A partir del próximo año, hoteles, restaurantes y cafeterías en España y el resto de países miembros de la Unión Europea no podrán ofrecer ciertos productos en envases de un solo uso. Esta decisión se enmarca dentro del nuevo Reglamento sobre Envases y Residuos de la UE, que busca limitar el uso de plásticos desechables, como los típicos envases individuales de mermelada, manteca o salsas que suelen servirse durante los desayunos en muchos alojamientos.
La iniciativa generó una variedad de reacciones. Mientras algunos sectores valoran positivamente esta medida por su impacto ambiental, otros advierten de los problemas prácticos que podría acarrear en el funcionamiento diario de los negocios de hostelería. La eliminación de porciones individuales implica que los clientes tendrán que servirse de recipientes compartidos, lo que genera preocupaciones tanto en términos de higiene como de organización.
Esta normativa forma parte del ambicioso plan de la Unión Europea para avanzar hacia un modelo económico más respetuoso con el medio ambiente. Aunque las autoridades sostienen que esta clase de restricciones contribuirán de forma significativa a la reducción de residuos, muchas voces dentro del sector cuestionan si realmente serán efectivas. Según algunos críticos, las nuevas reglas no supondrán un descenso real en la generación de desechos, sino que traerán consigo complicaciones logísticas y operativas para los establecimientos.
Las excepciones a la nueva norma de la Unión Europea
Los sobres de condimentos seguirán permitidos si la comida es consumida fuera del establecimiento. También se permitirán para garantizar la seguridad e higiene en aquellos establecimientos en los que, por razones médicas, sea necesario ofrecer cuidados individualizados, como en hospitales, clínicas o residencias con atención médica.
Asimismo, la norma no aplicará a las microempresas, siempre que los países lo decidan de manera individual, cuando se haya comprobado que no es técnicamente viable prescindir de dichos envases ni acceder a las infraestructuras necesarias para implementar un sistema de reutilización.
El plan de la UE
El objetivo de reducir los niveles de contaminación del aire es eliminar por completo estas emisiones para 2050. De hecho, la directiva establece que las normas se revisarán antes del 31 de diciembre de 2030 y, a partir de entonces, cada cinco años para que los límites se reduzcan progresivamente. El Parlamento Europeo también ha endurecido los límites de contaminación del aire al rebajar los niveles máximos permitidos de partículas perjudiciales para la salud, los ecosistemas y la biodiversidad.