La idea es simple, pero a su vez compleja y fascinante: convertir por un momento a Rosario en un gran instrumento musical. Como parte de un proyecto de Ordenanza presentado por la luthier y música Emiliana Arias Silva, el cual busca declarar el sonido de las campanas históricas como “patrimonio sonoro” local, el sábado 29 tendrá lugar la Ruta de las Campanas: una propuesta cultural innovadora que incluye concierto interpretado por distintos campanarios de la ciudad. Originalmente programada para este miércoles, se postergó por el pronóstico de lluvia.
Por el momento, unos 40 campanarios, ubicados en los seis distritos de la ciudad, son parte de esta ruta sonora, que propone un viaje en el tiempo y en el espacio. La mayoría pertenece a edificios religiosos, mientras que unos pocos son parte de espacios cívicos como el Palacio Municipal, el Palacio Fuentes, la Facultad de Derecho y el Distrito Centro.
Más de treinta músicos oficiarán de campaneros para hacer sonar la partitura realizada especialmente por el compositor Ezequiel Diz para la ocasión. El evento comenzará con un primer concierto a las 20.30, seguido por la presentación de orquestas infanto-juveniles de distintos barrios, y culminará con un segundo concierto a las 21. Cada uno tendrá una duración aproximada de diez minutos.
Para ser parte, sólo basta prestar atención detrás del murmullo de la ciudad. Eso mismo hizo Emiliana Arias Silva al volver de un viaje de un año por un pueblo de montaña siciliano, en el cual su principal compañía fueron los sonidos de campanas y cencerros.
Un instrumento histórico
“Entendí que con esos sonidos se le comunicaban mensajes al poblado, ya sea para despertarse, para ir a laburar, para comer, para ir a misa, para encontrar a los animales en la montaña”, contó en diálogo con La Capital. Había una función vital y social en ese repique del bronce. Emilia conectó tanto con esa dimensión que inició Yunque, un proyecto de luthería experimental en el que fabrica, justamente, campanas y cencerros.
Desde 2017, se encarga de investigar y relevar los campanarios rosarinos, y a entablar vínculos con las comunidades que los custodian. Ese recorrido quedó primero plasmado en el libro “La ruta de las campanas”, editado a comienzos de marzo por la Editorial Municipal, y que según ella funciona como una suerte de precuela para el concierto de este sábado.
En su pesquisa, mientras crecía su fascinación por estos instrumentos centenarios y majestuosos, descubrió que muchas campanas estaban enmudecidas por quejas de los vecinos. Por eso, en 2023, presentó un proyecto de Ordenanza al Concejo municipal para reconocer y poner en valor eso que denominó “patrimonio sonoro”. Tanto el libro como el concierto son acciones contempladas en esa propuesta.
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El patrimonio sonoro
“Es un sonido que es parte de nuestra identidad como comunidad, que en algún momento de la ciudad ordenaba la vida civil de los parroquianos, cuando esto era el Pago de los Arroyos. También anunciaba cuestiones climáticas, como si venía tormenta o si había un incendio. Era una mensajera, en la previa a otros artefactos tecnológicos”, detalló Arias.
“Es un patrimonio que tiene que ver con lo inteligible, lo intangible. Tener un concierto de campanas, en el marco del Tricentenario, para nosotros desde la gestión es muy importante. Las campanas son un llamador a un lugar de congregación, y a su vez trasciende ese espacio y llega a aquellos que no lo esperan”, apuntó por su parte Nicolás Charles, subsecretario de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario.
El sonido de las campanas puede conectar distintos momentos históricos de la ciudad: el resonar en el presente permite imaginar el paisaje sonoro de una Rosario del siglo XIX. Pero también permite conectar distintos puntos del territorio, distintas idiosincrasias institucionales, a distintos barrios y a sus vecinos.
“Hay una sinergia entre el trabajo de investigación que realizó Emiliana, la composición de Ezequiel y la decisión política de tener un proyecto a escala ciudad”, agregó el funcionario, quien además destacó la colaboración con la secretaría de cultura del Arzobispado, cuyo entusiasmo fue clave para hacer parte a decenas de iglesias.
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“La característica que va a tener este concierto es que no va a ser un llamado a misa, va a sonar de otra forma, con otras notas, que va a permitir que esas campanas se perciban de otra manera. Es un proyecto de unión, de pasar de lo individual a lo colectivo, de construir algo que genere cercanía, de entender ese sonido como algo en común”, agregó Charles.
Para Emiliana, es fundamental alejar la noción de concierto de toda idea de solemnidad, y entender la propuesta del sábado como una invitación abierta a escuchar la ciudad de otra manera, una sujeta a la contingencia.
“La idea es que sea una experiencia. El sonido es el protagonista y el que nos invita a participar, pero la idea es poder habitar la calle, hacer recorridos caminando. Es un concierto porque lo escribió un compositor, pero también hay algo poético detrás de todo esto y es inabarcable: poder imaginar, jugar un rato a que la ciudad se convierte en un gran instrumento musical”, afirmó Arias Silva.
Los fragmentos que responden a la partitura de Diz serán acompañados por “tañidos y repiques” de otros campanarios, y ejecutados por los propios campaneros. “Esos no tienen una partitura, pero sí una suerte de instructivo para estar en armonía con los otros”, compartió Emilia.
Si bien descubrió rincones únicos de la ciudad buscando las campanas, ella se queda “con la gente” que conoció en el proceso. “Fui a lugares que nunca hubiese conocido de no ser por las campanas. Me gusta decir que quien recorra la ruta de las campanas habrá encontrado una ciudad. Los seis distritos tienen campanas y detrás de esos campanarios, hay gente maravillosa que los habita”, subrayó, poniendo como ejemplo la comunidad que trabaja con adicciones en el predio de El Buen Pastor.
Después de este primer gran concierto, podrían venir otros, quizás con nuevos campanarios para sumarse al repertorio. “La idea es una participación lo más plural y descentralizada. El desafío es múltiple, desde hacer sonar campanas con muchísimos años a transformar algo inaccesible en accesible. Sobre todo, que eso genere cercanía y permita que las personas se puedan apropiar de estos sonidos que tienen mucho que ver con la historia de la ciudad”, cerró Charles.
Dónde sonarán las campanas
En el Distrito Centro, participarán las campanas de la Municipalidad de Rosario y la Catedral (Buenos Aires y Córdoba), la Basílica San José (San Martín y Cochabamba), la Facultad de Derecho (Dorrego y Córdoba), Santa Rosa de Lima (Mendoza y Corrientes) y Basílica Nuestra Señara de Lourdes (Santiago y Mendoza)
En el Sur, harán lo propio la Parroquia Santísimo Sacramento (Oroño y Saavedra) y la Parroquia Nuestra Señora de la Merced (Av. del Rosario y Costarelli). En el Norte, sonarán los campanarios de la Parroquia Perpetuo Socorro (French y Alberdi) y la Parroquia San Ramón Nonato. En el Noroeste estará el núcleo del concierto con músicos ejecutantes, en la Parroquia San Antonio de Padua (Provincias Unidas y Mendoza). En el Oeste y Sudoeste, así como en todos los demás, habrá acompañamiento de repiques. En todos lados, desde lo alto de las torres, la música de las campanas traerá el eco de la historia compartida.