores del PJ van a votar a Lewandowski por más que estén dentro del PJ provincial, sobre todo en pequeñas localidades, y para afuera digan que irán por Monteverde. “Le es difícil aceptar a un líder extrapartidario en el PJ, sobre todo en el interior, pero no lo pueden ventilar”, sostiene una fuente cercana al senador.
Más fuerte fue el constitucionalista y candidato a convencional y concejal por el partido País, Roberto Sukerman. “No solamente no es peronista, es antiperonista. Eso preocupa: esconde al peronismo, a sus líderes, a los que conducen el PJ”. Alejandra Rodenas, segunda en la lista del PJ, respondió a las críticas hacia Monteverde por falta de ADN peronista: "La sociedad nos pide síntesis, hasta un encuentro emocional, no discutir quién es más peronista. Qué mejor que demos un puntapié inicial para un frente".
Ahora bien, ¿para qué le servirá internamente al peronismo el resultado de esta elección? Se podría decir que el que gane entre ambos candidatos se convertiría en la cara del peronismo, pero no es así. Probablemente Lewandowski ratificaría ser el mayor elector peronista y eso le habilitaría cierta preponderancia sobre el resto, aunque no en un lugar de conducción en estos momentos en que está alejado del partido. "Nosotros ya plantamos un mojón de cómo construir", dicen.
Si gana Monteverde podrá decir que amplía el esquema de alianzas en un frente y alimentará apoyo para su proyecto para la intendencia. Estar en la cabeza del PJ fue transitorio y hasta accidental, ya que no busca liderarlo sino que lo acompañe en su proyecto.
Pullaro frente al espejo
Hay una gran parte de la dirigencia peronista consumida por la agenda nacional del Congreso, agitadísima, por cierto, que demanda mayor tiempo y hasta más rédito político que en Santa Fe. En la provincia el oficialismo está cómodo y ocupa todos los espacios del tablero.
El gobernador apuesta a la obra pública como uno de los ejes de su campaña, un cartel luminoso para mostrar la inversión provincial en contraste con el gobierno nacional. Esta semana mezcló obras con su caballito de batalla, la seguridad, con la apertura de sobres con las ofertas para construir la Estación Policial Rosario Centro en avenida Pellegrini y Suipacha y dejar atrás el concepto clásico de comisarías.
Una curiosidad fue que resaltó el discurso de Cristina Fernández del último sábado donde sostuvo que debe premiarse a los maestros que no falten a las aulas, en línea con Asistencia Perfecta, el programa del gobierno provincial que el gremialismo local critica con fuerza.
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Unidos también toca los temas judiciales con la diputada socialista y número tres en la lista, Lionella Cattalini, que empuña la denuncia que le hizo al juez Marcelo Bailaque el año pasado luego de que esta semana volvió a quedar en la mira tras la presentación, ventilador en mano del extitular de la AFIP, Carlos Vaudagana como arrepentido. Por su parte, Lewandowski completó ese casillero con el ex juez penal y ex decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina, Luis María Caterina.
Cómodo en las encuestas, el desafío de Pullaro es sacar la mayor cantidad de votos en la elección por distrito único para colocar una buena torta de los convencionales y tener peso en las reformas que quiere en la constitución nueva. En el espacio de Lewandowski, que se coloca segundo en las encuestas, entienden que, pese a la diferencia que saca el oficialismo, tiene una merma respecto a la elección a gobernador de 2023.
“De 58% que sacó aquella vez a los supongamos 40% hay una baja importante, son 18 puntos”. Claro que no es comparable la elección. Aquella era mano a mano justamente con el senador por la gobernación y, en esta ocasión, está atomizada entre varios candidatos y con un tono más plural al tratarse de una competencia a una reforma constitucional. El desafío interno que sí tiene es pisar fuerte y no dejar ni el mínimo lugar a dudas para mantener hegemonía en la provincia a solo un año y medio de asumir.