Los premios Oscar 2025 quedarán en la historia. En un reconocimiento sin precedentes en años recientes al cine independiente, la gran ganadora de la noche fue “Anora”, del director Sean Baker. En lo que fue su primera aparición en la prestigiosa ceremonia, el realizador de 54 años marcó un hito: se convirtió en el primero en recibir cuatro estatuillas en la misma noche por la misma película: Mejor Guión Original, Mejor Montaje, Mejor Dirección y Producto de la Mejor Película.
Para muchas personas, el nombre de Baker empezó a resonar sólo en las últimas semanas de la temporada de premios. Con la caída estrepitosa de la consideración de “Emilia Pérez” tras las controversias que atravesaron al musical francés, y las críticas a “El brutalista” por el uso no informado de Inteligencia Artificial, “Anora” empezó a ganar terreno como favorita de cara a la gran ceremonia del 2 de marzo.
Para algunos otros, el cineasta estaba en la mira hace tiempo. Al menos desde el estreno de “Tangerine” en 2015, su cuarto largometraje como director, empezó a llamar la atención en el circuito internacional. Filmada íntegramente con un iPhone, la película tenía como protagonistas a trabajadoras sexuales trans en los barrios menos glamorosos de la ciudad de Los Ángeles.
Una de las características fundamentales y destacadas de Baker es su mirada amorosa y humana, aunque no ingenua, de los márgenes de la sociedad estadounidense. El director logra lo que no pueden muchos de sus pares: no romantizar ni exotizar ni explotar a quienes habitan esos márgenes. Sean pone el foco y echa luz sobre la cara poco visible, barrida bajo la alfombra, del famoso “sueño americano”. Y lo hace con humor, sin solemnidad, sin cinismo y con profunda autenticidad.
En “El proyecto Florida” (2017, disponible en Prime Video), narra la historia de un grupo de infancias que viven en Orlando, muy lejos de la magia de Disney. En “Red Rocket” (2021), pone en el centro a un recientemente retirado actor porno en un pueblo de Texas. En “Anora” (2024), la protagonista es una bailarina erótica que se casa, en un vínculo en tensión entre lo laboral y lo afectivo, con un joven ruso millonario.
Bakes es guionista, montajista, productor (junto a su esposa y socia Samantha Quan) y director de todas sus películas. El pasado domingo 2 de marzo, en las 97ª entrega de los premios Oscar, ganó en todas esas categorías, en una hazaña inédita.
Embed - Sean Baker en su discurso agradece a la comunidad de trabajadoras s3xuales #oscars2025
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Durante sus sucesivos discursos de agradecimiento, y siempre con una alegría contagiosa, levantó las banderas del trabajo sexual, los cines de barrio y el cine independiente. “Anora” se hizo con apenas seis millones de dólares y, en parte gracias a recibir la Palma de Oro en Cannes en mayo de 2024, alcanzó la visibilidad que muchas veces queda reservada para las mega producciones de la industria.
Los elencos de Sean Baker
Otra cualidad del cine de Baker, y en concordancia con las historias que cuenta, son los elencos que construye. En muchos casos, trabaja con actores y actrices no profesionales, con profesionales de bajo perfil o que se encuentran en los comienzos de sus carreras. Mikey Madison, ganó el Oscar a Mejor Actriz Protagónica a los 25 años por su rol en “Anora”, en el primer protagónico de su vida.
Cuando recibió la estatuilla por Mejor Dirección de manos de Quentin Tarantino, el realizador afirmó: “Quentin, gracias por castear a Mikey en ‘Érase una vez en Hollywood’, porque sin eso no existiría ‘Anora’”. Madison interpretó a Susan "Sadie" Atkins, una de las miembros del clan Manson representada en el filme de Tarantino de 2019. Aunque su intervención es breve (aunque determinante), Baker puso el ojo sobre las cualidades de la joven actriz.
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De manera similar, cuando vio a Yura Borisov en la película finlandesa “Compartment Number 6” (en el festival de Cannes en el que participó “Red Rocket”), supo que ahí había un talento con el que le interesaba trabajar. Por eso, el guion de “Anora” se construyó con estos dos intérpretes ya vinculados al proyecto.
Además, pone delante de cámara a quienes fueron sus consultantes. Las películas de Baker se sienten contadas por los personajes que las encarnan. Eso habla de un vínculo de escucha profundo con las personas reales que viven las realidades que el director lleva a la pantalla. Por ejemplo, Lindsey Normington, quien interpreta a Diamond (una suerte de archienemiga de Ani en el bar donde trabajan) en “Anora”, es stripper en la vida real.
En el 2022, Lindsey y sus compañeras iniciaron una huelga para mejorar las normas de seguridad en los clubes nocturnos, y promovieron la sindicalización del rubro. A partir de este suceso, Baker se acercó a ella para informarse sobre la situación. La joven terminó actuando en la película y oficiando de asesora de las demás chicas del elenco, sobre todo de Mikey Madison, para darle más realismo a las interacciones con los clientes y las dinámicas entre ellas dentro del club.
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Cuando el cine le gana a la industria
“Anora” fue la gran ganadora de los premios Oscar 2025, pero no fue la única. La ceremonia tuvo sucesivos gestos de reconocimiento al cine independiente o a las propuestas hechas con genuino compromiso político y artístico. En un evento que históricamente sirvió para celebrar a la industria estadounidense y su parafernalia, este año la Academia dio un giro notable.
Contra todo pronóstico, no se premió a las estrellas (como Demi Moore) ni a las películas con pretensión (y más o menos éxito) de contar historias “importantes” (como “El brutalista”). Esta vez, y en un viraje a sus criterios tradicionales, la Academia reconoció al cine por sobre la industria. El cine hecho con corazón, con esfuerzo, con artesanía.
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“Flow” se quedó con el premio a Mejor Película Animada, sobreponiéndose a gigantes del rubro como Disney/Pixar (que competía con “Intensa-mente 2”) y a Dreamworks (que estaba nominada con “Robot salvaje”). Su realizador Gints Zilbalodis, de 30 años, desarrolló el filme con un software de código abierto y le dio a su país, Letonia, el primer Oscar de su historia.
“Aún estoy aquí”, la película brasileña dirigida por Walter Salles, también marcó un hito, dándole su primera estatuilla a su país. De esta manera, el filme que cuenta la historia real de Eunice Paiva, luchadora por los derechos humanos en Brasil, se impuso sobre “Emilia Pérez”, presente en la misma categoría, cuestionada por representar de manera eurocéntrica la problemática mexicana de las desapariciones forzadas de personas.
“No Other Land”, el documental hecho de manera colaborativa por realizadores palestinos e israelíes, se quedó con el premio en su categoría. La película, que pone el foco sobre el genocidio en Gaza, estuvo en cines una semana en un sólo cine de Estados Unidos para poder candidatearse al Oscar.