El reloj despertador da las seis de la mañana y suena “I’ve Got You Babe” de Sonny and Cher. Otra vez es 2 de febrero. Bill Murray, en la piel del meteorólogo Phil Connors, está atrapado en un loop temporal, en el que repite una y otra vez el mismo día en un pueblo nevado de Pennsylvania. Esa es la premisa de “El día de la marmota”, la película de 1993 dirigida por Harold Ramis, que trascendió la pantalla y dejó un legado en la cultura popular.
“El día de la marmota” (también conocida como “Hechizo del tiempo”) es, ante todo, una obra popular. Es una comedia fantástica apta para toda la familia, que hasta el día de hoy puede hacer reír a chicos y grandes, y hasta conmover a algunos. Un título clásico de videoclub para una generación, y una fija de las tardes de sábado en el cable para otra. En la actualidad, se puede ver online fácilmente.
Por si alguien no lo recuerda, o quedó tildado en enero de 1993, o está entre quienes todavía no la vieron, un breve repaso por la sinopsis: meteorólogo Phil Connors, un citadino arrogante, llega al pueblo de Punxsutawney para cubrir el evento anual del Día de la Marmota. Una tradición real de algunos estados del norte rural de Estados Unidos, en la que el comportamiento del animal en cuestión predice cuánto falta para que termine el invierno.
Después de registrar el evento, Phil y su equipo, formado por su nueva productora Rita (Andie MacDowell) y el camarógrafo Larry (Chris Elliot, un gran actor de comedias de los noventa), quedan varados por una tormenta de nieve. Al día siguiente, Phil se despierta en el día anterior. Y así sucesivamente. En el camino, condenado a la repetición perpetua, pasa de la desesperación al hedonismo al replanteo existencial.
El bucle temporal de la película da lugar a todo tipo de situaciones divertidas, pero esconde de fondo una pregunta profunda sobre la existencia humana. ¿Qué haríamos si no hay nada más que el presente continuo? A nivel narrativo, pone a los personajes ante la necesidad de destrabar algún tipo de aprendizaje cósmico para recuperar la linealidad del tiempo. Como si el universo los pusiera una y otra vez ante el mismo acertijo, hasta que dieran con la solución correcta. Por la potencia de este mensaje, fue acogida por el cristianismo, el judaísmo y el budismo, según contó Harold Ramis en los años posteriores al lanzamiento.
A pesar de haber sido un éxito de taquilla en el momento de su estreno (se convirtió en una de las más taquilleras de 1993 05 con 105 millones de dólares recaudados), y tener buena recepción crítica, fue ignorada por los premios estadounidenses (sólo ganó el BAFTA, de la Academia Británica, al Mejor Guion Original). Al margen de estos reconocimientos formales, siempre imprecisos para medir el nivel de impacto de una obra, “El día de la marmota” se convirtió en una referencia cultural compartida, además de un tropo narrativo. Cuando los días se parecen a todos los anteriores, se puede decir “Me siento en el Día de la Marmota” y alguien va a entender el significado.
Embed - Muñeca rusa | Tráiler oficial | Netflix
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Entre algunas de las repercusiones menos conocidas, terminó con el vínculo entre Ramis y Bill Murray, que habían trabajado juntos en películas como “Los cazafantasmas”. Según dicen, no se volvieron a hablar hasta poco antes de la muerte del director en 2014. A su vez, para el protagonista, significó la posibilidad de mostrar otra faceta de sus cualidades interpretativas.
El cine de Ramis era el de las comedias que parecen haber desaparecido, esas donde el humor era el motor de la trama, sin otras pretensiones. A comienzos de siglo, estuvo a cargo de las exitosas “Analizame” (1999) y “Analizate” (2002), donde Billy Crystal interpretaba al psicólogo de Robert De Niro, un mafioso. Ahí hay una suerte de legado perdido, vacante, que espera por ser retomado por una nueva generación de cineastas que puedan hacer reír con inteligencia y sensibilidad, sin caer en golpes bajos dramáticos.
Las referencias en películas y series
“El día de la marmota” sembró el recurso del bucle temporal en la industria cinematográfica estadounidense. Desde entonces, fue utilizado por varios filmes y sobre todo por series televisivas de los noventas (y sobre todo por las de ciencia ficción o fantasía). Porque muchas metáforas potentes siempre se esconden en los géneros aparentemente menores (incluyendo la comedia, por supuesto).
En un capítulo de la sexta temporada de “Buffy la Cazavampiros”, la protagonista queda atrapada en un literal hechizo del tiempo al intentar destruir parte de una momia ancestral. En “Los Expedientes X” (en un episodio escrito por Vince Gilligan, quien luego sería creador de “Breaking Bad), Mulder muere una y otra vez durante un asalto a un banco que transcurre en un sueño, con la particularidad de que no es consciente del bucle temporal.
Embed - Two Distant Strangers | Oscar®-Nominated Live Action Short Film | Netflix
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Un poco más acá en el tiempo, la versátil premisa fue incorporada en películas de distintos géneros. En 2011, Jake Gyllenhaal protagonizó el thriller de acción “Ocho minutos antes de morir” (“Source Code”). En 2014, Tom Cruise y Emily Blunt encabezaron “Al filo del mañana”, un filme de ciencia ficción. En 2017, la comedia de terror “Feliz día de tu muerte” recibió elogios por su uso original del bucle temporal mortal.
Dos de los ejemplos más interesantes son aún más recientes. Por un lado, el cortometraje “Dos completos desconocidos” (“Two Distant Strangers”) de 2020, ganador de un premio Oscar. Dirigido por Travon Free y Martin Desmond Roe, y disponible en Netflix, narra la historia de un joven afroestadounidense que repite una y otra vez el mismo día. En todas las iteraciones, y a pesar de sus intentos para evitarlo, es asesinado por un policía. De esta manera, habla a la claras sobre el aparentemente inescapable destino de los jóvenes negros en ese país ante la violencia institucional.
Por otro lado, otra propuesta para ver en Netflix: la serie “Muñeca Rusa”, creada y protagonizada por Natasha Lyonne. Estrenada en 2019, tuvo dos temporadas, y recibió cuatro nominaciones a los premios Emmy. En esta ficción, Lyonne es Nadia Vulvokov, una ingeniera de software que revive su cumpleaños número 36 en un ciclo continuo que siempre termina con su muerte.
A pesar de ser una comedia, “Muñeca Rusa”, al igual que “El día de la marmota”, profundiza en derivas existenciales. Y a diferencia de la película de 1993, ahonda en rincones bastante más oscuros de la psiquis humana obligada a la repetición perpetua. A partir del bucle, Nadie empieza a indagar en traumas irresueltos de su historia y a descubrir mucho sobre ella misma. El punto más interesante es que, transitando su eterno retorno, se encuentra con otra persona también atrapada en el tiempo.