Bong Joon-ho irrumpió de forma definitiva en el cine occidental con el suceso mundial de su película “Parásitos” en 2019. Aunque dos años antes había dirigido “Okja”, distribuida por Netflix y protagonizada por un elenco de estrellas de la industria estadounidense, el batacazo lo dio con un filme con elenco coreano, hablando en coreano, con una sublime crítica al capitalismo y la desigualdad. Hubo que esperar, pero finalmente llegó lo nuevo de uno de los realizadores más destacados de la última década, y esta vez con una propuesta de ciencia ficción: “Mickey 17” se puede ver desde este jueves en cines de todo el país.
Fiel al estilo de Bong, la historia de su nueva película no es tradicional ni unidimensional. Protagonizada por Robert Pattinson (que hace esfuerzos por dejar de ser referenciado por la saga “Crepúsculo” o por su más reciente intervención como Batman), “Mickey 17” se desarrolla en un futuro distópico. El personaje central, que da nombre al filme, es un hombre endeudado que decide convertirse en un “prescindible” para trabajar en una expedición humana enviada a colonizar el planeta helado Niflheim.
Los prescindibles en cuestión tienen una característica particular, ideal para realizar tareas peligrosas y potencialmente letales: pueden morir y ser regenerados con clonación. De ahí el número del título, que refiere a la iteración del sujeto. Todo es delirio y aventura hasta que el proceso tiene una falla y quedan dos Mickeys activos.
La película, con guion del propio Bong, está basada en la novela “Mickey7” de Edward Ashton, publicada en 2022. Mezcla de ciencia ficción, comedia y sátira política, tiene todo para ser parte de la filmografía del surcoreano: un tono ambiguo y potente, un sentido del humor áspero, y una crítica social sin ingenuidad ni solemnidad.
Un protagonista en exploración
El elenco lo completan Naomi Ackie (en el rol de Nasha, interés romántico de Mickey), Steven Yeun (Timo, un amigo con el que viajan a la misión interplanetaria), Mark Ruffalo (como un político egomaníaco con planes siniestros para el planeta helado) y Toni Collette (como la esposa del personaje anterior).
“Cuando leí el guion por primera vez, me sorprendió lo extraña que era la historia. Me encanta interpretar personajes con una idiosincrasia particular. Me permite jugar, soltarme y dejarme llevar. Eso es con lo que más disfruto”, dijo Robert Pattinson sobre su rol en una entrevista.
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El actor británico contó que puso mucho énfasis en el aspecto cómico de su interpretación, tomando inspiración de referentes del género, en sus facetas más absurdas, como Jim Carrey en “Tonto y retonto”. Explorar la posibilidad de la comedia física es un nuevo desafío para Pattinson, quien en la última década trabajó con directores como David Cronenberg (“Cosmopolis”, 2012), Anton Corbijn (“Life”, 2015), los hermanos Safdie (“Good time”, 2017), Claire Denis (“High Life”, 2018), Robert Eggers (“El faro”, 2019). Incluso estuvo “La infancia de un líder”, ópera prima de Brady Corbet, recientemente nominado al Oscar por “El brutalista”.
Ver a Pattinson, un actor con más recursos de los que se le suele reconocer, en este rol peculiar, ya es un motivo para ir al cine a ver “Mickey 17”. Pero sobre todo, se trata de ver qué hace Bong con un nuevo género, con otro tipo de recursos y paisajes visuales, y con necesario uso de efectos especiales.
Un director con sello propio
A lo largo de su prolífica y destacable carrera, el surcoreano indagó en el policial (con las imperdibles “Memorias de un asesino” de 2003, o “Madre” de 2009), el terror de monstruos (“El huésped”, 2006), y el fantástico (“Okja”, 2017). La ciencia ficción ya había aparecido en “Snowpiercer” en 2013, en lo que también fue una de sus primeras incursiones en el idioma inglés y actores hollywoodenses (Chris Evans fue uno de sus protagonistas). Esta historia se convirtió en una popular serie de Netflix en 2020, con producción ejecutiva del realizador.
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A través de estas formas diversas, Bong siempre dejó su sello propio. Además de la potencia de las imágenes que crea, siempre hay humor y crítica social. A veces con más o menos metáforas, el surcoreano es capaz de usar distintos lenguajes dentro del cine para hablar de problemáticas como el cambio climático, la desigualdad social producto del capitalismo, y el individualismo de las sociedades crecientemente neoliberales.
En esta línea, “Mickey 17” tiene mucho para decir sobre esta época en particular, donde la colonización de otros planetas, en manos de políticos tecnócratas con megalomanía está en agenda real (Elon Musk, parte del gobierno actual de Estados Unidos, y aliado de los principales gobiernos y fuerzas conservadoras del mundo, tiene misiones concretar para colonizar Marte).
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Por otra parte, lo que lleva a Mickey y su amigo Timo a proponerse como trabajadores interplanetarios (el primero como “prescindible” y el segundo como piloto) es que fracasaron con un negocio, y están huyendo de unos prestamistas usureros. La falta de autonomía financiera de las generaciones más jóvenes y el hecho de recurrir a fuentes poco confiables (y en algunos casos sabidamente fraudulentas) para conseguir medios ecónomicos, son a las claras problemáticas del presente.
A su vez, pone en el centro de la narrativa a un sistema que funciona necesariamente a costa de las personas que lo mantienen en marcha. La idea de trabajadores “prescindibles” es metafórica, o propia del mundo de la ciencia ficción, sólo por la parte de la clonación (por ahora).
“Mickey 17” llega entonces a las pantallas de todo el país como una de las propuestas que vale la pena aprovechar a ver en las salas. Un director incisivo, una propuesta muy propia de su tiempo (en los mejores sentidos posibles), un elenco con potencia, y el toque de humor para digerir la complejidad, son las claves de una de las películas más esperadas del año.