Será la primera elección intermedia verdaderamente provincial. En todas las ocasiones anteriores, se trató de un plebiscito fragmentado. El resultado global era la suma, no siempre fiel, de 365 resultados locales.
Ahora, la foto será nítida. Al frente de la lista de Unidos, Pullaro buscó que la grilla de candidatos mostrara la paleta de colores de la alianza, diversidad de temas y perfiles y caras nuevas. Aunque en puestos entrables aparezcan veteranos de la rosca que vivirán la Convención como un mundial.
La foto del domingo en Santa Fe: hegemonía reforzada o dispersión
Las elecciones de hoy serán un test para el oficialismo. Cuando se abran esta noche las urnas se verá si la ciudadanía convalida y refuerza la hegemonía de Pullaro y Unidos. O, por el contrario, si le pone un primer límite que, hasta acá, ningún actor institucional, gremial o incluso del mundo del delito pudo marcarle.
Desde el 10 de diciembre de 2023, Pullaro y sus aliados usaron toda la caja de herramientas de la política y consiguieron cada uno de los objetivos que se propusieron. Aprobaron un paquete de leyes de emergencia, bajaron los homicidios respecto de años anteriores, sostuvieron el descuento de los días de paro y el presentismo, sancionaron la reforma previsional, designaron tres nuevos integrantes en la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe y consiguieron la llave de la reforma constitucional. No quieren perder el invicto político justo en el partido más importante.
Más allá de las encuestas y estudios cualitativos con los que el pullarismo ausculta el minuto a minuto de la opinión pública santafesina, el último antecedente de una elección de este tipo se remonta a 1962. Todos los análisis son simulaciones en el laboratorio. Y el formato más parecido a una Paso legislativa, la dispersión de la oposición y el rechazo generalizado a contestar sondeos de opinión agregan cuotas no menores de incertidumbre.
En el oficialismo los cálculos más conservadores ubican a Unidos como una primera minoría consolidada. Los más optimistas se ilusionan con una mayoría propia, que les garantice una versión final de la Constitución muy afín a su mirada e intereses.
En principio, Nicolás Mayoraz (La Libertad Avanza. LLA), Marcelo Lewandowski (Activemos), Juan Monteverde (Más para Santa Fe) y Amalia Granata (Somos Vida y Libertad) integran un pelotón de cuatro en el que pocos puntos porcentuales pueden marcar la diferencia entre estar en el podio o quedar quinto.
Los otros espacios corren desde atrás. Su gran objetivo es rascar donde sea los 70.342 votos necesarios para saltar el umbral de 2,5% del padrón y entrar en el reparto de bancas.
La apatía de la gente, un rival extra
Desde el comienzo, Unidos logró imponer el marco de la campaña. O, mejor, la no campaña. El libreto fue mostrar gestión, no caer en la lucha en el barro, evitar los errores no forzados y que los días pasen hasta la elección. El resto se enfocó en su nicho.
Un interrogante es cuánta gente irá a votar. Se agrega otro, igual o más importante: quiénes serán los ausentes. Por ejemplo, si van menos jóvenes se perjudicará La Libertad Avanza. Pero si quienes desertan —o votan con los pies, como diría Milei— son personas de los sectores populares, podrían sufrirlo las distintas listas peronistas, pero también Pullaro, quien tiene buena llegada en los sectores más vulnerables.
Además del impacto electoral, una participación por muy debajo del promedio histórico sería una pequeña mancha a la legitimidad de un proceso postergado por décadas.
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LA CAPITAL/Leonardo Vincenti
En cualquier caso, las constituciones son hijas de su tiempo. A su modo, la nueva Carta Magna santafesina incluirá hits de la época como austeridad fiscal, mano dura en seguridad y ficha limpia, pero también la defensa de la producción, la educación y el sistema previsional de reparto y en la órbita provincial, temas que Unidos ecualiza de un modo muy diferente al de La Libertad Avanza.
Las constituciones son, también, fruto de los acuerdos políticos posibles. A diferencia del entendimiento entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín, en la provincia no hubo Pacto de Olivos a la santafesina. Con mayoría propia en el Senado, la Cámara históricamente más refractaria a reformar y reformarse, Pullaro aprovechó y trabajó sobre los puntos frágiles de los distintos espacios opositores.
Si hoy la ciudadanía elige constituyentes es porque la ley de necesidad fue aprobada con los votos de integrantes de cuatro bloques de diputados: Unidos, el perottismo, el bloque de Amalia Granata (echados en la misma sesión) y el Frente Amplio por la Soberanía (FAS).
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Atentos a no repetir la traumática experiencia de Chile —donde la impugnación en las calles a la dirigencia y el orden pos Pinochet derivó en una constituyente anárquica, cuyo texto final fue rechazado— Unidos apostó desde el principio a una reforma conducida desde la política.
“A partir del lunes empezamos a armar las mesas de diálogo para tener la Constitución que se prometió”, dice un integrante de la mesa chica de Pullaro, que afirma —por cábala o porque ve ese escenario— que Unidos necesitará algunos aliados para reunir mayoría en la Convención.
Disputas entre vecinos ideológicos
Aparte del plebiscito de Pullaro, se juegan otras elecciones dentro de las elecciones.
Una es el debut provincial de La Libertad Avanza, que compite contra Amalia Granata por el voto de la derecha. Con el resultado puesto, se verá si era mejor la estrategia de Karina Milei de sumar legisladores propios aunque no gane la provincia o si tenía razón Santiago Caputo, que planteaba que había que construir una alianza con Granata y preservar la marca de LLA en una elección provincial contra un oficialismo fuerte y con el que comparten electorado.
La ausencia de la secretaria General de la Presidencia y otros dirigentes con base en Buenos Aires en el cierre de campaña libertario puede ser una movida preventiva de reducción de daños frente a una potencial derrota, o una señal hacia la Casa Gris de no querer nacionalizar la elección.
En el entorno de Pullaro niegan cualquier tipo de acuerdo. “Siempre dejamos en claro que era una elección provincial”, plantean.
Las expectativas de los libertarios están puestas en Rosario, donde su principal carta es Juan Pedro Aleart.
En el marco de una jornada incierta para LLA, en la que se verá si impactan o no el criptogate, la designación de jueces por decreto y la turbulencia económica de las últimas semanas, el periodista podría ofrendar a los Milei una victoria en la ciudad más poblada de la provincia.
En el panperonismo, Lewandowski y Monteverde compiten en una Paso a cielo abierto que dejará ganadores y perdedores pero difícilmente genere una nueva jefatura provincial. El senador nacional no muestra ganas de reunir y conducir al conjunto de las tribus y el concejal rosarino tiene como prioridad el ámbito local.
Habrá que ver si otros candidatos que están fuera del radar logran una banca en la Convención y suman otras voces.
Una reforma entre la urgencia y el largo plazo
Un zoom out muestra que Santa Fe es una excepción a la regla. La provincia construye su nueva arquitectura institucional en medio de un tembladeral.
Lanzado en una carrera desesperada por revertir o al menos mitigar el declive estadounidense, los arrebatos proteccionistas de Donald Trump ponen a la economía mundial en una montaña rusa.
En el plano doméstico, Milei consiguió el oxígeno del FMI cuando su gestión ya estaba en un punto crítico, sin reservas en el Banco Central y con la inflación en alza. La devaluación que vendrá con el levantamiento del cepo y la aceleración de los precios demandan pericia técnica a Milei y a su equipo, pero también ponen en riesgo el capital político del libertario a seis meses de las elecciones.
En ese clima dominado por las urgencias, Santa Fe va a elegir a constituyentes. Muchos de ellos, en otros cargos políticos, y que tendrán que alternar entre el modo coyuntura y la visión de largo plazo.