“Emilia Pérez” es una de las películas más comentadas de la temporada. Dirigida por Jacques Audiard, cuenta en formato musical una historia de narcocriminalidad en México con una protagonista trans. A pesar de las fuertes críticas que está recibiendo por distintas artistas de su narrativa, no para de recibir premios y nominaciones y podría ser candidata a los Oscar. Este jueves, se estrena en salas en Argentina.
El film empezó a generar conversación después de un celebrado paso por el festival de Cannes en mayo de 2024, donde se quedó con el Premio del Jurado y su elenco femenino fue reconocido colectivamente con el galardón a Mejor Actriz. Recientemente, ganó cuatro Globos de Oro (incluyendo Mejor Película de Comedia o Musical y Mejor Película de habla no inglesa) y recibió once nominaciones a los BAFTA.
La premisa en sí misma indicaba a todas luces que la búsqueda de Audiard podría salir o muy bien o muy mal. Y aunque el veredicto está en manos de cada espectador, vale la pena hacer un repaso por algunas particularidades de la película y de la controversia antes de elegir ir a verla.
Los cuestionamientos a “Emilia Pérez” son múltiples, y van desde lo actoral hasta lo más profundamente político. La historia sigue a Juan "Manitas" del Monte, un violento líder de un cartel de drogas en México, quien para salvarse de una situación límite finge su muerte y transiciona de género, para comenzar una nueva vida bajo el nombre Emilia Pérez (interpretada por la española Karla Sofía Gascón).
Zoe Saldaña encarna a la abogada que asiste a Pérez en su proceso, y Selena Gómez encarna a Jessi del Monte, la esposa de Emilia antes de su transición. También son parte del elenco Adriana Paz y Edgar Ramírez.
Críticas desde México y Latinoamérica
Una de las primeras críticas es que el filme busca representar una problemática profunda de México, pero fue filmada en Francia, las canciones fueron escritas por la francesa Camille (lo cual es evidente por el extraño uso del idioma en algunos fraseos), y nadie (a excepción de Paz) en el elenco es oriundo del país: Gascón es española, Gómez es estadounidense de ascendencia mexicana, Saldaña es estadounidense de ascendencia dominicana, y Ramírez es venezolano. Esto hace que el español que se habla en el filme sea extraño o forzado, sobre todo en el caso de Selena, que se nota que no maneja la lengua. La artista pop se convirtió en objeto de memes por su actuación y su acento.
Todo esto, sumado al formato musical, dificulta ampliamente el verosímil para cualquier persona de hablahispana. A su vez, propone una mirada estereotipada, exotizante y banalizante de un drama estructural y muy vigente para México: las masivas desapariciones de personas por causas relacionadas a la narcocriminalidad. Al día de hoy, hay cerca de 120.000 personas no localizadas, según la Comisión Nacional de Búsqueda.
Para muchos mexicanos, “Emilia Pérez” no es solo una falta de respeto a una temática dolorosa para un país entero, sino una actitud neocolonial: un realizador europeo con voluntad de “mostrarle al mundo” una problemática latinoamericana y generar conmoción, sin la suficiente responsabilidad en el abordaje. En este sentido, Audiard (un hombre blanco) tiene antecedentes: dos de sus films más celebrados en el circuito hegemónico, “Un profeta” de 2009 (la cual también ganó el Premio del Jurado en Cannes y perdió el Oscar a Mejor Película Extranjera contra la argentina “Un secreto de sus ojos”), y “Deephan” de 2015, proponen retratos sobre personas marginadas, de comunidades migrantes y racializadas.
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“Si hay algo que no es ‘Emilia Pérez’, más allá de cualquier consideración artística, es una película hablada en español”, señaló un usuario poniendo el énfasis sobre la paradoja de que el filme se quede con esa categoría en los Globos de Oro, con un elenco mayoritariamente estadounidense que habla mal el idioma y un equipo francés.
El triunfo generó todavía más enojo dado que el proyecto de Audiard competía contra “Todavía estoy aquí”, del brasilero Walter Salles. La película, que le valió a Fernanda Torres el Globo de Oro a Mejor Actriz Protagónica, recupera la historia real de Eunice Paiva, cuyo marido fue desaparecido por la dictadura de Brasil. Muchos apuntaron que esta sí era una película con genuino interés por narrar los avasallamientos a los derechos humanos en el continente, y sin dudas hablada “en lengua no inglesa”.
Críticas del colectivo LGBTIQ+
Otro punto de polémica fue la representación de la comunidad trans que propone “Emilia Pérez”. Karla Sofía Gascón, acérrima defensora del filme que protagoniza, aseguró que modificó el guion para que se sugiriera que Emilia venía cuestionando su identidad desde antes del momento de fingir su muerte. Esto también resulta inverosímil en la película, y alimenta las nociones transodiantes de que las leyes de identidad de género permiten que criminales varones evadan procesos judiciales.
Por otra parte, luego de su transición, Emilia inicia una vida de benevolencia y redención, cuando antes era una criminal violenta e impiadosa. De hecho, se convierte en aliada de las madres de desaparecidos. De esta forma, se alimenta la idea deshumanizante de la identidad trans, mostrándola como una suerte de experiencia angelada y de expiación.
El resultado de todo este extraño cocktail de elementos resultó favorable en el marco del efectismo hollywoodense. Las personas que no son trans, ni parte del colectivo LGBTQ+, ni mexicanas o latinoamericanas, celebran “Emilia Pérez” como si se tratara de una obra vanguardista, epítome de la representación de minorías. A su vez, otros latinos en Hollywood también la defendieron bajo la falacia de que cualquier visibilidad es digna de ser festejada.
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“Nosotros hicimos una película desde el respeto y el amor, y eso de verdad me gustaría que lo supieran, creo que además le está dando una visibilidad a este tema que está trascendiendo las fronteras”, respondió la actriz mexicana Adriana Paz a la agencia española de noticias EFE.
Lejos de atender las críticas de sus compatriotas, la intérprete destacó lo que “Emilia Pérez” había significado para su carrera. “No solamente es un triunfo mío, es un triunfo que yo siento nuestro, para mi país, y que mucha gente se ha sentido muy orgullosa y muy bien representada”, apuntó. Y aseguró que la repercusión internacional del film está sirviendo para “poner sobre la mesa dentro y fuera de México” la problemática de las desapariciones.
De manera similar, las respuestas a los cuestionamientos que ofrecieron Audiard o Gascón, sin un ápice de autocrítica, fueron altamente insatisfactorias y profundizaron la bronca de cierto público.
Para los espectadores argentinos que quieran ir al cine por estos días, hay muchas otras opciones en cartelera vinculadas a la temporada de premios, como “Anora” (ganadora de la palma de Oro en Cannes) “Un dolor real” (actuación destacada de Kieran Culkin), “Babygirl” (con Nicole Kidman) o “Nosferatu” (de Robert Eggers). También se puede ver cine nacional con “Una muerte silenciosa”, con Joaquín Furriel y Alejandro Awada.