¿Qué tiene que ver Argentina con este destino en apariencia remoto e inalcanzable? Más de lo que se podría pensar. Por un lado, para quienes gustan de los deportes de nieve y tienen oportunidad y recursos para hacerlo en el país, Aspen es una opción más que viable para tener en cuenta como alternativa internacional. El presente cambiario y los costos elevados, que impulsaron a muchos argentinos a vacacionar fuera de Argentina esta temporada, habilita también que quienes cuentan con los recursos para esquiar en el país, también puedan hacerlo en el exterior por poca diferencia.
Llegar a Aspen también es más sencillo de lo que se podría prever. Desde Rosario, Córdoba, Buenos Aires y Mendoza, se puede viajar directo a Panamá a través de Copa Airlines, y de ahí directo a la ciudad de Denver, capital del estado de Colorado. Desde ahí, se puede hacer el último tramo por tierra (incluso desde el mismo aeropuerto), en un viaje que dura entre tres y cuatro horas (dependiendo del vehículo y las condiciones de las rutas), o por aire, en vuelos de apenas 25 minutos y con vistas espectaculares.
Además de los turistas nacionales, también hay muchos argentinos que llegan cada año a Aspen para trabajar. Por un lado, jóvenes universitarios aprovechan el receso de verano para optar por el “Work and travel”. En hoteles y restaurantes sobre todo, se podrá encontrar compatriotas, que acceden de forma gratuita a la temporada de esquí por ser parte del staff de servicio. Por otro lado, hay trabajo calificado nacional en la plantilla de más de mil instructores e instructoras de esquí y snowboard.
Nayla Rondina y Demian Lasry son una pareja de barilochenses que se conocieron dando clases de esquí en Andorra. Desde hace seis años, alternan los inviernos del hemisferio Sur y el hemisferio Norte entre el Cerro Catedral y Aspen Snowmass, acompañados de sus dos hijos (también, por supuesto, expertos esquiadores).
“Este el centro de esquí donde los instructores queremos finalizar nuestra carrera. Las condiciones de nieve son perfectas, siempre el pisado de pista es espectacular. La progresión de pista también es muy buena, con lo cual nuestro trabajo es muy ameno”, contó Nayla en diálogo con La Capital. “El 80% de mis clientes son de Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, México. Hay mucha gente latina que viene”, agregó.
La noción de “progresión de pista” es una clave para los principiantes. Esto quiere decir que la montaña no tiene demasiada pendiente, por lo que las extensiones para esquiar son amplias y permiten practicar sin tomar demasiada velocidad, ideal para quienes recién empiezan o retoman después de muchos años. “Eso te genera una buena base de la técnica, y de ahí se puede ir avanzando a otras montañas e ir adentrándose en la adicción del esquí”, apuntó la instructora.
Efectivamente, las pistas en Aspen Snowmass son largas y en su mayoría anchas. De esta manera, un sólo medio de elevación habilita unos cuarenta minutos garantizados de esquí sin interrupciones. Un detalle magnífico es descender entre los Aspen, los árboles propios de la zona que bautizaron la ciudad (y cuya hoja es el logo del centro de esquí), una especie de álamos con unas formas características en sus troncos que parecen ojos, miles de ojos atentos al paso de cada esquiador.
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A su vez, Rondina explicó por qué hay tantos argentinos en el plantel de instructores de Aspen. “El instructor argentino es muy bien recibido en el mundo porque tenemos muy buena categorización como profesionales, que nos da nuestra asociación que es ADIDES (Asociación Argentina de Instructores de Esquí, Snowboard y Pisteros Socorristas). Estamos muy agradecidos con eso. Tenemos conexiones con Italia, Andorra, Japón, Estados Unidos, entre muchos otros países”, detalló.
Aspen confirma anualmente su estatus de capital de los deportes de nieve con la organización de los X Games de invierno, que se llevan a cabo desde 2002 en la montaña Buttermilk. Cientos de personas (y cámaras de televisión) se asientan para ser parte de uno de los eventos más importantes en el universo de los deportes de riesgo. El próximo año, tendrán lugar del 23 al 25 de enero.
Comer, hospedarse y vivir en Aspen
Si bien tiene fama de destino de lujo, Aspen tiene una oferta variada para el turista. Sin dudas, hay hotelería acorde a esa reputación. Un ejemplo es The Little Nell, el único hotel cinco estrellas (y con cinco diamantes) de la ciudad, con acceso directo a la pista de esquí de Aspen Mountain. Para ejemplificar el nivel de servicio personalizado con atención hasta el último detalle, el dato mágico es que tiene 95 habitaciones y 350 empleados.
Otra particularidad destacada del Nell, en el que se puede encontrar a estrellas de Hollywood, es su cava. Bajo la dirección del premiado sommelier Chris Dunaway (una joven estrella en el rubro), la colección de 20000 botellas ganó el premio a la Mejor Lista de Vinos de Hotel en 2024 y el equipo fue reconocido como Sommelier del Año por la Guía Michelin. Aquellos que no pueden afrontar alojarse en semejante establecimiento, pueden probar con ir a cenar o desayunar en Element 47, el increíble restaurante de la planta baja, o simplemente visitar el patio con pileta climatizada.
Para quienes elijan esquiar o parar en Snowmass Village (el pequeño poblado alrededor de ese centro de esquí), también hay hotelería al borde de la pista. The Limelight Hotel tiene, entre muchas cualidades, habitaciones amplísimas y totalmente equipadas con vista a la montaña, y una pileta de agua caliente en el exterior (perfecta para relajar el cuerpo después de un día de deporte). Una vez más, la calidad del servicio se exalta en la amabilidad del personal y la multiplicidad de detalles de cortesía (como una carta personalizada y escrita a mano para recibir a los turistas en sus cuartos).
Se puede cenar en el hotel mismo, o probar la oferta culinaria de alta montaña. A pocos metros del Limelight está Kenichi, un restaurante de sushi extraordinario, con una ambientación cálida e íntima, y una carta para hacer las delicias de los amantes de la comida japonesa.
Otra opción es tomar una góndola (un medio de elevación gratuito) hasta el Snowmass Mall, una suerte de paseo comercial en la montaña, donde también se pueden alquilar equipos e indumentaria de esquí en Four Mountains o tomar una cerveza después de fin de jornada en el bar Venga Venga. Para comer, es recomendable probar el restaurante Rock Island, especializado en ostras y con una identidad gastronómica construida en torno a la cocina sureña estadounidense.
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Para quienes se asientan a vivir en distintos lugares del “valley”, ya sea por la temporada o de forma permanente, los costos de vida son altos sobre todo por el acceso a la vivienda. Las propiedades en Aspen (sobre todo en el pueblo) se venden por decenas de millones de dólares. Sin embargo, existe el programa de Employee Housing, que regula el valor de los alquileres para quienes van a trabajar por la temporada.
En cualquier caso, es notable que todas las personas que eligen Aspen, ya sea de forma temporal o a largo plazo, aman Aspen. Quienes no nacieron ahí, hablan del lugar con el cariño de un auténtico local. Muchos se enamoraron de la montaña después de ir a trabajar una temporada y llevan más de veinte años en la zona. Quienes nacieron ahí, llevan el esquí en el ADN generacional (el deporte es parte de las rutinas escolares y familiares). Y a todos los atraviesa una amabilidad notable, esa cercanía genuina de pueblo, que hace a cualquiera sentirse como en casa en medio de un destino improbable.
Un nicho histórico y cultural
Para quienes no están interesados en los deportes de nieve, Aspen tiene mucho más para dar. Pasear por la ciudad, y particularmente en época de fiestas, es una atracción en sí misma. La sensación de estar caminando por una película de Navidad de Hallmark se acrecienta con las decoraciones de temporada. Se puede caminar por el parque Rio Grande hasta el río (congelado en tramos), donde está el santuario de John Denver (el cantautor de country, que le escribió varios temas a la ciudad).
Otra ruta posible (todas compatibles entre sí) recorrer el tramo urbano para apreciar las viejas “cabañas de mineros”, ahora restauradas y convertidas en bellísimas casas de estilo antiguo. Vale recordar que la ciudad de Aspen comenzó a existir como un pueblo minero, en la segunda mitad del siglo XIX. La explotación de plata en las montañas atrajo a miles de personas a trabajar en la zona, lo que generó una expansión de población e infraestructura. Con la desmonetización de la plata a finales del siglo, las minas se vaciaron y Aspen se convirtió en un pueblo fantasma, con apenas algunos ranchos y granjas, y muchas casas abandonadas. La revitalización llegó en la década de 1930, con los primeros desarrollos del esquí.
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También hay una oferta cultural muy rica y con acceso gratuito. Además de múltiples galerías privadas (en general centradas en el arte contemporáneo), está el Aspen Art Museum, donde la apreciación artística empieza en el exterior con el diseño arquitectónico de Shigeru Ban. Adentro, hay múltiples espacios de exposición, vinculados a distintos exponentes del arte contemporáneo, en diversos lenguajes. Para finalizar (o empezar) la visita, se puede tomar un café en el bar de la terraza (donde también hay obras) con vista a las montañas.
A pocos minutos del centro de la ciudad, está Aspen Meadows, un resort atravesado por el diseño (paisajístico y arquitectónico) del alemán Herbert Bayer, uno de los referentes más modernos de la Escuela de Bauhaus. El predio, que combina hotelería, bienestar e investigación (a través del Aspen Institute, una suerte de think thank internacional sin fines de lucro), se puede recorrer de forma gratuita. El itinerario recomendado es desayunar en el comedor del hotel (con una vista realmente inigualable), caminar entre la nieve y las obras de arte, y llegar hasta el Resnick Center, donde se puede acceder sin cargo a exposiciones.
Denver: la capital que vale la pena visitar
Si se viaja a Aspen por tierra o por aire, Denver es un tránsito casi obligado (aunque hay aerolíneas estadounidenses que ofrecen vuelos directos desde distintas ciudades del país) y uno en el que merece la pena pasar un par de días. A muchos puede sorprenderles descubrir que es, por ejemplo, el mayor centro de artes performáticas de Estados Unidos después de Nueva York. En noviembre, la Semana del Arte incluye 500 eventos artísticos en toda la ciudad.
El Anfiteatro Natural Red Rocks, apenas en las afueras de la ciudad, es parte de la historia de la música mundial, en el que tocaron los Beatles y que los Rolling Stones eligieron como uno de sus lugares favoritos para dar shows. A su vez, Denver tuvo una escena de jazz antes que Harlem y el mismísimo Louis Armstrong escribió música en la noche de Colorado.
La ciudad capital también es sede de una de las marchas del Orgullo más grandes del país. Es que Colorado es un estado de lo más abierto y progresista: fue el primero en Estados Unidos en legalizar el uso del cannabis (antes que California). Finalmente, se pueden simplemente caminar sus calles céntricas, con construcciones de ladrillo visto propias del pasado industrial de la ciudad, y disfrutar del clima navideño en la Union Station, una pintoresca estación de trenes.