Clint Eastwood estrenó a los 93 años su película número 40 como director. “Jurado Nº2” es un drama judicial en el que aparecen algunos de los temas transversales de la obra del realizador: la tensión entre la moral y el sentido de justicia. Sin estreno en salas, el filme se podrá ver en Argentina desde este viernes 20 de diciembre, a través de la plataforma Max.
Justin Kemp (el británico Nicholas Hoult, que aunque todavía es recordado por su debut como niño actor en “Un gran chico”, será el próximo Lex Luthor en la nueva Superman de DC) es un periodista alcohólico en recuperación. Su esposa está a punto de dar a luz a su primer hijo cuando es convocado para ser jurado en un caso de homicidio y se enfrenta a un dilema moral.
Un hombre con vínculos pasados con el crimen organizado es acusado de haber asesinado a su novia, después de haber sido vistos peleando en un bar. La fiscal, interpretada por una siempre brillante Toni Collette (nominada al Oscar en el año 2000 por su actuación en “Sexto sentido”), necesita asegurarse una condena para sumar puntos con la comunidad y ser elegida para fiscal de distrito (un cargo electo en Estados Unidos).
La defensa, a cargo de un abogado interpretado muy sólidamente por Chris Messina (una de esas caras conocidas de papeles secundarios de cine y televisión), asegura por supuesto que el sospechoso es inocente.
En este contexto, el relato de los hechos despierta la alarma en Justin. La víctima falleció una noche de tormenta, mientras volvía caminando a su casa tras pelear con su novio. Justin de pronto se da cuenta que fue testigo de la discusión: esa noche estaba en el mismo bar que la pareja. Aunque no es spoiler, porque esto se plantea en el primer acto de la película, atención al siguiente párrafo porque adelanta elementos claves de la trama.
Cuando manejaba de vuelta a su casa, Justin atropelló a alguien en plena tormenta mientras cruzaba un puente. Como no vio el cuerpo (caído en un arroyo continuo), pensó que había sido un animal que había huido asustado tras el impacto. Ahí, el dilema moral se despliega en varios sentidos: si confiesa, deja a su esposa y futuro hijo en una situación de vulnerabilidad. De lo contrario, tiene que juzgar a un hombre que sabe inocente. Su objetivo será entonces volcar a sus compañeros de jurado a considerar “no culpable” (como se dice en ese sistema judicial) al acusado.
Ante todo, vale recordar que en Estados Unidos es un deber cívico cumplir con la tarea de jurado, cuando se es convocado por el estado para ese fin. También es obligación renunciar si se tiene algún vínculo con el caso que pudiera influir en la evaluación del mismo. Aunque intenta desvincularse de la labor, apelando al embarazo riesgoso de su compañera y antes de saber que es el verdadero culpable, es seleccionado por la jueza para ser parte del grupo de doce personas que dará el veredicto.
>> Leer más: El actor Taron Egerton invitó a los argentinos a ver su thriller de Navidad, entre lo más visto en Netflix
Una película en su filmografía
“Jurado Nº2” es una película entretenida y muy efectiva dentro de su género. Aunque Hoult ofrece una interpretación más bien llana, logra generar empatía en la audiencia, una clave para que funcione la trama. Y también es exitosa en plantear interrogantes sobre el sentido de la justicia, en tensión con la moralidad. ¿Es justo que un hombre presentado como bueno, en pleno camino de redención personal y cargo de una familia, vaya preso de por vida por un homicidio involuntario? La fiscal y la ley dirían que sí.
Si bien lo hace a veces con un trazo grueso (aunque no tanto como otros filmes recientes de Eastwood con voluntad de dar mensajes sobre grandes temas, como “Cry Macho” de 2021 o “Gran Torino” de ), la película pone sobre la mesa o habilita una conversación sobre la efectividad (o incluso la pertinencia) del sistema judicial penal para reparar daños. Con una de las estructuras punitivas más grandes del mundo, este tema es central para la política y la sociedad estadounidense. Pero también es interesante y oportuno para otros contextos, como el argentino, donde aparecen propuestas sobre el aumento de penas o la baja de edad de imputabilidad.
En un momento, en el debate entre el jurado (lejos retórica y narrativamente de aquel memorable intercambio de “Doce hombres en pugna”, de 1957, dirigida por Sidney Lumet y referencia máxima del drama judicial), una persona desliza la idea de que para la familia de la víctima es mejor que un culpable dudoso preso, que ningún culpable. El protagonista refuerza entonces la idea, muchas veces olvidada, de que el jurado debe considerar que el acusado es responsable “más allá de toda duda razonable”. El dilema moral aparece entonces como inherente a la tarea.
image - 2024-12-18T153348.008.jpg
Nicholas Hoult protagoniza "Jurado Nº2", la nueva película de Clint Eastwood, en la que interpreta a un periodista en medio de un dilema moral
La que empieza a tener dudas razonables, a partir de intervenciones del abogado defensor y de algunos eventos con el jurado (uno de los miembros, protagonizado por el ganador del Oscar J.K. Simmons, es ex policía y emprende una suerte de investigación paralela que aporta algunos datos clave sobre la noche de la muerte), es la propia fiscal. Y el dilema moral también es entonces de ella: ¿acepta el beneficio para su carrera que significa una condena en ese caso, incluso cuando no está segura de que se esté juzgando al hombre indicado? ¿Cualquier acto de justicia es mejor que ningún hecho de justicia? ¿Qué pasa cuando el sistema judicial penal se sabe intrínsecamente falible y muchas veces incapaz de reparar? Estas últimas dos preguntas aparecen con fuerza también en el corazón “Río místico” (2003), una película muy celebrada en su época y nominada a seis premios de la Academia.
Es que la complejidad moral del ser humano, en contextos mucho menos extremos que le de “Jurado Nº2” son un tema recurrente en la filmografía de Eastwood, sobre todo en la de las últimas décadas. Desde la infidelidad de la clásica “Los puentes de Madison” de 1995 (¿qué vale más, el amor o la institución familiar?) hasta la participación en la guerra en la doble “Banderas de nuestros padres” (2006) y “Cartas desde Iwo Jima” (2006) o “El francotirador” (2014), sólo por nombrar algunos ejemplos recientes. La idea del bien y el mal se pone en perspectiva, aunque en muchos casos el director señala sin miramientos dónde yace “la verdadera maldad”.
Si bien “Jurado Nº2” (que podría ser la última película de Clint teniendo en cuenta su edad avanzada), tuvo críticas favorables y muy buena recepción en Europa, tuvo una distribución limitada en cines en Estados Unidos y no llegó a las salas latinoamericanas. En Argentina, sólo otras dos películas del director no se estrenaron. Más allá de las valoraciones particulares que se puedan hacer de su obra reciente, sin dudas vale la pena aprovechar la accesibilidad del streaming y mirar con atención la que sea quizás la entrega final de una de filmografía prolífica y popular como la de Eastwood.